Al imaginar una clase de yoga, generalmente se piensa en grupos de personas ejercitando posturas corporales poco convencionales sobre una colchoneta. Sin embargo, hay otras formas de obtener los beneficios espirituales y meditativos que ofrece este método utilizando únicamente la mente. De eso se trata el raja yoga o ‘yoga mental’.
Meditar es una herramienta que ayuda a conectarse con uno mismo o con los demás, a calmarse o activarse. No hay un tipo de meditación mejor que otra. Jorge Fuentes, psicólogo y director del centro PranaVida, explica que el universo del yoga es diverso y existen varias formas de práctica que son solo mentales o espirituales, las que incorporan la meditación desde una mirada vinculada con la tradición budista e hinduista. El raja yoga, si bien abarca tanto el cuerpo como la mente, pone el énfasis en el desarrollo mental y espiritual.
Hay pocos maestros de raja yoga en Latinoamérica, por lo que se sabe poco de esta práctica. Recientemente, la Editorial Zig-Zag lanzó ‘Raja yoga’, una traducción de las enseñanzas del pensador, místico y religioso indio Swami Vivekananda. El primero y más famoso de los líderes espirituales indios, nacidos luego del siglo XIX, se dedicó a expandir por Occidente esta forma de yoga que se focaliza en el trabajo interior a través de este método milenario.
En Colombia, en cambio, esta práctica sí está más extendida. Aquí, la organización Brahma Kumaris, presente en el país desde hace 39 años, imparte cursos de raja yoga en sus sedes de Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla; Tunja y Chiquinquirá, en Boyacá. La organización hace parte de una red espiritual sin ánimo de lucro con 8.500 sedes en el mundo. Además, cuenta con la llamada Universidad Espiritual Mundial, que tiene estatus consultivo en Unicef y en el Consejo Económico y Social de la ONU, afirma Clara Inés Castro, una de las coordinadoras de Brahma Kumaris en Bogotá. Según dice, solo es necesario ser mayor de edad y estar dispuesto a llevar a cabo este trabajo, básicamente individual”.
Desde Buenos Aires, el ‘swami’ Purnabodhananda, vicepresidente de Ramakrishna Ashrama, hogar espiritual que fundó Vivekananda en la capital argentina, aclara: “Lo importante es entender que lo esencial del yoga es que busca mejorar la vida”. El raja yoga, en particular, busca crear una forma de vida. Propone que mediante la meditación consciente y controlada se puede alcanzar la purificación del subconsciente, la intensificación de la conciencia y, con ambos, la armonía. Según sus enseñanzas, tanto el cuerpo como la mente deben entenderse como meros instrumentos susceptibles de ser controlados. Cuando los deseos de la mente y el cuerpo dominan el pensamiento, se rompe la armonía natural y nace el sufrimiento para el ser humano. Por eso, tiene como objetivo trabajar las cualidades de la confianza y una mayor conciencia a partir de la meditación yóguica.
La disciplina se basa en la idea de que el universo está creado únicamente por un mundo mental. Cuando la energía que genera el pensamiento de cada persona se logra calmar, se alcanza un estado absoluto de armonía personal. La idea es generar un proceso espiritual de autoconocimiento a través del poder de la meditación, la que debe ser guiada por un maestro o a través de documentos. Gracias al control de la concentración se logra la triple finalidad mencionada de purificación subconsciente, la intensificación de la conciencia y la armonía.
Según Vivekananda, la felicidad está en alcanzar el control de la energía de los pensamientos, no a través de la satisfacción de los deseos, sino con su anulación. Cuando desaparecen, la mente se vuelve serena y tranquila.
Según Clara Inés Castro, los principales beneficios del raja yoga son el cambio de los pensamientos, la plenitud de los talentos y lograr que las decisiones sean tomadas de una manera más clara y consciente. Al final, se trata “de entender que somos seres totalmente espirituales”, concluye.
Más información en la página brahmakumaris.org.co. Sede principal: Carrera 45A n.º 93-95, Bogotá. Tel. 623 25 37.
MARCELA SAAVEDRA
EL MERCURIO (Chile) - GDA