Las Farc comenzarán este martes, 20 de junio, la etapa final de su desarme con la presencia en Colombia del secretario general adjunto de Asuntos Políticos de la ONU, Jeffrey Feltman.
Ese día, sin embargo, todavía no dejarán de ser guerrilla, pues completar la entrega del ciento por ciento del armamento individual en los 26 puntos donde están agrupadas tomará, según el jefe guerrillero ‘Calos Antonio Lozada’, “cuatro o cinco días más”.
El acto en el que finalmente las Farc formalizarán su desaparición como grupo armado tendrá lugar en Mesetas, departamento del Meta, uno de los puntos donde está concentrado hoy el Bloque Oriental, históricamente el más numeroso y el de mayor poder militar de esa guerrilla.
Está previsto que este histórico hecho ocurra el 27 de junio y que la ceremonia sea encabezada por el presidente Juan Manuel Santos y el máximo jefe de las Farc, Rodrigo Londoño, ‘Timochenko’.
‘Carlos Antonio Lozada’ habló con EL TIEMPO acerca de los detalles del desarme y sobre lo que sigue para las Farc hasta el primero de agosto, cuando se acaban oficialmente las zonas de desarme y los exguerrilleros estarán en ellas ya convertidos en civiles.
¿Por qué se demoró dos días la entrega del 60 por ciento de las armas, más allá de la fecha prevista del 14 de junio?
Quizás no fuimos lo suficientemente claros con el Gobierno en la entrega del segundo 30 por ciento (del armamento). Para abreviar cuestiones logísticas hicimos coincidir la fecha del 14 de junio con el registro de los milicianos, y como es el mismo equipo del Gobierno y la ONU el que hace el registro, eso se dificultó.
¿Los milicianos van, acreditan y se van de las zonas donde están agrupadas las Farc?
Sí. Los que tenían un arma la llevan, y los que no, simplemente se presentan, firman el acta (el compromiso de no volver a tomar las armas), quedan certificados y se regresan a sus viviendas. Pero no tuvimos en cuenta que eso demandaba tiempo y estamos hablando de poner a firmar a más de 3.000 milicianos. Esa es una operación sumamente compleja, distinto a lo que vio la opinión pública cuando las Farc nos desplazamos a las zonas (de desarme), porque estábamos estructurados como guerrilla al concentrarnos.
¿Y cómo ha sido la llegada de los milicianos a los campamentos?
A los milicianos se les hace llegar la razón casa a casa, en regiones muy apartadas donde ya no están las Farc. Ha habido algunos que nos mandan a decir: ‘estoy en el Chocó y me toca irme a presentar lejos, dos o tres días de camino por vía fluvial, y no tengo los recursos, cómo hago para desplazarme’. Son cosas muy complicadas que hay que tener en cuenta.
¿Qué se puede esperar este martes 20 de junio, cuando debe terminar el desarme de las Farc?
Iniciaremos con la entrega del 40 por ciento restante del armamento, pero no necesariamente se concluirá todo ese día. Puede demorar cuatro o cinco días más.
Nos parece una exageración que se diga que esto va mal, que no está marchando porque se demora tres o cuatro días más
¿La demora es por el procedimiento de la entrega de armas o por los trámites en las acreditaciones para cada guerrillero?
Las dos cosas. Hay acumulado un trabajo de acreditaciones y nosotros estamos insistiendo en que ojalá el día que el combatiente haga la dejación del arma reciba su acreditación, que es el anhelo de ellos.
Después de una guerra de más de 50 años nos parece una exageración que se diga que esto va mal, que no está marchando porque se demora tres o cuatro días más. Esto se da en medio de una situación política muy compleja y de exacerbación de parte de los que se oponen al proceso.
¿Cómo será el arranque de la fase final del desarme este martes?
El martes coincide con la presencia en Colombia del funcionario de Naciones Unidas en Nueva York que tiene bajo su responsabilidad la Misión de Colombia (el secretario general adjunto de Asuntos Políticos, Jeffrey Feltman), y aspiramos a hacer con él algún acto. Pero consideramos importante que toda esta etapa termine con un acto en el que estén presentes el comandante ‘Timoleón’ (‘Timochenko’) y el presidente Santos.
¿Y dónde será ese acto previsto ya para el 27 de junio?
En Mesetas, Meta.
¿Ya se agilizaron las amnistías para los guerrilleros presos, que han sido uno los principales reclamos de las Farc?
En la reunión que tuvimos con el Gobierno (el jueves) vimos avances. No van al ritmo que nosotros desearíamos, pero hay que resaltar que el Gobierno ha hecho lo posible para que el proceso se acelere.
Aspiramos a que en un plazo no mayor de 15 días estén saliendo todos los combatientes. Entre otras cosas, a algunos no les han resuelto la situación porque los abogados no han hecho las solicitudes de amnistía.
¿Y hacia dónde están saliendo los guerrilleros que deben presentarse ante la justicia especial para la paz?
Se están yendo a la zona veredal de Mesetas, en el Meta.
A punto de concluir la etapa de las Farc como guerrilla, ¿cómo van los planes para la reincorporación a la vida civil?
Hay un retraso preocupante. No tenemos todavía proyectos estructurados y por eso en la reunión (del jueves) con el Gobierno hablamos de la necesidad de materializar en los próximos días la creación de la cooperativa Ecomún y la conformación de equipos que nos ayuden a la formulación de los proyectos. Un tema central es la decisión sobre las tierras. Todo proyecto económico, de cualquier naturaleza, necesita un espacio físico. Mientras no se defina eso, será muy difícil.
Pero ya hay programas de capacitación en marcha…
Hay proyectos de panadería apoyados por el Sena en algunas zonas, y nosotros estamos haciendo una capacitación en comunicaciones a cerca de 250 guerrilleros. Ha habido otros talleres, pero el plan de reincorporación que debe diseñarse a partir del censo socioeconómico que hizo la Universidad Nacional no se ha iniciado porque no han salido todavía los resultados del censo.
El primero de agosto terminan las zonas de desarme. ¿Hasta que eso ocurra ustedes estarán en el diseño y puesta en marcha de los proyectos económicos del futuro?
Sí. En varias zonas han ido surgiendo iniciativas y proyectos de manera aislada, no articulada a un plan general. Le puedo mencionar un taller de cerámica. Ya está el proyecto y nos han ofrecido apoyo para montarlo, y así, en cada zona, hay proyectos pequeños que no son la gran solución, pero hay que irlos construyendo.
Hay guerrilleros que no harán parte de la reincorporación colectiva. ¿Saben ya cuántos son?
No tengo la cantidad exacta, pero no creo que eso vaya más allá del uno por ciento. Algunos ya han expresado que están esperando terminar el proceso de dejación de armas y de acreditación para irse a buscar a sus familias.
¿Y qué piensan de eso los jefes de las Farc?
Tenemos que hacer el esfuerzo de mantenernos cohesionados. Primero que todo, alrededor de los proyectos colectivos porque esa es una garantía económica. Hacerlo individualmente sería muy difícil.
Pero también comprendemos que en esta etapa, ya de manera individual, cada uno va a definir su vida, y si alguno se va a ir con su familia, aspiramos a que por lo menos quede el vínculo político.
¿Los máximos jefes de las Farc van a estar de lleno en las zonas de desarme de aquí al primero de agosto para acompañar la reincorporación de los guerrilleros a la vida civil?
Sí, claro. De hecho, estamos atrasados porque ya esta semana deberíamos estar haciendo una gira por todas las zonas llevando explicaciones y una voz de aliento y claridad sobre las perspectivas de lo que se viene para el conjunto de los combatientes. El trabajo en esta etapa va a ser muy intenso.
MARISOL GÓMEZ GIRALDO
Editora de EL TIEMPO
En Twitter: @MarisolGmezG