La asexualidad ha sido estudiada desde hace años como parte del espectro de orientaciones sexuales del ser humano, aunque en algún punto se pensó como un trastorno. Esto es lo que se sabe.
De acuerdo con el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (Isep) de España, la asexualidad es un tipo de orientación sexual hacia nadie: "La persona asexual no siente atracción sexual por otros".
No obstante, eso no significa que no tenga ningún tipo de sentimiento por otras personas, de hecho puede tenerlos todos, la única excepción es la del ámbito sexual. Los expertos calculan que cerca del uno (1) por ciento de la población es asexual.
Un artículo publicado en el portal oficial del Isep señala que "una parte de los asexuales, aunque no se sienten atraídos sexualmente por otras personas, ejercen la autosexualidad".
Es decir, que se masturban y con eso quedan satisfechos, sin necesidad de intimidad física con otra persona, porque tienen excitación física, libido "o impulso sexual", pero no hacia un externo.
La psicóloga Maribí Pereira, autora del texto, reseña que los asexuales pueden llegar a disfrutar teniendo sexo, pero no porque deseen a la otra persona, sino por la sensación física.
Dentro de la asexualidad, basados en la experiencia psicoterapéutica, los expertos del Isep afirman que hay dos tipos de esta orientación: la gris-asexualidad y la demisexualidad.
La gris-asexualidad se puede ver en las personas que pueden experimentar la atracción sexual, pero con un impulso bajo que no los lleva a ponerla en práctica, o no muy seguido.
Por su parte, la demisexualidad acoge a las personas que no experimentan atracción sexual si no tienen una conexión emocional sólida con alguien. Puede ser considerada como una "asexualidad temporal", hasta que conocen a la persona que les despierta estos sentimientos.
Generalmente, una persona tiende a sospechar que es asexual cuando se identifica con este tipo de comportamientos frente a las parejas que tiene. La mayoría de asexuales, afirma Pereira, llegan a terapia de pareja por problemas en la relación a raíz de su orientación.
Sin embargo, resulta de ayuda iniciar un proceso de psicoterapia acompañado por expertos con formación en sexología, en donde se pueda tanto descartar causas físicas de la falta de atracción sexual como explorar esta orientación si así el paciente lo desea.