Se trata de un asunto polémico. Para los críticos, es una fría manera de vender la vida. Para sus defensores, una oportunidad, casi milagrosa, de salvar hogares. Hay, incluso, división a la hora de mencionarla. La comunidad científica la define como maternidad subrogada. En cambio, en las calles se conoce escuetamente como “alquiler de vientres”.
La gestación subrogada es una técnica de reproducción asistida en la que una mujer se ofrece a gestar el hijo de otra persona, lo cual es considerado como una oportunidad de mercantilización del cuerpo femenino y cosificación del bebé.
Una opinión bien distinta tiene Aidé Vanegas, quien ya prestó su útero a dos parejas. Esta madre soltera de 4 hijos reconoce que vio en este método una manera de salvar su casa, que estaba a punto de perder ante el banco: “Les pregunté a mis hijos qué les parecía la idea y les conté que se haría por tratamiento; ellos me apoyaron, y lo publiqué en las redes sociales”.
Su caso no es único. Colombia es un mercado económico para los extranjeros y nacionales. Se consiguen úteros desde los 5 millones hasta los 40 millones de pesos, mientras que en otros países el costo del solo vientre alcanza los 100 millones de pesos.
Al final, en el país, más los costos de los intermediarios, una pareja heterosexual termina pagando 100 millones de pesos, cifra que se incrementa a 300 millones si el bebe lo solicitan parejas del mismo sexo.
Alquilar su vientre a homosexuales es algo que no descarta Aidé, quien ya se acerca a los 40 años. “Ellos también tienen derecho a ser padres; y como es algo tan anhelado, estoy segura de que serían buenos padres”, dice.
Aunque asegura que es necesario reglamentar el alquiler de vientres en Colombia, porque quienes prestan su útero se exponen a que la pareja rechace el bebé por alguna enfermedad o malformación.
Es común encontrar en las redes sociales avisos como este: “Mi nombre es Danna, tengo 22 años, soy de Colombia, sana física y mentalmente; estoy interesada en alquilar mi vientre a parejas que no tengan posibilidad de tener hijos, ya sean heterosexuales o parejas del mismo sexo”. “Estoy dando mi vientre en alquiler. Me encuentro en un momento difícil de solventar mis estudios”.
El médico especialista en fertilidad Jorge Ramírez explica que, para iniciar una gestación subrogada, las mujeres deben demostrar que están aptas mental y físicamente, y, en algunos casos, pasar por el polígrafo cuando las parejas lo exigen. Luego se inicia el tratamiento. “Se tienen unos óvulos y unos espermatozoides que la pareja aportan, los fertilizamos y logramos un embrión, que se pone en el útero prestado”, dice.
Luego se firma un contrato. Según cuenta Aidé, incluye un seguro de vida, ropa, alimentación y una mensualidad que oscila entre 1’200.000 pesos y 2’000.000 de pesos.
En su caso, el primer proceso de fertilidad funcionó con una pareja madura que había intentado por muchos años tener hijos. La adopción, para ellos, no era una alternativa. “Cuando llega el momento del parto, me entregan el bebé y al salir de la clínica tengo que decirle adiós”, dice.
El certificado de nacido vivo se entrega en la clínica, como una medida para evitar que los niños no se queden sin registrar. Sin embargo, Aidé se confiesa: “Obvio que no se registra a nombre de quien ha alquilado el vientre, eso es algo que la pareja debe hacer con todo tipo de maromas”.
Es aquí donde empieza a operar toda una red para falsificar documentos y registrar de manera fraudulenta a los bebés. Ramírez prefiere llamarlos métodos atípicos, en los que abogados cuentan con la ayuda de notarios que hacen, ‘fast track’, el registro de esos niños. “Hablamos de 100 millones de pesos por entregar ese niño a nombre de los nuevos padres”, dice.
La Superintendencia de Notariado y Registro señala que no conoce un caso así, pero que está dispuesta a investigar.
Colombia se ha convertido en un destino ideal para parejas procedentes de Francia y España, porque hay mujeres dispuestas a embarazarse por relaciones sexuales o reproducción asistida, aunque con este último método el valor se incrementa 20 millones.
La gestación subrogada es legal en Estados Unidos, Rusia, Ucrania, Grecia, Georgia, Portugal y Canadá. Sin embargo, las parejas homosexuales y los hombres solteros tienen restringido este método; solo la legislación canadiense hace excepciones.
El director de Migración Colombia, Chistian Kruger, asegura que en los últimos 3 años se han reforzado los controles para evitar la salida fraudulenta de menores de edad. Entre tanto, Aidé dice que está dispuesta a “salvar más familias”.
MARCELA ULLOA BELTRÁN
Periodista de ‘Citynoticias’
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