Las dificultades familiares y el estrés vividos en la infancia acelerarían el envejecimiento en la edad adulta, según un estudio que sugiere un impacto biológico duradero de los traumatismos sufridos durante los primeros años de vida.
Los investigadores midieron la longitud de los telómeros (estructuras del ADN protectoras de los cromosomas, cuyo estrechamiento al envejecer está vinculado a la madurez celular y las enfermedades) y los compararon entre 4.598 hombres y mujeres de más de 50 años en EE. UU.
Para el periodo previo a los 18 años, como situaciones estresantes se consideraron las dificultades financieras en el hogar, el hecho de que la familia fuera desahuciada, que el padre perdiera su empleo o que uno de los progenitores fuera alcohólico o se drogara.
En el estudio publicado en las Actas de la Academia Estadounidense de Ciencias, los participantes indicaron si fueron golpeados, maltratados sexualmente o si tuvieron altercados con la Policía en la juventud.
El equipo de investigación, liderado por Eli Puterman, de la Universidad de la Columbia Británica (Canadá), constató que la reducción de los telómeros después de los 50 años aumentaba un 11 por ciento por cada trauma vivido en la infancia.
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