La alopecia areata es una enfermedad autoinmune frecuente que causa la pérdida del cabello en zonas pequeñas y redondeadas del cuero cabelludo, aunque, en algunos casos, también puede llevar a una calvicie generalizada.
Según estudios aproximadamente el 0,2 % de la población mundial sufre de alopecia areata. La prevalencia estimada de la enfermedad a lo largo de la vida es del 1,7 % y es una de las causas comunes de la pérdida de cabello de inicio abrupto, aunque ocurre con menos frecuencia que la alopecia androgenética o el efluvio telógeno.
Esta alopecia parece tener su origen en el sistema inmunitario. La desregulación de dicho sistema hace que éste ataque a los folículos con cabello en crecimiento en ciertas zonas del cuero cabelludo.
Debido a que solo los cabellos en fase de crecimiento son atacados, los folículos con cabellos que no está en fase de crecimiento se mantienen intactos. En esta enfermedad no se pierde la capacidad de generar pelo nuevo o de volver a entrar en el ciclo de producción de pelo.
Con la alopecia areata ambos sexos se ven igualmente afectados. Si bien la afección puede ocurrir a cualquier edad, la incidencia entre edades más tempranas es mayor. Algunos estudios demuestran que una de cada 6 mujeres tiene alopecia, lo que puede generar un complejo, afectar la autoestima, el estado de ánimo y hasta las relaciones sociales.
Por otro lado, cabe resaltar que la alopecia areata es la forma más común de alopecia que se presenta entre los niños y la ocurrencia familiar es de aproximadamente el 15%.
Existen tratamientos tópicos o inyectables, o fototerapia, que pueden ayudar a reducir los efectos negativos de esta enfermedad de forma más rápida. Un dermatólogo debe realizar una evaluación específica de cada caso para determinar el tratamiento idóneo para cada persona.
Sin embargo, el mejor tratamiento en muchos pacientes es no hacer nada, especialmente en los casos menos graves. Se ha comprobado que entre el 35 % y el 50% de los casos, los pacientes recuperan el pelo en menos de un año.