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Salud

Depresión en adultos mayores: cómo reconocerla y prevenirla

Personas mayores

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Foto:iStock

Un tema del que poco se habla es cómo la salud mental impacta a los mayores de 60 años.

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La salud mental es un tema que toma cada vez más relevancia. Si bien la pandemia fue un impulsor para que se hable más de depresión, ansiedad y trastornos de la conducta, aún falta mucho por abordar. En particular lo referente a las personas mayores de sesenta años.
Tan solo el año pasado, un estudio de la Universidad CES realizado con 2.506 personas mayores de 60 de Bucaramanga, Medellín, Popayán, Santa Marta y Pereira encontró que 44,2 por ciento de los adultos mayores tienen riesgo de conducta suicida. 
En ese sentido, esta problemática llama no solo a tomar acciones rápidas y efectivas desde el punto de vista de la salud pública, sino también a reconocerla cuando se presenta y a aprender a evitarla o bien tratarla cuando sea necesario.  
Según explica Érika Mena, psicóloga de los Centros Médicos Colmédica, una de las enfermedades más comunes que afectan la salud mental es la depresión. Esta es un trastorno lo suficientemente intenso como para afectar las áreas de ajuste e interferir en el funcionamiento normal de la persona. De acuerdo con la doctora Mena, “es un sentimiento de tristeza o una disminución del interés o del placer en las actividades cotidianas”. 
De hecho, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que afecta a un 3,8 por ciento de la población, incluidos un 5 por ciento de los adultos y un 5,7 por ciento de los adultos de más de 60 años. 
Además, es una afección que puede generar culpa o falta de autoestima, dificultad en hábitos de sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. Señales que llevan a calificar la depresión como una psicopatología en la cual una persona empieza a manifestar síntomas de tristeza, desidia o desesperanza. 
Junto con los niños, los adultos mayores son considerados población de riesgo.

Junto con los niños, los adultos mayores son considerados población de riesgo.

Foto:iStock

Tipos más comunes de depresión

De acuerdo con la experta, para saber la forma de tratar la depresión es importante conocer qué tipo de trastorno depresivo presenta el paciente; estos incluyen, por ejemplo, el trastorno depresivo mayor, conocido también como la depresión unipolar, que lleva a la persona a experimentar sentimientos de tristeza, sufrimiento emocional, pérdida, ira o frustración que interfieren con la vida diaria. Según la OMS, afecta a un 7 por ciento de la población de personas mayores en general. 
Otro tipo es la distimia, conocida también como el trastorno depresivo persistente. Se trata de un trastorno continuo y crónico, pero más leve que la depresión mayor. Aquellos adultos mayores de 60 años que la padecen pierden interés por las actividades cotidianas, manifiestan desesperanza, pesimismo y una baja autoestima. 
También está el trastorno bipolar, un tipo de depresión caracterizado por evidenciar cambios extremos en el ánimo de quien la padece, van desde trastornos de depresión hasta episodios maníacos. De esta manera, el paciente sufre episodios bajos (depresión) con altos (manía), lo que provoca hiperactividad, irritabilidad e insomnio. 
Y, finalmente, otro tipo de depresión que existe es la ciclotimia, definida como un estado mental que produce altibajos emocionales, pero no tan acentuados como en el caso del trastorno bipolar. Es la forma de depresión más leve y suele ser confundido en diferentes casos con los cambios normales que se presentan en el estado de ánimo. 

Síntomas y causas de la depresión

ancianos - adultos mayores - vejez - mano

ancianos - adultos mayores - vejez - mano

Foto:iStock

De acuerdo con Mena, existe una diversidad de signos y síntomas que pueden identificar una depresión. Entre ellos están: sentimientos de desesperanza; menos socialización y aislamiento social; un carácter irritable, sentirse poco útil; pensamientos suicidas de forma recurrente; e incluso indiferencia ante situaciones que habitualmente disfrutaba o le afectaban. 
Cuando se empiezan a evidenciar esta serie de signos, es importante solicitar el apoyo de un profesional de la salud con el fin de evaluar los criterios diagnósticos y determinar si se trata de una depresión, señala la experta. 
Además, según Mena, algunos de los factores que pueden ser generadores de depresión en el adulto mayor son: la pérdida de su vitalidad; los cambios en su ritmo de vida; las pérdidas de seres queridos que hacían parte de su entorno y que eran significativas; el alejamiento con respecto a personas de su edad o pareja sentimental; la separación de la familia e hijos y pérdidas laborales; la disminución de sus ingresos económicos, entre otros. 

Cómo enfrentar la depresión

En opinión de Mena, es esencial en primera instancia determinar un diagnóstico temprano para promover el tratamiento oportuno e integral. Un evento que requiere una atención clínica, psicológica y social, orientada bajo las condiciones y necesidades particulares que tiene el paciente. 

El profesional deberá tener en cuenta para la elección del tratamiento sus experiencias previas, la duración del suceso, las características de los síntomas y los episodios depresivos previos

“El profesional deberá tener en cuenta para la elección del tratamiento sus experiencias previas, la duración del suceso, las características de los síntomas y los episodios depresivos previos”, resalta la psicóloga. 
Y recomienda algunas estrategias para su manejo, tales como: cambios en sus rutinas habituales; mejorar sus relaciones con otras personas; hacer ejercicio con una rutina constante, al menos tres veces por semana; mantener un hábito adecuado del sueño; establecer actividades como el arte, la música, la culinaria, y tener una alimentación saludable. 
En cuanto al acompañamiento que realizan las personas cuidadoras y familiares, es importante estar en sintonía con una serie de recomendaciones para hacerlo apropiadamente. Algunas de estas son: escuchar sus miedos; por ningún motivo minimizar sus sentimientos; animarle a salir a caminar o realizar alguna actividad física; integrarle en actividades familiares de su agrado y con personas de su edad y generar actividades que traigan buenos recuerdos a la mente: escuchar su música favorita, hablar sobre sus anécdotas de vida, etc. 
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