No existe algo que genere mayor conexión emocional que sentirse comprendido y que la pareja pueda ponerse en nuestro lugar y vea desde nuestra perspectiva. Muchos estudios muestran el impacto positivo de poner en práctica este atributo que tiene un gran significado, pues se encuentra en el centro de las relaciones exitosas. Me refiero a la empatía, habilidad asociada a muchas actitudes proactivas como demostrar afecto, solidaridad y comprensión, expresar agradecimiento y ayudar a otros a sentirse mejor en los momentos difíciles. Cuando las personas se relacionan con empatía, muestran una condición especial de interacción positiva que tiene altos beneficios emocionales.
Se ha demostrado, incluso que la capacidad de sentir empatía disminuye la posibilidad de agresión física o psicológica y la posibilidad de abstenerse de hacer daño o causarle algún sufrimiento a la pareja.
Pero esta habilidad social que parece tan natural y efectiva en las relaciones afectivas no siempre resulta fácil. El tema es que esa falta habitual de empatía conlleva otros problemas, como la frialdad, el distanciamiento o la incomunicación. No sentirse comprendido genera rabia e inconformidad.
Tome nota de estas recomendaciones para mejorar la habilidad de “ponerse en los zapatos de los demás”.
La capacidad para entender las motivaciones y comprender las necesidades de la pareja suele disminuir en épocas de tensión. Intentar una actitud de consideración, generosidad y amabilidad cuando hay fricción disminuye la intensidad de la pelea y evita las escaladas de apatía. Estar atento a lo que el otro dice y no a lo que se va a responder o cómo nos vamos a defender, no juzgar o buscar culpables permite avanzar en las soluciones y encontrar maneras para la conciliación y superar problemas.
Mayor comunicación Una buena comunicación es uno de los insumos más importantes para establecer una relación profunda. Compartir los sentimientos del otro, incluso sin necesidad de que este los exprese abiertamente, escuchar de manera sensible sus necesidades y percibir en un nivel superior los sentimientos de la pareja, es una de las cosas que más une y mayor complicidad crea en la relación.
La práctica habitual de la empatía lleva a adquirir el poder de identificar qué le sucede al otro, descubrir los motivos de enojo, alegría o desánimo de la pareja y la manera como reacciona. Esta sintonía emocional contribuye a que una relación sea estrecha.
El estrés, la falta de tiempo, estar a la defensiva, la competencia constante o estilos de vida acelerados hacen que uno de los reclamos más sentidos de las parejas hoy sea que al otro le cuesta trabajo ser amable cuando uno de ellos está afectado, conmocionado o angustiado.
Se les dificulta preocuparse genuinamente por no lastimar con sus acciones y palabras. Una actitud empática contrarresta expresiones hostiles y en muchos casos maltratantes. Es una manera de evitar ser indolentes frente a la situación del otro.
La empatía es una expresión de tolerancia y aceptación de la diferencia. Refleja el respeto que se le debe al otro, a sus derechos y a su dignidad, así no estemos de acuerdo con sus opiniones o creencias. La habilidad de entender que la otra persona tiene puntos de vista distintos a los propios y que por esta razón también tiene reacciones diversas es el gran desafío de la convivencia. Esto lleva a no actuar sobre suposiciones o presupuestos y no dejarse llevar por nuestro propio tren de pensamiento.
Mayor autoestimaLa sensación de comprensión aumenta la probabilidad de actitudes positivas hacia la otra persona, estimula a buscar cualidades en la pareja y a valorar los logros alcanzados. Esto lleva a que sea más fácil la convivencia, a derribar defensas y centrarse en aquellas cosas que se quieren y necesitan y no en lo que falta. Esto redunda automáticamente en bienestar real para la relación. Incluye acciones sencillas como referirse a temas de interés para el otro, hacer un cumplido, escuchar sin hacer juicios, pedir disculpas, agradecer.
Conflictos en pazLa preocupación por el bienestar y el cuidado de los demás minimiza actitudes violentas. Cuando uno reconoce y es sensible a las emociones de su pareja, existe una tendencia a reflexionar para no ejercer ningún tipo de violencia sobre ella. De otro lado, para pelear se necesitan dos. Frente a las actitudes ofensivas, hirientes o groseras, sea amigable y cortés para generar un cambio importante y libera al otro de emociones negativas.
Venza el individualismoEn general, queremos ser entendidos sin antes intentar comprender a los demás. Ser empático permite centrar la atención en el otro y no sólo en sí mismo. Tener conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones de la pareja implica salirse de la zona de confort, para tener en cuenta a la pareja. Trate de poner en práctica la generosidad y genuina comprensión de lo que le rodea para no atender solo lo que usted piensa, cree o desea y de esta manera podrá percibir y entender las necesidades, sentimientos y preocupaciones de la pareja.
MARÍA ELENA LÓPEZ
Psicóloga de familia
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