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Proceso de Paz

Santrich: la transformación de un caso judicial en un caso político

‘Jesús Santrich’, líder de las Farc.

‘Jesús Santrich’, líder de las Farc.

Foto:Carlos Ortega / EL TIEMPO

Un desenlace fatal de la huelga de hambre de Santrich sí afectaría la reincorporación de las Farc.

Si bien la captura de Jesús Santrich por supuesta conspiración para enviar cocaína a Estados Unidos por sí sola no ponía en riesgo el proceso de paz con las Farc, la decisión del exjefe guerrillero de declararse en huelga de hambre sí lo hace porque pone a tambalear la unidad de la Farc en su tránsito a la reincorporación a la vida civil.
La huelga de hambre, que completa hoy 34 días, está llevando el caso Santrich del terreno judicial al terreno político, y esto cambia radicalmente las cosas por el impacto que puede tener dentro de la exguerrilla.
Santrich, hay que recordar, fue el tercer jefe con mayor votación dentro de las bases exguerrilleras cuando estas eligieron la dirección del partido político en el que se convirtieron. Sacó más votos que varios exintegrantes del Secretariado de las Farc, incluido el propio ‘Timochenko’.
Esa es una razón de peso para pensar que una huelga de hambre indefinida, con un eventual resultado fatal, podría incrementar en los espacios de reincorporación el malestar que ya existe por hechos como el retraso en los programas de reintegración económica y por las amnistías pendientes de guerrilleros que aún permanecen presos.
Fuentes diplomáticas que han visitado las zonas de reincorporación le dijeron a EL TIEMPO que un agravamiento de la situación de Santrich, podría "hacer diferencia entre la disidencia actual del proceso de paz, que es de unos 1.200 integrantes, a una que podría acercarse a los 4.000"

Interés externo

Por eso, más allá de la controversia por el cambio de sitio de reclusión del exguerrillero, que fue llevado el jueves desde el Hospital El Tunal a una casa del Episcopado en el centro de Bogotá –donde continúa bajo custodia del Inpec–, vale la pena tomar en cuenta que entre más se prolongue el ayuno de Santrich, más crecerá la tensión política en torno al caso.
Y esto ocurrirá, nada más y nada menos, que en la recta final de la campaña electoral y en momentos en que aumenta la atención internacional sobre el exguerrillero por su huelga de hambre.
Santrich fue visitado en el Hospital El Tunal por los enviados especiales de la Unión Europea, Eamon Gilmore, y de Noruega, Anne Heidi Kvalsoren.
Y el traslado del exguerrillero a una casa del Episcopado tuvo su origen en una petición al Gobierno por parte de Jean Arnault, quien es jefe de la misión que autorizó el Consejo de Seguridad de la ONU para verificar el cumplimiento de los acuerdos de paz.
Está claro que, además de razones humanitarias, su traslado estuvo motivado en la preocupación del organismo internacional por la estabilidad del proceso de paz. Esto quedó explícito en la carta que Arnault le envió al Ministro de Justicia, Enrique Gil Botero, pidiendo el cambio de sitio de reclusión de Santrich, en la que dice que el “deterioro de la salud” del exguerrillero “tendría consecuencias negativas sobre el proceso de reincorporación de los excombatientes”.
A pesar de que las distintas instituciones del Estado involucradas en el tema respondieron afirmativamente a la solicitud de Arnault, hasta ahora Santrich mantiene su huelga de hambre y ha ratificado su decisión de ir con ella hasta el final.
Tengo la certeza de que me voy con todas mis luces encendidas”, les dijo al exministro Álvaro Leyva y al senador Iván Cepeda en una carta de respuesta a la petición pública y escrita que ellos le hicieron para que levantara el ayuno.
En estas circunstancias, vale la pena preguntarse si un eventual desenlace fatal en el caso Santrich aumentaría la polarización que ya hoy vive el país.
No hay que olvidar que en 1981 la muerte del guerrillero norirlandés Bobby Sands, tras 66 días de huelga de hambre, agudizó el conflicto en Irlanda del Norte y lo puso en las primeras páginas de los medios de todo el mundo.
MARISOL GÓMEZ GIRALDO
Editora de EL TIEMPO
En Twitter: @MarisolGmezG
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