Pantalones muy ajustados, especialmente en la bota, y medias blancas: esa es la ropa que viste el tenista Juan ‘Pico’ Mónaco en el más reciente comercial de una firma de depilación láser. Aunque en el final del corto se pone la camisa, de lo que se trata es de mostrar sus trabajados y depilados abdominales, mientras juega con una raqueta que hace las veces de guitarra.
Pico ha reemplazado como modelo masculino de la firma de depilación al futbolista Fabián Cubero, con quien comparte el hecho de tener un cuerpo moldeado por la práctica del deporte, pero también perfectamente enrolado en una estética masculina que se ha dado en llamar ‘espornosexual’.
Este concepto, en inglés, ‘spornsexual’, nace de la sumatoria de dos palabras: ‘sport y porn’, y es un término acuñado por el periodista británico Mark Simpson, el mismo que creó el término metrosexual.
De hecho, los ‘espornosexuales’ serían una segunda generación de metrosexuales, en los que la mayor preocupación por la apariencia no está centrada en la ropa sino en sus propios cuerpos, para lo que es necesario invertir horas en el gimnasio, buscando moldear pectorales, abdominales y cuádriceps; pero también en peluquerías y barberías. Cristiano Ronaldo es uno de los grandes íconos de esta corriente.
El modelo de masculinidad que proyectan estas celebridades funciona hoy como una aspiración para el varón promedio. Basta como ejemplo la campaña de Invictus Intense, de Paco Rabanne, protagonizada por el atlético Nick Youngquest, jugador de ‘rugby’ y modelo profesional. “Los atletas siempre han sido grandes influenciadores de tendencias y más ahora, cuando el deporte y la salud están en el centro de la vida de los consumidores más activos en cuanto a moda”, sostiene Carolina Good-acre, gerente sénior de Comunicación de Reebok.
“El deporte se ha convertido en una gran fuente de inspiración para el mundo de la moda”, coincide Claudio Zafarani, director creativo de Garçon García, tiendas argentinas de ropa y accesorios masculinos.
“Esto también se ve en los hábitos y en la apariencia de los hombres. Hoy, ser deportista y verse sano está de moda y es sin duda un valor de época”, agrega Zafarani, que reafirma el valor que poseen los deportistas para el mundo de la moda: “Generalmente suelen tener buen cuerpo, un ‘look’ cuidado, una agenda cargada de eventos sociales y unas RR. SS. (redes sociales) seguidas por miles de hombres y mujeres, una mezcla ideal para mostrar como embajadores y a través de sus vidas el ‘lifestyle’ que la marca propone”. De la mano de este nuevo modelo de estética masculina, el vestuario del varón admite hoy prendas difíciles de imaginar hace tan solo unos años: pantalones y camisetas superajustados, los primeros con telas cada vez más finas, las segundas con grandes escotes.
La ropa deportiva masculina, incluso, ha abandonado esas prendas sueltas, optando por otras más ceñidas al cuerpo: “La ropa de running, por ejemplo, se volvió más entallada, utilizando texturas diferentes para hacerla más atractiva, contraíble –describe Goodacre–. Los pantalones son más ajustados hacia la bota; las camisetas se vuelven más suaves, entalladas en la parte media y textura que colabora con verse más al cuerpo. Entendemos que el hombre busca marcar más el cuerpo con el ejercicio, se cuida más de sacar hidratos e incorporar proteínas y fibra, y el calce y diseño de la indumentaria deben acompañar eso”. Sin mostrar, la idea es por lo menos sugerir bastante explícitamente lo que se encuentra debajo de la ropa. Músculos, principalmente, pero también tatuajes –muchos de ellos de grandes dimensiones y complejos diseños–, que han sido incorporados a la aspiración de imagen masculina ‘espornosexual’.
“Todo va encaminado a mostrar una hipermasculinidad cercana a la de los superhéroes de los cómics –opinó el estilista Oscar Guimarey en una nota sobre ‘espornosexuales’ publicada en el diario El País de España–. De ahí los pantalones ceñidos como mallas de ballet, las remeras empotradas en los bíceps y los escotes superlativos que dejan poco a la imaginación. Todo muy lógico si piensas en las horas que invierten en sus gimnasios”.
“La paradoja reside –continúa Guimarey– en que para conseguir su objetivo buscan sus referencias en estéticas que ellos mismos seguramente consideraban marcadamente gais. Tampoco esto es nada nuevo, y ya sucedió con los cosméticos y muchos otros elementos, ahora plenamente asentados en el guardarropa masculino”.
Todo va encaminado, en lo que a imagen externa se refiere, a mostrar una masculinidad extrema, como de superhéroe
de cómic
El término fue acuñado a inicios de los 90 por el periodista Mark Simpson, quien observó que los hombres destapaban su vanidad usando aretes, cosméticos y productos para cuidar el cuerpo. Su ícono: David Beckham.
2. FofisanosLas fotos de Leonardo DiCaprio y otros famosos presumiendo de sus barrigas junto a mujeres con cuerpos ‘10’ ayudaron a convertir en tendencia este estilo. El término lo acuñó en redes Mackenzie Pearson, un universitario.
3. ‘Muppies’Una mezcla de ‘millennials’ y yuppies. Se los define como jóvenes de entre 25 y 35 años, amantes de la tecnología, que no tienen un trabajo estable y con un interés marcado por la salud, el medioambiente y la naturaleza.
4. ‘Hipsters’Son amantes de todo lo ‘vintage’ y lo retro, pero a la vez supertecnológicos. El 'look' los delata: gafas modernas, algo de barba y aspecto casi descuidado, que en realidad es muy pensado en cada detalle.
5. ‘Lumbersexuales’Es el macho alfa y transmite la imagen de un hombre rústico, con barba y aspecto de leñador: el opuesto al metrosexual. Es el hombre que no se preocupa por el cuidado de su piel, no le rinde culto al gimnasio y tampoco le interesa el lujo.
SEBASTIÁN A. RÍOS
LA NACIÓN (Argentina) - GDA@LANACION
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