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‘El sistema de salud debe aprender a decir no’
Infecciones intrahospitalarias

Los problemas de diseño se refieren básicamente al establecimiento de dos subsistemas (contributivo y subsidiado).

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Juan B. Diaz Narvaez

‘El sistema de salud debe aprender a decir no’

El experto Jaime González reconoce el origen multicausal de la crisis del sector.

Jaime González Montaño, administrador, experto en finanzas y conocedor del sistema de salud, reconoce que la crisis financiera de este sector tiene origen multicausal, lo que exige un abordaje integral y urgente, por el impacto que tiene en el bienestar de la población.

Como presidente ejecutivo de Coosalud, una EPS del régimen subsidiado que en la actualidad tiene más de 2 millones de afiliados y en 209 municipios, González manifiesta que este bate económico se puede remontar con una serie de medidas que son factibles y que empiezan por no buscar culpables, ordenar gastos y echar mano de nuevas fuentes .


¿Cómo ve la situación financiera del sector?

Complicada. El ministro Juan Pablo Uribe, dijo a este diario que el sector arrastra un déficit cercano a los 10 billones. Y un déficit presupuestal corriente de 800 mil millones. El panorama no es muy alentador, no obstante, el propio Ministro también dijo que el gobierno está realizando acciones conducentes, no solo para reducir el déficit, sino para corregir las causas que generaron tal situación.


Desde las EPS del régimen subsidiado, ¿cuáles son las causas de esta situación?

Hay unas causas estructurales, unas de diseño y otras operacionales. Las estructurales provienen de los supuestos macroeconómicos que se proyectaron para el financiamiento de la Ley 100: aumento de la productividad, con crecimientos sostenido del producto del 4 por ciento anual que generarían una mayor recaudación de impuestos. De otro lado, este crecimiento de la actividad industrial sería gran generador de empleo y, por tanto, habría más personas cotizando al sistema de salud.

La realidad fue que la liberalización de los mercados produjo una ralentización de la industria, el empleo no creció y hubo más personas subsidiadas que cotizantes. Esto generó desequilibrios financieros al sistema por el lado de los impuestos generales (SGP) y de las cotizaciones que son las mayores fuentes de financiación del régimen subsidiado.

El sector arrastra un déficit cercano a los 10 billones. Y un déficit presupuestal corriente de 800 mil millones. El panorama no es muy alentador

Los problemas de diseño se refieren básicamente al establecimiento de dos subsistemas (contributivo y subsidiado). Un régimen subsidiado de salud, menor en cobertura de servicios y con una prima deficitaria chocó con la realidad epidemiológica de la población que la llevó a demandar servicios por fuera del plan de beneficios establecido.

Los problemas operativos se generaron debido a que el sistema de salud subsidiado se estructuró como un modelo de flujo de recursos centralizados, dentro de un esquema político descentralizado. Esta complejidad de la economía política produjo cuellos de botellas en la cadena de los flujos y el trancón ha sido tan grande que todavía algunos recursos no han llegado a los destinatarios finales.

Falta de recursos, problemas en el flujo, judicialización de la atención en salud, inducción indebida de servicios y apropiación indebida de los recursos, son las grandes causas de la crisis.

Jaime González Montaño

Jaime González Montaño, presidente ejecutivo de Coosalud, EPS del régimen subsidiado.

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ARCHIVO PARTICULAR

El gobierno dice que el déficit del sector supera los 10 billones de pesos, ¿cuánto es de ustedes?

Algunas estimaciones ponen el déficit del régimen subsidiado en 3,5 billones. El déficit del sector es un gran lío y afecta a todos.

Normalmente, cuando hay problemas, se buscan culpables. Pero esta es la forma menos inteligente para salir de ellos. Primero se buscan soluciones y luego se hace pagar a los culpables.


Pero también dice que no hay más dinero...

De hecho es así, por eso las soluciones deben ser creativas. El gobierno ha venido buscando nuevas fuentes de recursos para cerrar la operación del 2018, y también está buscando una solución de fondo que le ponga punto final al déficit. Pero hoy no existe el espacio fiscal que permita al gobierno la consecución de los recursos suficientes para acabar con la crisis.


¿Es posible mejorar en este momento?

Se puede mejorar con la inyección de estímulos fiscales al sector y con una gran dosis de flexibilidad cuantitativa en la política monetaria.

Las afectaciones a la salud producidas por el tabaco, los licores, las bebidas azucaradas y el diesel deber ser reparadas por contribuciones fiscales de estos productos. Serían parte de la receta para la financiación de la salud hacia el futuro.

De otro lado, para reparar el déficit se requieren nuevos recursos que aumenten el multiplicador monetario y lleguen a toda la cadena de valor del sistema de salud.

Aquí la Administradora de Recursos de la Salud (Adres) puede ser un actor de primer orden, diseñando los instrumentos o un “programa de alivio de activos problemáticos”. Así la Adres sería una centrifuga de riesgo para todo el sector salud.

Con esto se podría empezar a poner en marcha la ley de punto final. De igual forma, en épocas de Gran Recesión, se tiene que llegar a la gran moderación: en salud estamos gastando más de lo que tenemos y el sistema judicial tiene colapsada las finanzas del sector recargándole servicios e insumos que no son propiamente para mejorar la salud de la población. Pero también es cierto que las EPS deben empezar a trabajar en modelo preventivos y predictivos porque tenemos que garantizar a las personas el derecho a no estar enfermos.

En salud estamos gastando más de lo que tenemos y el sistema judicial tiene colapsada las finanzas del sector

¿Qué propone usted?

Creo que es inaplazable e imprescindible hacer una asignación más eficiente de los recursos de la salud. Debe haber una estrategia conjunta de protección social donde los recursos para la primaria infancia y la alimentación escolar; los recursos destinados al adulto mayor, los recursos de la bolsa de familias en acción y los planes de intervención colectiva de los entes territoriales estén armonizados con las políticas de promoción y prevención y el cuidado de la salud.

Hoy tenemos un sistema de protección social fragmentado con recursos escasos y dispersos. Así mismo, todos los sistemas de salud deben tener la capacidad de decir ‘No’. Esta decisión, que no debe reñir con la autonomía médica, sino que es necesaria cuando los tratamientos se encuentran en “la parte plana de la curva” de la costo-efectividad.

CARLOS FRANCISCO FERNÁNDEZ

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