Aunque en la pandemia de covid-19 solo se habla de salud, hay muchas enfermedades y condiciones que pueden pasar desapercibidas y a las cuales se les debe prestar gran atención, ya que un descuido podría ocasionar una visita a la sala de urgencias de una institución de salud.
El cuidado de los pies no se escapa de esta situación, y mucho más ahora, cuando se acaba el aislamiento obligatorio y se inicia el aislamiento selectivo.
Para empezar, hay que decir que los pies son parte esencial del aparato locomotor del ser humano, “pues nos sostienen durante toda la vida, y muchas veces no les prestamos la atención que merecen”, según explica la médica podóloga Yamile Jubiz.
La experta afirma que el pie es una de las partes del cuerpo a las que menos atención se les presta y, por el contrario, a veces se maltrata. “Por ejemplo, no nos importa usar un calzado apretado o muy ajustado, así nos aparezcan ampollas o nos deje marcas en la piel, con tal de estar a la moda”, sostiene.
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La experta Jubiz agrega que ahora que se pasa más tiempo en casa se piensa que lo más cómodo es estar descalzo, en medias, pantuflas o chanclas, y esto realmente no es correcto. “El caminar descalzo predispone a contraer alguna infección por gérmenes llevados de la calle a casa; adicionalmente, el pie está más expuesto a traumas por no estar protegido”, afirma.
En ese sentido, la especialista indica que el calzado, además de ser protección para disminuir el impacto cuando ocurre un trauma, ayuda a mantener estables las articulaciones y los puntos de apoyo del pie, especialmente si el tipo de calzado que se usa son zapatos deportivos o tenis.
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“Esto es más importante aún si padecemos de alguna condición como talalgias (dolor en talones), metatarsalgias (dolor plantar en antepié), deformidades de los dedos menores que producen callos o dolor o pie diabético en riesgo, entre otras”, indica.
La experta hizo un listado de lo que debería tener en cuenta toda persona para cuidar correctamente los pies. Comienza por recordar la importancia de una revisión periódica con un especialista, que debe realizarse sentado y con buena luz, después de haber realizado el lavado adecuado de sus pies. Durante ella se buscarán grietas, callos, heridas plantares o interdigitales y zonas de durezas que puedan estar afectando la calidad de vida.
Más allá de eso, se debe seguir un lavado de pies a diario con jabones neutros. Y, en el mismo sentido, debe haber un secado muy exhaustivo, “especialmente en la zona interdigital, con una toalla delgada o toallas de papel”, dice.
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Como es de suponerse, las uñas también entran en este cuidado de los pies. El corte, por ejemplo, debería hacerse después del lavado de los pies; y si son uñas delgadas, lo mejor es usar tijeras romas, mientras que si son uñas gruesas, la recomendación es usar alicates profesionales para esta zona.
Lo que recomienda la doctora Jubiz es que el corte lo haga otra persona. “El corte debe ser horizontal, dejando rectos los bordes de las uñas (no retirarlos), no deben dejarse ni largas ni cortas, aproximadamente 1 milímetro por delante del pulpejo. Luego se deben limar las uñas con lima de cartón para no dejar asperezas”, explica Jubiz.
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En los cuidados también entra la hidratación, aplicando diariamente cremas o lociones humectantes e hidratantes en una capa fina mediante un masaje ligero en planta del pie, dorso y toda la pierna hasta la rodilla.
Las medias deben preferiblemente ser de algodón, hilo o lana, para que absorban el sudor diario, y deben cambiarse diariamente. Y el calzado no debe estar ni demasiado apretado ni suelto; su interior debe ser 1 a 2 centímetros más largo que el propio pie y la anchura interna debe ser igual al ancho del pie en el lugar de las articulaciones de las falanges metatársicas, dice la doctora.
“La altura del zapato debe dejar suficiente espacio para los dedos, y preferiblemente que no tenga costuras internas prominentes. El mejor material es el cuero, tanto por dentro como por fuera; debe ser ligero y flexible en la zona de dedos”, remata.
El cuidado de los pies en esta época incluye varias acciones que deben evitarse porque, así estén llenas de buenas intenciones, al final pueden perjudicar esta zona. Por ejemplo, la doctora Jubiz expone que no se deben utilizar objetos cortantes para retirar callos o tejidos (como hojas de afeitar, tijeras o limas) y evitar las “autocirugías”. Tampoco se deben aplicar remedios caseros o pomadas callicidas (no formuladas por el médico), ya que estas son excesivamente abrasivas, argumenta la especialista.
Se debe evitar tratar por propia cuenta las heridas, fisuras, hongos y demás sin antes consultar a un médico. “Y si la persona sufre de neuropatía por diabetes o problemas de columna, nunca se deben calentar los pies con una fuente de calor directa”, agrega.
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Asimismo están contraindicados cepillos o guantes de crin o piedras pómez o cuchillas para remover durezas; baños prolongados, fricción con la toalla al secarse entre dedos, corte con tijeras puntudas, aplicar crema humectante entre los dedos, comprar plantillas que no sean recomendadas por un médico y desencarnar uñas, pues esto podría lastimar o causar infecciones.
UNIDAD DE SALUD
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