El Gobierno anunció una serie de medidas restrictivas para los próximos fines de semana en aras de evitar una disparada de contagios que den pie al tercer pico de la pandemia, que ya empieza a asomarse.
El ministro de Salud, Fernando Ruiz, anunció que se establecerá pico y cédula y toque de queda nocturno (de 10 de la noche a 5 de la mañana) desde el jueves 25 de marzo al lunes 29 de marzo y nuevamente desde el miércoles 31 de marzo al 5 de abril en las ciudades donde la ocupación de las camas de unidades de cuidados intensivos (UCI) esté por encima del 70 por ciento.
En los territorios donde la ocupación de UCI esté por encima del 50 por ciento el toque de queda irá desde las 12 de la noche hasta las 5 de la mañana en esos mismos lapsos de tiempo.
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Además, se emitieron recomendaciones puntuales para los viajeros de Semana Santa, como evitar a toda costa quedarse en casas de familiares no convivientes y elegir el hospedaje en hoteles y abstenerse de realizar fiestas privadas en lugares cerrados.
Las cifras recientes del país respaldan estas decisiones. Colombia reportó el martes 126 fallecimientos y 4.946 nuevos casos de coronavirus, cifras alineadas con la tendencia creciente de los últimos días y que, para muchos expertos y algunas autoridades, pueden ser la advertencia de que un nuevo pico se está gestando.
Luego de que en las primeras semanas de marzo el número de decesos por el virus se ubicó después de varios meses por debajo de 100, el 15 de marzo los reportes comenzaron a subir y el promedio de los últimos días es cercano a las 130 víctimas mortales, mientras los casos se promedian por encima de 5.000.
La ocupación de UCI también da cuenta de ese aumento progresivo. Desde el pasado 12 de marzo arrancó un crecimiento en el número de pacientes críticos de covid-19, a tal punto que ese día eran 2.227 y el 22 la cifra se ubicó en 2.693, un crecimiento de 20 por ciento en apenas 10 días.
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En ese periodo la ocupación nacional de estos servicios ha subido en dos puntos, especialmente por la situación epidemiológica de cuatro regiones: Magdalena, cuya ocupación de estas camas está en 78,55 por ciento; Antioquia (73,19 por ciento); Valle del Cauca (70,02 por ciento) y Atlántico (69,73 por ciento).
Y en el mismo sentido puede ser pista de un posible tercer pico en el país lo que está ocurriendo con los indicadores de positividad (casos confirmados entre el número de muestras procesadas), que en los dos últimos días se duplicó hasta alcanzar el 18 por ciento; y los casos activos, que dieron un salto de 32.000 a 37.000 el fin de semana.
Este martes, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió sobre un repunte de covid-19 en la región, pues la semana pasada se presentaron cerca de 1,2 millones de casos más que la semana anterior y la cifra de muertos fue de 31.272.
Los temores sobre esta eventual tercera ola en el país no son pocos. El Ministerio ha insistido en que no se puede bajar la guardia y que la Semana Santa puede propiciar una disparada de infecciones, como ya ocurrió en las festividades de diciembre y enero.
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Y ese posible escenario es confirmado por los expertos. Carlos Álvarez, infectólogo y coordinador nacional de estudios covid-19 para la OMS, afirma que hay tres factores que pueden impulsar el tercer pico: la relajación que se ha visto en la aplicación de las medidas de bioseguridad por los bajos indicadores recientes, el invierno y la lluvia que dificultan el distanciamiento y la propia Semana Santa y las interacciones en regiones como la costa Norte o zonas turísticas.
El infectólogo Carlos Eduardo Pérez expone que el tercer pico es posible porque aún queda un número importante de susceptibles y hay una baja cobertura de vacunación. “Se deben implementar medidas ahora y no cuando haya ocupaciones de UCI de 80 por ciento. La idea no es reaccionar ante la ocupación hospitalaria, sino evitarla”.
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Gabriel Riveros, exministro de Salud, afirma por su parte que los mayores riesgos se estarán presentando en la regiones de mayor atracción turística, "donde las medidas que tomen las autoridades difícilmente podrán contrarrestar las acciones individuales irresponsables causantes de este próximo pico. Las vacunas tampoco tienen aun, y por lo pronto no tendrán, un significado suficiente que logre reducir la consecuencia de la falta de medidas de protección y tampoco es su propósito. Lo que ya se esta viendo en la costa atlántica es un presagio muy preocupante que se reflejara en otros sitios".
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