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Salud

Apendicitis, un mal que todos deben conocer y atender

Los médicos insisten en que cualquier dolor abdominal requiere siempre consulta y no automedicación.

Los médicos insisten en que cualquier dolor abdominal requiere siempre consulta y no automedicación.

Foto:iStock

Es más común entre los 10 y los 30 años y en el mundo 10 de cada 10.000 personas lo presentan.

Ronny Suárez
Cuando el abdomen duele fuertemente, la primera complicación en la que se piensa es la apendicitis. Sin embargo, de acuerdo con Luis Alberto Parra Obando, cirujano de la Universidad Nacional, muchas personas dejan pasar el síntoma y por desconocimiento pueden terminar en desenlaces graves.
Según Parra, el apéndice es conocido desde la antigüedad. De hecho, el mismo Leonardo da Vinci lo dibujó en sus tratados anatómicos e, incluso, en momias egipcias se han encontrado evidencias dela apendicitis.
Aunque desde la Edad Media en Europa se trataron personas con este padecimiento, fue solo en 1886 cuando el cirujano norteamericano Reginald Fitz publicó un artículo con el cuadro clínico y el tratamiento específico. De igual forma, tres años después, Charles McBurney realizó la cirugía (corte quirúrgico que lleva su nombre).
¿Pero qué es el apéndice? Parra explica que en la porción final del intestino grueso hay un pequeño tubo llamado apéndice cecal (referente al ciego), exactamente localizado en la parte inferior derecha del abdomen entre el ombligo y la cresta del hueso de la cadera.
Tiene una longitud de entre 5 y 10 centímetros y un diámetro que varía de 5 a 10 milímetros, y su extremo puede ubicarse en diferentes zonas del abdomen o de la pelvis. Su función es esencialmente de defensas, aunque no indispensables para la vida del ser humano, agrega Parra.
Germán Maldonado, médico experto en atención primaria, afirma que el apéndice por lo general no molesta, pero puede causar una inflamación conocida como apendicitis aguda, que de no tratarse puede complicarse.
Parra dice que esta inflamación puede originarse por varias causas, como la obstrucción por materia fecal endurecida o la introducción de algunos parásitos. Y culturalmente existe la creencia de que las semillas de algunas frutas podrían ocasionarla.
Por su parte, Maldonado agrega que el tejido linfático (de defensas) que se encuentra dentro del órgano puede inflamarse. Lo cierto es que por cualquiera de los factores anteriores, la cavidad del órgano aumenta de tamaño por líquido, las bacterias proliferan, se inicia el cuadro agudo y es cuando se presentan los síntomas.

Dolor y manifestaciones

Parra indica que el cuadro clínico con el que se presenta la apendicitis es variable, pero usualmente se percibe un dolor abdominal que puede empezar en la parte superior para luego ubicarse alrededor del ombligo y, por último en la parte inferior derecha. Dicho síntoma se incrementa de manera intensa y cualquier palpación en la zona resulta intolerable.
Esto se puede acompañar de pérdida del apetito, vómito, diarrea y malestar general. Maldonado insiste en que aunque este es el cuadro clínico, no necesariamente es exacto en cada paciente, por lo que siempre hay que sospecharlo cuando hay un dolor abdominal que no cesa.
El cirujano Parra insiste en que lo primero que hay que hacer frente a una apendicitis es sospechar a partir de cualquier dolor abdominal intenso, y el diagnóstico generalmente es clínico, es decir, a partir de un examen médico completo. Algunas veces se requieren exámenes de laboratorio e imágenes especializadas para confirmarlo.

¿Cómo se trata?

Para el tratamiento de la apendicitis, tanto Maldonado como Parra coinciden en que el abordaje está basado en cirugía para extirpar el órgano y antibióticos cuando son necesarios.
Parra Obando dice que el tratamiento varía dependiendo del tiempo de evolución, pero por lo general se requiere una dosis de antibióticos inicial y la llamada apendicectomía (cirugía) que puede hacerse a través de una incisión en la fosa ilíaca derecha o con procedimientos laparoscópicos (de mínima invasión).
En esencia, lo que se hace al retirar el órgano es ligar y cerrar su unión al intestino grueso, al igual que los vasos sanguíneos que irrigan el apéndice. La evolución, si no hay complicaciones, es muy benigna, dice Maldonado. La hospitalización es corta e incluso puede ser de un solo día y una incapacidad de menos de 10 días para esperar que se recuperen los tejidos.

Complicaciones

La principal complicación de una apendicitis ocurre cuando hay compromiso del área o expansión de la infección en el abdomen por perforación de órgano. Esto configura una peritonitis localizada o generalizada que requiere manejo más intensivo y prolongado para evitar complicaciones mayores que pueden, incluso, llegar a terminar con la vida.
Parra también señala que, como cualquier cirugía, la apendicitis tiene riesgos de complicaciones como infecciones en la herida, lesiones abdominales, sangrados, filtración de contenido intestinal por las suturas, y dependiendo de su magnitud requieren manejo localizado u otras cirugías.

¿Qué hacer y qué no?

Ante cualquier dolor abdominal se debe acudir a una valoración médica para descartar la presencia de una apendicitis.
Esto se puede hacer mediante observación y estudio de la persona, generalmente a nivel hospitalario. Si el dolor es intenso y dura más de 6 horas, no lo dude, y hay que buscar siempre la valoración por urgencias. No subestime el dolor. Esa es la primera recomendación.
También evite automedicarse. El uso de analgésicos o antibióticos puede ocultar la gravedad del cuadro clínico y permitir que las formas graves de la inflamación avancen. En ese tiempo trate de no comer ni tomar líquidos. Si el dolor es muy intenso, hay que restringir las comidas antes de la valoración del médico, por si existe la necesidad de algún procedimiento quirúrgico.
UNIDAD DE SALUD
Ronny Suárez
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