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Salud

Colombia y el grave riesgo de mordeduras de serpiente, según estudio

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Foto:123RF

Es el país de mayor riesgo de accidente ofídico en la región, según investigación en 'The Lancet'.

Ronny Suárez
En el 2017 se reportaron, aproximadamente, 5.000 casos de mordeduras de serpiente a humanos en Colombia; accidentes ofídicos, como suelen denominarlos los expertos. Treinta de ellos terminaron en desenlaces fatales para las víctimas, según confirmó el Instituto Nacional de Salud, que apunta que fue un año relativamente estable en cuanto a estos episodios.
La cifra, sin embargo, es muy alta cuando se le compara con las de otros países. Y es que de acuerdo con una investigación publicada en julio pasado en la prestigiosa revista 'The Lancet', Colombia es el lugar del continente americano con mayor riesgo de mordeduras de serpiente y las estadísticas lo ponen en el mismo nivel con la cuenca del Congo y el sudeste asiático, por ejemplo.
Para llegar a esa conclusión, los investigadores –varios de la Universidad de Oxford (Reino Unido)– procesaron información de listas de especies de serpientes, número de ataques registrados, disponibilidad de antivenenos, accesibilidad a los centros urbanos y un índice de acceso y calidad de la salud.
En total, contaron alrededor de 92 millones de personas en el mundo que viven en zonas geográficas vulnerables a al menos una de las 278 especies que tuvo en cuenta el estudio. Lo grave, anotaron, es que 119 de esas especies no cuentan con un antiveneno.
En Colombia, el estudio dice que son siete las especies para las que no existe una terapia efectiva y más de 6 millones de personas las que viven en zonas de su influencia con un tiempo de viaje de más de 3 horas hasta centros urbanos donde les puedan prestar atención.
El envenenamiento por mordedura de serpiente –pone en evidencia la investigación– es responsable de entre 81.000 y 138.000 muertes anuales en el planeta y de entre 421.000 y 1, 2 millones de envenenamientos.
Esos números son relativos porque, tal y como explica el estudio, las consecuencias siguen estando mal caracterizadas debido a la falta de informes, pues las mordeduras de serpiente rara vez se pueden notificar y las estimaciones normalmente se derivan de registros hospitalarios extrapolados y encuestas comunitarias. “La mordedura de serpiente afecta principalmente a las comunidades rurales pobres donde el nivel socioeconómico y las prácticas agrícolas y de otro tipo contribuyen a una mayor interacción serpiente – ser humano. Las mordeduras de serpientes venenosas también pueden infligir una pesada carga al ganado, creando dificultades económicas”, señalan los investigadores.

Otra perspectiva

Para Néstor Mondragón, director de producción de insumos de interés en salud pública del Instituto Nacional de Salud (INS) –donde se producen los sueros antiofídicos que esta entidad distribuye en el país– los resultados de la investigación deben ser analizados con cuidado.
Aclara, en primer lugar, que al momento en que los autores tomaron la información en la base de datos de antivenenos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no se había incluido el Suero Anticoral Polivalente, producido por el propio INS. “Este antiveneno lo empezamos a utilizar a partir del año pasado y protege por neutralización directa contra cuatro especies y por neutralización cruzada tres especies más”, dice.
Adicionalmente, según Mondragón, el artículo hace énfasis en que para efectos metodológicos se contemplaron todas las especies venenosas como si tuvieran igual importancia. Es decir, que la probabilidad de sufrir un accidente ofídico por cada una de las 278 especies es igual. “Y en realidad para el caso de Colombia y el de la mayoría de países existen siempre unas especies que son las que causan la mayoría de accidentes. Para ponerlo en perspectiva, las especies de serpientes corales son más numerosas que las especies venenosas de víboras. Aquí la mayoría de los accidentes son ocasionados por víboras y solo el 1,4 por ciento son causados por serpientes corales”, agrega.
El toxicólogo Ubier Gómez asegura que las mordeduras de serpientes en Colombia son un problema de salud pública. Sin embargo, indica que el estudio de 'The Lancet' puede estar sesgado “porque en el país tenemos uno de los mejores sistemas de notificación epidemiológica de accidente ofídico, contrario a varios vecinos de la región. Para no ir muy lejos, en Brasil hay muchos más accidentes, pero los sistemas de notificación no captan muchos de la selva”.

Una realidad

Más allá de la controversia metodológica, ambos expertos están de acuerdo con que por sus propias características en Colombia hay mayor riesgo de que ocurran estos accidentes. “Estamos entre los primeros cinco países del mundo en riqueza de herpetofauna. Hay aproximadamente 300 especies de serpientes de las cuales 50 son venenosas (20 especies de víboras y 30 especies de corales). Esto sumado a nuestra diversidad geográfica y a que cada vez compartimos más territorios donde las serpientes habitan”, argumenta Mondragón.
De las venenosas, el Instituto Nacional de Salud afirma que solo el 18 por ciento representa peligro para la salud humana y cinco especies causan la mayoría de los accidentes ofídicos.

Estamos entre los primeros cinco países del mundo en riqueza de herpetofauna. Hay aproximadamente 300 especies de serpientes de las cuales 50 son venenosas

Por tanto, no se puede satanizar a estos animales. Una serpiente muerde en la mayoría de los casos porque se sienten amenazadas por la invasión de su espacio vital o porque son agredidas de manera no intencional (por ejemplo que las pisan) o intencional.
Ubier Gómez indica que hasta el 95 por ciento de accidentes ofídicos en territorio nacional son producidos por la especie 'Bothrops', de la familia de las víboras, comúnmente conocida como jergón, mapanare, mapaná o equis.
En esta se encuentran la Crotalinae y los géneros Bothrops atrox y Bothrops asper (mapaná, Talla X, cuatronarices), Bothrops punctatus (rabo de chucha, mapaná rabiseca) y otras. La mayoría de accidentes se producen en personas entre los 15 y 44 años, afectando principalmente extremidades inferiores. El veneno de las mapaná es una mezcla de más de 50 sustancias entre las que se destacan hemorraginas, miotoxinas, fosfolipasa A2, proteasas, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, entre otras, las cuales tienen efectos miotóxico, hemorrágico, procoagulante, desfibrinizante, nefrotóxico y necrotizante, generando diferentes grados de toxicidad local o sistémica.
No toda mordedura, sin embargo, tiene el mismo nivel de envenenamiento, según explica Gómez. En los casos leves las víctimas presentan dolor local, entumecimiento y hormigueo y un edema mínimo en el sitio de mordedura. En los moderados aparecen, luego de dos horas manifestaciones paralíticas, visión borrosa o doble, incapacidad para mover voluntariamente el globo ocular, imposibilidad de tragar, voz débil y dificultad para caminar. Y en los casos graves, además de todo lo anterior, pérdida del equilibrio, dificultad para la marcha y una debilidad de músculos respiratorios que puede evolucionar a parálisis del diafragma y paro respiratorio.

Cómo proceder

Los accidentes ofídicos son más frecuentes en regiones rurales cálidas. Entre el 2012 y el 2016, Antioquia fue el departamento donde más casos se presentaron, con más de 4.000, según la Dirección de Vigilancia y Análisis del Riesgo en Salud Pública. En general, dice el INS, cerca del 1 por ciento son mortales y entre el 6 y el 10 por ciento dejan secuelas, casi siempre por atención tardía o inadecuada.
Una mordedura de este tipo tiene una alta carga de accidentalidad. En épocas de invierno, según ilustra Gómez, se disparan los casos porque se inundan las zonas bajas del campo y las serpientes migran a las zonas altas, donde están las casas. Y si no hay una buena disposición de basuras el riesgo es mayor por la presencia de ratas, que son alimento para las serpientes.
En todos los casos, indica el toxicólogo, todos los pacientes deben ser remitidos al hospital o centro de salud más cercano.
“Luego de seis horas del accidente, sino ha recibido la dosis adecuada de antiveneno, el paciente se complica con problemas infecciosos, sangrado anemizante y amputaciones”, añade.
El único tratamiento recomendado por la Organización Mundial para la Salud (OMS) para estos accidentes es el suero antiofídico, un medicamento esencial que se utiliza específicamente para tratar los envenenamientos por serpientes. Para las víboras se usa el Suero Antiofídico Polivalente (SAP) y para el envenenamiento provocado por corales verdaderas el Antiveneno Anticoral Polivalente (AAP).
El Instituto Nacional de Salud sostiene que cuenta con un registro estratégico de ambos, de tal manera que las IPS del país puedan comprarlos y garantizar que todo paciente que haya sufrido envenenamiento por serpientes sea atendido de manera oportuna con el insumo que le salvará la vida.
Es importante recordar que las IPS que cuenten con servicios de urgencias deben garantizar la disponibilidad de estos medicamentos, en especial en zonas que están ubicadas donde se ha identificado mayor prevalencia de este tipo de accidentes. En casos leves se requiere neutralizar 100 mg de veneno, en moderados 200 y en graves 300.

Qué hacer y qué no hacer

  • Alejarse del animal.
  • Mantener la calma y la quietud.
  • Pedir ayuda.
  • Procurar la salida de sangre del sitio de la mordida (sin hacer cortaduras).
  • Lavar la herida con jabón y desinfectar.
  • Tener en cuenta hora del accidente.
  • Identificar el animal (coral, víbora o no venenosa).
  • Desplazarse lo más rápido a un hospital.
  • Exigir suero antiofídico ante diagnóstico de envenenamiento.
  • No correr.
  • No ingerir alcohol.
  • No cortar la piel.
  • No chupar el sitio de la mordida.
  • No hacer torniquete.
  • No curandería.
  • No automedicarse.
RONNY SUÁREZ
EL TIEMPO
En Twitter: @ronnysuarez_
Ronny Suárez
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