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Salud

'La pandemia mostró que el equilibrio emocional también se rompe'

Una UCI del Hospital Santa Clara, en Bogotá.

Una UCI del Hospital Santa Clara, en Bogotá.

Foto:Mauricio Moreno / EL TIEMPO

Dos de cada cinco trabajadores de la salud han enfrentado síntomas de trastornos como ansiedad.

La pandemia del covid-19 transformó nuestros hábitos y alteró la forma en la que vivimos. Durante casi dos años, en el mundo se ha hablado de las secuelas y de las restricciones tomadas por los gobiernos para mitigar la emergencia sanitaria. Pero pocos, o nadie, hablan de algo que debería importarnos: ¿quiénes cuidan a quienes nos cuidan? ¿Cómo se sienten los que han luchado de cara contra el virus?
La Unidad de Salud y el equipo de Reportajes Multimedia de EL TIEMPO prepararon un trabajo periodístico sobre la salud mental de los trabajadores de la salud durante la pandemia.
El médico psiquiatra Rodrigo Córdoba, investigador y profesor de la Universidad del Rosario, y expresidente de la Asociación Latinoamericana de Psiquiatría y de la Asociación Psiquiátrica de Colombia, explica algunos puntos importantes sobre el tema.

¿Qué tanto se ha afectado la salud mental de los trabajadores de la salud en Colombia?

De manera significativa. Ya cada vez aparecen diferentes estudios que muestran que el tema de la salud mental en los profesionales de la salud ha sido de notable compromiso. Hay estudios del Centro Rosarista de Salud Mental y de la Universidad CES de Medellín y, sin duda, estamos frente a una situación particular y compleja en ese sentido. Sobre los hallazgos, inicialmente, encontramos problemas que incluyen más abuso de alcohol y de sustancias, problemas de sueño, ansiedad. Pero también han aparecido trastornos de ansiedad, depresión mayor, desorden de estrés postraumático e, incluso, trastorno obsesivo compulsivo. Y en un tercer punto: una apatía de todo el proceso que, sin duda, nos muestra que estamos frente a una situación particular en este sentido. 

¿Contra qué es esa apatía?

Esa apatía está relacionada a la pérdida de esperanza y de ese motor que todos tenemos. Hay una desesperanza frente al futuro.

¿A qué se debe el aumento en estos problemas?

Sin duda, hay dos determinantes significativos en la pandemia del covid: uno, la cuarentena y el aislamiento social; el segundo, que puede ser el motor de todo esto, es la incertidumbre, el no saber qué es lo que va a pasar más adelante.

¿Por qué no se habla con claridad de estos temas entre los trabajadores de la salud?

Se alcanza a sentir el impacto de la pandemia sobre la salud mental de los profesionales de la salud, pero se sigue viendo de una manera estigmatizada, aún entre los mismos colegas, que sienten que si nosotros nos formamos en salud, tenemos que aguantar.
Solo deciden consultar cuando hay señales de alarma muy marcadas y en las instituciones no se considera mucho esto. Algunas tienen en cuenta las enfermedades por la severidad de los síntomas y buscaron generar grupos de apoyo e identificar estas manifestaciones, pero eso no necesariamente ha sido suficiente. Aún en las grandes capitales, muchas instituciones, por el aumento tan considerable de la demanda, quizás, se intentó solucionar primero el problema administrativo. Y ni hablar de las zonas más alejadas del país.

¿Hay alguna población más afectada?

En nuestro estudio hemos identificado que el grupo que ha tenido el mayor impacto en su salud mental ha sido el de las enfermeras y el grupo etario los que están entre 35 y 50 años.

Sin duda, aumentó la carga laboral en pandemia, sobre todo en los picos, ¿esto influyó?

Creemos que hay un aumento en las exigencias laborales; hay un aumento de la atención que no tiene momentos de descarga. Las pausas ni los tiempos de descanso están claramente considerados. Hay unas observaciones que valen la pena tener en cuenta, como el aumento de las exigencias laborales y personales. Además, temas como el temor de contagiar a los familiares se convirtió en una carga adicional.

Esto es un problema más estructural…

El problema está ahí. La pandemia lo que hizo fue visibilizarlo porque aumentó la severidad, intensidad y frecuencia.

¿Qué puede ayudar para mitigar estos problemas?

Atreverse a pensar que esto puede pasar. El equilibrio emocional también se rompe. Es difícil y eso ayudó a mostrar la pandemia. Existe todavía el peso de esa dicotomía entre mente y cuerpo, y eso hay que entenderlo de otra forma. También, hay que generar procesos y grupos, grupos de apoyo. Parece un poco particular, pero el tener el café o la reunión del grupo es algo altamente favorable.
Sigue existiendo una visión estigmatizada frente a los procesos de salud mental y en ese sentido el reto es visibilizar el asunto, que cada profesional se concientice que no es de plomo, sino que puede tener flaquezas emocionales como todos los seres humanos, que el cuerpo y la mente son unidad. Dentro del marco institucional, pensar que es un problema que debe ser abordado de diferentes perspectivas.

¿Cómo está la salud mental de los jóvenes profesionales de la salud? La pandemia también significó un gran reto para ellos...

Muchos pensarían que son solo los mayores afectados, pero estamos viendo que la salud mental de los jóvenes profesionales es de la que más se ha visto comprometida y afectada, y con lo que le decía, con una serie de cuadros clínicos; los más comúnes: depresión y ansiedad, pero empezamos a ver otros desórdenes.

¿Han aumentado los casos de suicidio?

Hemos visto el estudio del Dane que asegura que aumentaron en un 11 por ciento los casos de suicidio y esto nos obliga a pensar que se debería abordar de una manera especial y distinta este tema en población general, pero los profesionales de la salud no podemos pensar que eso solo pasa en los otros y no entre nosotros. Los intentos y los suicidios consumados en los profesionales de la salud han aumentado.

¿Cuál es el tratamiento?

Los tratamientos son necesarios, inclusive los que comienzan desde la catarsis misma. La posibilidad de hablar las cosas, del sufrimiento, es una tarea valiosa, pero en algunas ocasiones no son suficientes. Hay que buscar ayuda con profesionales en esta materia. 
En la sociedad, y en el gremio, se debería disminuir el estigma. Se cree que como somos profesionales de la salud, estamos vacunados contra estos problemas de salud mental, y no es así.
DAVID ALEJANDRO LÓPEZ BERMÚDEZ*
Periodista de Reportajes Multimedia
En redes: @lopez03david

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