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Salud

La estafa del dióxido de cloro: conozca sus mentiras y riesgos

Asegúrese siempre de acudir a buenas fuentes de información para evitar los engaños y las fake news sobre la pandemia.

Asegúrese siempre de acudir a buenas fuentes de información para evitar los engaños y las fake news sobre la pandemia.

Foto:iStock

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Famosos como Natalia París lo recomiendan contra el covid-19 y en realidad su consumo es un riesgo.

Ronny Suárez
“El dióxido de cloro elimina cualquier enfermedad que tú puedas tener en el cuerpo. Esta es una medicina secreta que obviamente el sistema no quiere que nadie sepa porque se cae la industria farmacéutica. Lo que hace es oxigenar la sangre y así reconoce cualquier virus o bacteria que exista en el cuerpo y lo empieza a eliminar. Por eso es que acaba el virus o el bicho en dos días y da inmunidad contra él para que no se pueda desarrollar en el cuerpo. No tiene ninguna contraindicación. No es tóxico, como dicen los medios o el sistema oscuro en el cual estamos. Tiene un valor de 90.000 pesos y he vendido más de 400 tarros”.
Esta es la transcripción de una nota de voz de 59 segundos enviada a través de Instagram con la que Samir Namen, quien se dice life coach, terapeuta holístico y angeólogo, promociona el uso del dióxido de cloro como producto milagroso contra el covid-19 y cualquier enfermedad. El mismo dióxido de cloro que, tal como ha establecido la ciencia, no sirve para curar males y, por el contrario, puede ser un riesgo para la salud de quienes lo consumen.
El mismo dióxido de cloro que no cuenta con registro sanitario del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) para su consumo –lo que lo hace fraudulento– y con el que, en aritmética básica, Namen se ha ganado casi 40 millones de pesos vendiéndolo a través de su cuenta de Instagram.
Del dióxido de cloro como fórmula milagrosa contra el covid-19 se comenzó a escuchar hace cerca de un año y tomó fuerza cuando el presidente Donald Trump afirmó que lo estaba tomando a modo de profilaxis contra el virus. Y ahora volvió a saltar a los titulares por cuenta de Natalia París, la modelo que en Instagram aconsejó tomarlo.
La antioqueña subió el fin de semana un video a esa red social en el que se le ve hacer de DJ en una fiesta en un bote en la que ni ella ni sus acompañantes usan tapabocas. Uno de sus seguidores la cuestionó sobre la carencia de esa medida de protección y ella respondió: “Todos tomamos dióxido de cloro. Es el remedio que te salva de vacunarte”.
En otras respuestas que posteó, París insiste en que tomando ese químico “nadie se va a enfermedad de covid-19” y le pide a quien la cuestionó que se lo dé a su familia. La empresaria, de hecho, es la que afirma que Samir Namen es quien vende esta sustancia. 
El Invima, sin embargo, es claro en señalar que el dióxido solo tiene registro sanitario como desinfectante de superficies en el ámbito clínico, pero nunca como medicamento ni mucho menos con indicación para covid-19. Su uso, por lo tanto, se considera fraudulento cuando se comercializa para consumo humano.
La autoridad sanitaria colombiana en mayo pasado ya había emitido una alerta sanitaria advirtiendo los riesgos que implica esta sustancia para la salud de las personas.
La Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) también alerta que el consumo de este producto puede significar efectos adversos como insuficiencia respiratoria; cambios en la actividad eléctrica del corazón; baja presión sanguínea causada por la deshidratación; insuficiencia hepática aguda; recuento bajo de células sanguíneas y vómito y diarrea severa.
En el mismo sentido se han pronunciado la Agencia Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), de Argentina; y el Instituto de Salud Pública (ISP) de Chile. En el pasado, Health Canada, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, la Agencia Francesa para la Seguridad de los Productos de Salud y la Agencia de Normas Alimentarias de Reino Unido han advertido sobre los riesgos de ingerir este producto.

Sin evidencia

El dióxido de cloro es una sustancia que se genera al mezclar clorito de sodio, agua y ácido cítrico, un producto conocido comercialmente como Solución Mineral Milagrosa (MMS).
Andreas Kalcker es conocido por ser uno de los pioneros en la defensa y promoción del dióxido de cloro como tratamiento médico para el cáncer, el autismo, la malaria y otros padecimientos a nivel mundial. En su página web dice que “en solución acuosa a dosis bajas promete ser una solución ideal, rápida y efectiva para la eliminación de este virus”. Sin embargo, ha sido objeto de varias investigaciones y denuncias por hacer publicidad engañosa de este producto en diferentes países de Europa.
Según la FDA, el dióxido de cloro es un agente efectivo para prevenir el esparcimiento del coronavirus, pero solo en superficies, o en agua. Inyectar, respirar o ingerir soluciones con este producto químico puede causar efectos adversos a la salud.
La Asociación Colombiana de Farmacovigilancia (ACFV), la Asociación de Toxicología Clínica Colombiana (ATCC), el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) y la Asociación Colombiana de Químicos Farmacéuticos Hospitalarios (ACQFH) ya declararon que “el consumo o inyección de productos químicos, como desinfectantes y productos de aseo y limpieza, genera graves daños a la salud e incluso pueden causar la muerte” y que “ninguna de estas sustancias químicas ha sido diseñada o es apta para el consumo humano”.
En ese sentido, coincidieron en que “nunca deben utilizarse estos productos de manera diferente a la indicada en la etiqueta y tampoco deben mezclarse entre sí, debido a que pueden generar reacciones peligrosas causando graves daños a la salud”.
Carlos Antonio Rius Alonso, académico de la Facultad de Química de la Unam, explicó que desde su descubrimiento en 1811, el dióxido de cloro ha sido estudiado por la ciencia, y en diversas ocasiones se ha comprobado que es un compuesto químico muy tóxico para los organismos vivos. La estructura química de este compuesto se determinó en 1933 y se descubrió que posee un radical libre estable, “esto significa que es una sustancia extraordinariamente reactiva”, añadió el profesor universitario.
El toxicólogo colombiano Ubier Gómez explica que no se recomienda utilizar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral (intravenosa, intraarterial, intramuscular y subcutánea) en pacientes con sospecha o diagnóstico de covid-19, ni en ningún otro caso, “porque no hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos”.
“El dióxido de cloro, un gas utilizado como blanqueador en plantas de tratamiento de agua y fábricas de papel, y el hipoclorito de sodio, un desinfectante comercializado como blanqueador doméstico, podrían ser tóxicos si se ingieren y pueden causar una variedad de efectos adversos”, agrega.
Gómez expone que en lo que se refiere específicamente al dióxido de cloro, o MMS, no he encontrado alguna publicación con estudios bien diseñados respecto a su potencial terapéutico. “Hay algunos documentos en el que se describen casos de cura de diferentes patologías, pero de validez científica cuestionable, por tratarse de una serie de casos descriptivos, ausencia de una adecuada técnica diagnóstica y en ocasiones, soportando la patología solo con base en sintomatología”, sustenta.
En una editorial publicada en la Revista de la Sociedad Química del Perú, Mario Ceroni Galloso expone que una revisión crítica en las publicaciones relacionadas con el dióxido de cloro indica que muchos son estudios químicos, biológicos y toxicológicos; y la mayoría son estudios preclínicos.
"Como se sabe, para que una sustancia sea aprobada con fines medicinales se debe cumplir con los estudios clínicos de las fases I, II y III, tras lo cual se derivan a instituciones como la FDA, que tras exhaustiva revisión la aprueban o desaprueban. A la fecha no existe ningún documento que acredite que haya pasado estas fases el dióxido de cloro. En vista de ello, y de los peligros de intoxicación que ocasiona este compuesto, ningún organismo de salud ha aprobado el uso del dióxido de cloro con fines médicos; es más, vetan su uso y alertan a la población de los problemas de salud causados por este compuesto", asevera.

“Vendedores de ilusiones”

Julio César Aldana, director del Invima, afirma que el dióxido de cloro hasta tanto demuestre bases científicas contundentes no puede ser recomendado para ninguna patología y su uso por fuera de los registros sanitarios aprobados se considera como fraudulento.
César Burgos, expresidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, es más contundente y manifiesta su rechazo contra los “neoculebreros” que “comercializan con las ilusiones y se aprovechan de la ansiedad e incertidumbre ligada a la demora de las soluciones probadas como las vacunas”.
El infectólogo Carlos Eduardo Pérez, a su vez, coincide en que este tipo de personas y negocios se aprovechan de la ingenuidad y de la necesidad de una respuesta simple a un problema complejo. “Simplificar en teorías conspirativas seduce, engaña y vende. Por ejemplo, la dexametasona que sí está validada en estudios científicos y que sí sirve en pacientes graves cuesta una fracción de lo que vale esta pócima milagrosa. En una pandemia muchos lloran y otros venden pañuelos y ahora ilusiones. Si no hay castigo y control social seguirá impune lo que debería ser un delito”, remata.
Por su parte, Carlos Álvarez, también infectólogo, expresa: “Todos queremos una bala mágica; es decir, un tratamiento efectivo, barato y fácil de conseguir. Desafortunadamente no lo tenemos y mensajes como el uso de dióxido de cloro y otros sin evidencia científica ponen en riesgo la salud de las personas”.

Posibles sanciones y otros riesgos

Álvarez también insiste en que el peligro de este tipo de productos es que la gente que los consume adquiere una falsa sensación de seguridad que los aleja de las medidas que sí funcionan contra el nuevo coronavirus. En el bote en el que estaba Natalia París nadie usaba tapabocas ni había distancia física, por ejemplo.
Pero el riesgo va más allá. En la promoción del dióxido de cloro que hizo por Instagram, el angeólogo Samir Namen adjuntó pantallazos de supuestos clientes que afirman que dejaron tratamientos contra otras enfermedades crónicas por usar este químico que no tiene evidencia científica y es muy peligroso.
El Invima indica que si bien su autoridad es meramente sanitaria, sí puede informar de posibles infracciones y delitos a entidades con otras competencias como la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) para que investigue y dicte sanciones.
Vale recordar que el año pasado la SIC formuló pliego de cargos contra Elizabeth Loaiza por posible publicidad engañosa. La modelo habría hecho publicidad engañosa a través de redes sociales al ofrecer pruebas rápidas para detección del covid-19 que no tenían aprobación de la autoridad sanitaria.
UNIDAD DE SALUD
Ronny Suárez
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