"A través de un teléfono nos decían cuando estaba el desayuno, el almuerzo y la cena. Teníamos que lavarnos las manos, después abríamos, recibíamos la comida, cerrábamos, nuevamente nos lavábamos las manos e iniciábamos a comer".
Así relató Carolina Díaz, psicóloga de la Cruz Roja, la rutina que tenían para recibir alimento las 41 personas que permanecían en cuarentena tras llegar a Colombia desde Wuhan, China, el epicentro del coronavirus.
El grupo, que permaneció aislado desde la noche del 27 de febrero hasta este jueves en la villa deportiva del Centro de Alto Rendimiento, en Bogotá, estaba conformado por las 15 personas que residían en Wuhan, los 11 tripulantes, dos miembros de Migración Colombia, cinco de la Cruz Roja y dos del Instituto Nacional de Salud, un médico, una enfermera y cuatro personas de servicios generales.
Todos dieron negativos en las tres pruebas por coronavirus que les fueron practicadas.
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"Estábamos seguros de que las pruebas iban a salir negativas", aseguró Ronald Prado, director ejecutivo de la Cruz Roja Bogotá, quien participó de la misión de repatriación como psiquiatra.
También recordó que "fue una misión muy bien preparada, con muchos protocolos que cumplimos al pie de la letra. Con los pasajeros hubo un control previo y durante el vuelo igual. Teníamos la certeza, pero las pruebas eran necesarias para confirmar eso".
Respecto a la cotidianidad, Carolina Díaz contó a City TV que, como miembro de la Cruz Roja, tenía algunas actividades e informes que rendir, y afirmó que "a los que les gusta el ejercicio, también intentábamos hacer un poco, dentro de lo que podíamos, en el cuarto".
En cuanto a la comunicación, Díaz señaló que "con la familia y los amigos la fue permanente. Era muy importante para que ellos nos vieran y supieran cómo estábamos".
ELTIEMPO.COM Y CITY TV