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Salud

El tortuoso camino del arroz dorado que evita la ceguera

El arroz dorado se creó en los 90 y ya tiene el aval en Filipinas.

El arroz dorado se creó en los 90 y ya tiene el aval en Filipinas.

Foto:Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI)

Ingo Potrykus, uno de sus creadores, dice que el objetivo es mejorar la salud de miles de niños.

Modificar una planta para cargarla de nutrientes y que de paso al consumirla solucione un problema de salud pública, además de sonar interesante, la lógica indicaría que es algo digno de apoyar y aplaudir. Sin embargo, aunque esto es posible desde finales del siglo XX, por tratarse de cambios logrados a partir de la manipulación de los genes, estos adelantos han chocado de frente con la oposición de una parte de la sociedad.
Ese es el panorama del arroz dorado, que si bien fue creado en la década de los 90, aún no encuentra la forma de salir de la penumbra a pesar de llevar implícita la solución a la carencia de vitamina A, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) deja ciegos a cientos de miles de niños en el mundo.

La historia

Para empezar hay que decir que, según la FAO, el 90 por ciento del arroz se consume en Asia, donde este es un alimento básico; sin embargo, es pobre en algunos nutrientes, entre ellos los betacarotenos, en un entorno en el que al menos un millón de niños cada año los requieren para atenuar los déficits visuales que su carencia acarrea.
De ahí que los alemanes Ingo Potrykus y Peter Beyer, dos investigadores expertos en biología molecular y genética botánica, se dieron a la tarea de desarrollar una versión de arroz que tuviera la vitamina A (los betacarotenos) que existe en otros vegetales, lo cual alcanzaron en 1999, y los resultados de su investigación se publicaron al año siguiente por la revista Science.
Para lograrlo en su primera versión (golden rice 1) insertaron dos genes: el PSY de la flor del narciso, que codifica una enzima involucrada en la síntesis de los carotenoides, y el CRTI de la bacteria Erwinia uredovora, que también participa en la síntesis de carontenoides, pero en bacterias y hongos, con lo que se le proporcionó al arroz blanco la forma de completar la ruta para la producción de la vitamina A. sin embargo, este arroz tenía pocas cantidades de betacaroteno.
En una segunda versión, cambiaron el PSY del narciso por un gen PSY del maíz, con lo que lograron que este nuevo arroz concentrara 23 veces más cantidades de vitamina A, por lo que fue usado para cruzarlo con variedades de arroz local y transmitirle esta característica a los nuevos cultivos.
El rendimiento es tan favorable que 100 gramos de arroz dorado crudo pueden suministrar hasta 113 por ciento y 99 por ciento de los requerimientos diarios de vitamina A de los niños en edad escolar de Bangladés y Filipinas, respectivamente.
Esta tecnología fue donada por los inventores y es un proyecto del sector público sin fines de lucro, y a pesar de haber recibido apoyos económicos de diferentes sectores, ninguno de ellos es dueño de las semillas. Hoy, la patente está liberada para que cualquier país pueda usarla con los mismos fines. De hecho, las agencias regulatorias de Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Filipinas han declarado que el arroz dorado es un alimento seguro para el consumo humano. Filipinas se convirtió en el primer país en aprobar la siembra en junio de 2021 y Bangladés podría ser el segundo el año entrante.
EL TIEMPO habló con Ingo Potrykus, uno de los creadores del arroz dorado.
¿Cómo se involucró con un problema tan grande en las comunidades más pobres de Asia?
Me motivaron los 500.000 niños ciegos cada año en la India. Dicho país fue nuestro primer socio con su departamento de Biotecnología. Sin embargo, ellos no han logrado mucho hasta ahora porque las organizaciones que se oponen al proyecto son demasiado fuertes.
¿Cómo se les ocurrió la idea del arroz dorado?
Al observar el tipo de dieta que tiene una población que necesita la vitamina A, y pensamos que agregando el faltante a lo que consumían diariamente se podría solucionar un problema; teníamos cómo hacerlo.
Sin embargo, algunas personas y organizaciones que lo apoyaron dijeron que eso era imposible...
Dichas personas eran del Comité Asesor Científico que tenía la Fundación Rockefeller, y aunque pensamos que tenían razón, eso no nos importó y tuvimos suerte.
Ingo Potrykus, uno de los creadores del arroz dorado

Ingo Potrykus, uno de los creadores del arroz dorado

Foto:archivo particular

¿Lo sorprendió la reciente aprobación del arroz por parte de Filipinas?
Siempre tuve la esperanza de que las autoridades de bioseguridad de ese país resistieran la presión que venía de la oposición.
¿Cómo se siente ahora que el arroz dorado está tan cerca de cumplir con su objetivo?
Me siento aliviado y feliz.
Para usted, esto es muy importante...
Por supuesto, dediqué 40 años de mi vida a este sueño.
¿Alguna vez se sintió desesperado por la demora en la aprobación?
Desde el año 2000 sigo todos esos obstáculos contra el arroz dorado con mucha frustración.
¿Qué les diría a Greenpeace y a otras organizaciones anti-OGM que han hecho campaña en contra los alcances del arroz dorado por tantos años?
Les diría que son los responsables de la ceguera y la muerte de muchos niños y madres: miles, décimas de miles, cientos de miles… Así fuera uno que se hubiera salvado, uno ya es mucho. Espero que su conciencia los castigue.
¿Cree que los alimentos enriquecidos de esta forma serán comunes en un futuro?
No sé si serán comunes, pero hay mucho en proceso y espero que la humanidad sea lo suficientemente inteligente como para usarlos ampliamente.

Desde el año 2000 sigo todos esos obstáculos contra el arroz dorado con mucha frustración.

¿Consumir este arroz es seguro?
Absolutamente.
¿Dónde se puede comprar y cuánto cuesta?
Se puede comprar donde haya sido aprobado por las autoridades de bioseguridad; también en países donde la deficiencia de vitamina A es un problema de salud pública.
Cuesta lo mismo que el arroz blanco.
¿Sabe diferente? ¿Se puede hacer paella con él?
No, no sabe distinto y se puede hacer paella.
Respóndame esta pregunta con sinceridad, ¿quiénes son los dueños de la semilla?
Los agricultores que la cultivan.
¿Se puede cultivar en otro país como Colombia?
Sí. Las autoridades colombianas tendrían que firmar un acuerdo de sublicencia conmigo o con Peter Beyer. De igual forma, obtener material de reproducción del Instituto Internacional de Investigación del Arroz (Irri), cruzarlo con variedades colombianas, y las autoridades de bioseguridad tendrían que evaluarlos para liberarlos para siembra y consumo. El paquete de datos reglamentarios estará disponible en el Irri.
CARLOS FRANCISCO FERNÁNDEZ
Editor de Salud

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