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Salud

La preocupante adicción de los niños con la tecnología

Según los expertos, no es recomendable que los niños se duerman usando tecnología porque puede causar insomnio.

Según los expertos, no es recomendable que los niños se duerman usando tecnología porque puede causar insomnio.

Foto:123RF

La salud mental y física de los niños está comprometida por su dependencia a celulares y tabletas.

Catalina Gallo
En Colombia existen niños y adolescentes que no pueden desprenderse de sus celulares y tabletas porque sienten angustia, ansiedad, se vuelven irritables, les puede dar taquicardia; síntomas que se alivian cuando están nuevamente conectados.
También tienen alterado el sueño porque usan las pantallas durante la noche o hasta altas horas de la madrugada; entonces, se duermen en clase en el colegio, tienen problemas de concentración y de memoria, dificultades académicas, dejan de hacer sus actividades diarias o de divertirse por estar pendientes del celular y presentan problemas en sus relaciones personales.
Todos estos comportamientos son propios de una persona adicta, como los alcohólicos o los drogadictos. La diferencia con las tecnologías es que no es una sustancia que ingresa al cuerpo la que altera la conducta sino un aparato de uso diario en la sociedad de hoy, motivo por el cual puede no resultar tan sencillo detectar que hay un problema y menos si los amigos y compañeros parecen estar en las mismas.
Jorge Alberto Aldas Gracia, médico psiquiatra, director del programa de adicciones de la clínica Monserrat y docente de la universidad del Bosque, explica que en la clasificación de enfermedades no existe una enfermedad llamada adicción a pantallas.
“Pero, en términos de atención médica, en todos los países del mundo ya se registran casos de alteraciones de la salud y necesidad de intervenciones psicológicas, psiquiátricas y psicosociales en personas que padecen problemas similares a los descritos en las demás adicciones cuando se trata de tecnologías o videojuegos”, explica el experto.
Y Colombia no es la excepción, como lo muestran algunos casos. Por ejemplo, el niño de 5 años a quien sus padres llevaron a consulta porque vivía 'pegado' de la tableta y del celular que ellos le habían regalado a los 2 y 3 años respectivamente, y cada vez que le retiraban cualquiera de los aparatos, el niño se ponía irritable y agredía físicamente a sus padres. Sentía ansiedad, rabia, irritabilidad.
Fue necesario que él y sus padres asistieran a terapia de familia para buscarle solución al problema. O el adolescente que no podía desprenderse de su celular porque sentía ansiedad, se la pasaba pendiente de sus chats y de las redes sociales, ya no dormía y tenía problemas en sus relaciones familiares.
Los padres lo llevaron a consulta con el siquiatra quien después de varias citas logró que el muchacho dejara de usar el teléfono. Igual que un alcohólico que no debe volver a probar un trago en su vida o el drogadicto que si quiere salir de su situación debe alejarse para siempre de las drogas.
El muchacho duró 6 meses sin usar redes sociales ni chats hasta cuando llegó a la universidad y muchas de sus clases definían tareas, trabajos, reuniones, a través de grupos de WhatsApp. Esto estaba interfiriendo en su estudio así que consultó la situación con el siquiatra y juntos acordaron un uso limitado del chat. Por ahora todo va muy bien y él ha podido manejar los horarios sin caer nuevamente en una adicción.
O el niño de 12 años que se orinaba en sus pantalones mientras estaba con su tableta para no tener que desconectarse mientras iba al baño
Y también resultan teniendo problemas de sobrepeso. La Encuesta de Situación Nutricional (Ensin 2015), presentada a finales del 2017, reveló que los niños colombianos entre 5 y 12 años tienen un 67,7 por ciento de tiempo excesivo frente a las pantallas (considerado por encima de dos horas diarias usando televisión y videojuegos). En la población de adolescentes entre 13 y 17 años esa cifra sube a 76,6 por ciento.
Ese tiempo de más frente a la pantalla es definido directamente por la Ensin como sedentarismo y mencionado como factor de riesgo para sobrepeso y obesidad, menores niveles de actividad física, déficit progresivo de la masa muscular, menor desempeño escolar, trastornos del sueño, problemas de interacción social, comportamientos agresivos, consumo de alcohol y cigarrillos y déficit de atención. Y abundan los casos de niños y adolescentes con ansiedad e irritabilidad que llegan incluso a agredir a sus padres cuando ellos intentan ponerles medidas frente al uso de los aparatos.

Señales de alarma 

Los primeros síntomas –explica el psiquiatra Aldas Gracia– se presentan cuando los niños y adolescentes están conectados permanentemente a la tecnología: cuando están estudiando, cuando van al baño, cuando comen, cuando se va a acostar. Otros síntomas frecuentes son las alteraciones en el sueño, angustia o irritabilidad si no puede utilizar los dispositivos tecnológicos por cualquier razón.
Parte del trabajo de Viviana Quintero, coordinadora de TIC e infancia en Redpapaz, es enseñarles a los padres los riesgos del abuso de la tecnología. Relata que, después de sus charlas, cuando ha explicado estos síntomas a los adultos, varios padres se han acercado para contarle que su hijo está en problemas y necesitan ayuda.
La dificultad para tratar estos casos es que, aunque existen muchos artículos al respecto publicados en los países desarrollados, no hay estudios concretos sobre cómo atender los casos. Muchos profesionales del país los atienden como cualquier otra adicción.
En estos casos el primer paso, explica Aldas, consiste en hacer consciente al joven de que tiene un problema y, una vez este primer paso se logra, es posible llegar a acuerdos para que finalmente, siguiendo pasos y varias consultas, logre darle un uso racional y moderado al aparato.
En Colombia no existen centros para internar a los jóvenes que presentan síntomas de adicción a la tecnología ni grupos de apoyo definidos como sí los hay en países con un alto desarrollo tecnológico como Japón, Corea o Estados Unidos.
Los psiquiatras pueden crear grupos de apoyo con sus pacientes, que operan con los mismos criterios de los grupos de apoyo de alcohólicos anónimos, que por lo general se disuelven con el tiempo porque las personas creen que ya están bien.
Sin embargo, explica Aldas, cuando se trata de una adicción, la persona siempre será vulnerable y el tratamiento debe buscar que aprendan a vivir bien sin chats ni redes sociales, porque claramente la adicción no es a las llamadas.
Los expertos sostienen que es muy importante que los padres den ejemplo y que puedan pasar tiempo en familia sin usar celulares como en las comidas y cuando hablan con sus hijos. También deben fijarles horarios para usar las pantallas, no darles dispositivos antes de tiempo y estar alertas a los primeros síntomas.

¿Cuánto es mucho?

Viviana Quintero, coordinadora de Tic e infancia en Redpapaz, afirma que en muchos casos la dependencia también se presenta por la sobre exposición a pantallas y por el uso de estas desde edades muy tempranas. La Academia Americana de Pediatría establece que antes de los dos años ningún niño debe exponerse a pantallas, únicamente si son para usarlas con interacción humana, como una videollamada, por ejemplo.
Entre los 2 y 5 años, los niños deben estar expuestos a pantallas máximo una hora al día, sumando celulares, tabletas, televisión, computador, etc., y durante toda la infancia y adolescencia es fundamental que las pantallas estén fuera de las habitaciones y que no duerman con ellas.
Y un teléfono móvil con plan de datos no debería ser para un menor de 14 años.
Los padres, además, deberían cumplir las normas de las redes sociales de no permitir que sus hijos creen perfiles antes de las edades que estas lo permiten.
Quintero sostiene que también es sobreexposición cuando el niño usa la pantalla una hora antes de comer o un ahora antes de dormir.
CATALINA GALLO ROJAS
Para EL TIEMPO
En Twitter: @cgallo09
Catalina Gallo
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