Rodrigo Londoño, también conocido como Timochenko, le contó a EL TIEMPO en detalle cómo conoció y compartió con ‘Iván Márquez’, el disidente que ahora, según las autoridades, lo quiere asesinar.
Londoño también le respondió a la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, quien dijo que el proceso de paz es “semifallido”, y dijo que hay sectores que quieren “asfixiar” el acuerdo que se alcanzó en Cuba.
¿Qué más se ha sabido del atentado en su contra?
Fue una situación nada buena de haberla vivido. Han salido una serie de elementos con los que se ha denunciado que los muchachos que supuestamente iban a atentar contra mí fueron torturados. Se especula que posiblemente uno no murió ahí, que no murieron juntos, es una serie de elementos que me han puesto a mí a dudar, pero no de que se hubiera fraguado el atentado, porque no tengo elementos para decir que la Policía y la inteligencia me han mentido.
¿Usted qué ha hecho ante estas dudas?
He elevado un derecho de petición para que se me informe en detalle sobre las necropsias y todos los procedimientos con estos dos muchachos. Y además ya les firmé un poder a unos abogados para ser parte como víctima del proceso y llegar al momento en el que le podamos decir a la opinión ciertamente que fue lo que pasó.
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¿Los elementos que usted ha conocido, como las fotografías de los dos muchachos, fueron los que le generaron dudas?
Fue por la forma como se presentan. Uno no es especialista en eso y habrá que esperar a ver qué dicen ellos. A mí lo que no me ha gustado es el ambiente que se ha creado, porque hay alguna gente que quiere pescar en río revuelto. Lo primero que teníamos que hacer en función de este proceso era tener el espíritu de reconciliación. Aquí hay heridas muy profundas de lado y lado las cuales generan desconfianzas de lado y lado, pero los hechos son los hechos y hay que aceptarlos.

Rodrigo Londoño, Timochenko, con su hijo y compañera sentimental.
Mauricio Moreno. EL TIEMPO
Yo inicialmente, con la información que tenía, agradecí a las Fuerzas Armadas porque además los vi en el terreno brindando protección, entonces cómo voy yo a salir a negar eso de ellos y decir que siempre han sido asesinos o criminales.
Aquí hay una situación compleja. Uno de los sectores que nosotros los de Farc necesitamos que más se vinculen y más se hagan conscientes de ese proceso son las Fuerzas Armadas. Hay que decir que este proceso salió exitoso porque se vincularon los militares activos en la mesa de negociación y ese elementos es muy importante no olvidarlo.
Hace algunas semanas, cuando le informaron que ‘Iván Márquez’ y el ‘Paisa’ querían matarlo, ¿usted qué fue lo primero que pensó sobre ellos?
Que ojalá no fuera cierto, pero no tengo elementos para pensar que lo era. Si nos ponemos en función de la duda permanente uno dice ‘ojalá no sea cierto’, porque para uno es muy doloroso. Para mí lo es, especialmente, en el caso de ‘Iván’. Con el ‘Paisa’ muy poco nos encontramos. De pronto algunas veces de paso y en La Habana intercambiamos un poquito, pero con ‘Iván’ sí transitamos caminos.
¿Cómo era su relación con ‘Iván Márquez’?
Él era apoyo del 14 frente con un comandante que se llamaba Argemiro, al cual nos tocó llegar con el ‘Mono’, Jorge (Briceño), por orden del secretariado, en 1982, para que él nos entregara el mando y se fuera a responderle a la conferencia, porque estaba poniendo a las Farc y ese frente al servicio del narcotráfico. En ese momento llegó ‘Iván’, que trabajaba con él por fuera y cuando llegó le contamos "mire, estamos en esta situación".
¿Ahí fue que usted lo conoció?
Claro, y le dijimos "hermano, ya no podemos seguir con esa actividad que usted tiene, ya toca que se venga para acá y nos ayude" y le explicamos en qué estábamos. Inmediatamente dijo a ‘listo’, no la pensó y se quedó y fue una gran ayuda para elevar el nivel ideológico y político de esa guerrillerada, de ese frente que en ese momento estaba en un bajó muy grande.
¿Y qué pasó después?
De ahí para acá transitamos y vivimos experiencias juntos y uno lo recuerda como el amigo, el camarada. Uno dice pues sí tomó la decisión que tomó, pues bueno, allá él.
¿Cómo fueron sus últimas experiencias con él?
Una fue cuando nos reunimos en la isla de la Orchila, en Venezuela, en una reunión de consulta que nos autorizó (Juan Manuel) Santos y nos apoyó (Hugo) Chávez en ese momento y en la que discutimos cómo íbamos a hacer, cómo íbamos a afrontar este proceso. Ahí nos pusimos de acuerdo y fue cuando establecimos que él se pusiera al frente de esa tarea, de la negociación en La Habana. Recuerdo sentados en unas rocas, en un paisaje paradisiaco, a la orilla del mar y con las olas él me decía "‘Timo’, vamos a sacar la solución política adelante". Uno recuerda todo eso y dice no puede ser que lleguemos a eso. Ojalá las investigaciones puedan desvirtuar eso.

Hace un año, Santos y Timochenko sellaron el acuerdo de paz con este apretón de manos, en la ceremonia del teatro Colón.
Archivo EL TIEMPO
¿Qué opinión le merecen las declaraciones de la Ministra del Interior en el sentido de que el proceso es ‘semifallido’?
Es desafortunado, muy desafortunado. Prácticamente puedo decirle que nos está poniendo una lápida cuando dice que nosotros hemos incumplido, que este es un proceso fallido y que los problemas que se están generando en Colombia son por culpa de las Farc, cuando las Farc-EP como grupo armado desapareció hace rato, señora, por favor. No sé si el subconsciente que la traicionó, porque va en contravía de lo que dice el señor (Emilio) Archila.
¿Usted cree que sigue la estigmatización de algunos sectores hacia ustedes?
Creo que la estigmatización sigue y de parte de altos funcionarios también. Nos están matando y hay toda una campaña mediática tratando de demostrar que estamos completamente divididos, debilitados, que no somos capaces de echar esto para adelante y que todo lo que tenemos en nuestras manos se está desmoronando. Entonces uno se pregunta, ¿a qué juegan?, y uno lo sabe: a asfixiar el proceso y por eso el llamado es a que unamos esfuerzos los que queremos la paz para impedir que se asfixie el proceso.
¿Ustedes ven una motivación política en estas palabras de la Ministra?
Pues hombre no nos metamos mentira que este gobierno se eligió con base en condenar lo que se había logrado en el gobierno anterior, el cual estaba representando al Estado. Ellos, recogiendo lo que algún dirigente de ellos dijo sobre hacer trizas el acuerdo, llegaron de entrada a tratar de hacerlo, pero se dieron cuenta de que es imposible. Esto es imposible hacerlo trizas, pero sí es posible asfixiarlo, que es en lo que andan trabajando.
¿Cómo ve esta situación de violencia que se está dando contra los excombatientes?
Es una situación bien compleja de explicar. Es fácil comprender y explicar que en el primer punto del acuerdo, que es el tema agrario, la reforma rural integral, no se ha hecho y nada y más bien se están promoviendo leyes que están en contravía de lo acordado; que frente a la reforma política acordada tampoco es mayor cosa lo que se ha avanzado. Únicamente el Estatuto de la Oposición, que era una reivindicación amparada en la Constitución de 1991; sobre la sustitución de cultivos prácticamente vamos para atrás.
En esos puntos nacen incumplimientos que, diríamos, son fáciles de explicar. Son banderas que tenemos que conquistar con la lucha social y política, pero el tema de los asesinatos sí es bien complejo y cómo se lo explica usted a la gente. He tratado de ser ponderado frente a todos los temas, de buscar soluciones y de plantear el diálogo. Duré mucho tiempo pidiéndole al presidente Duque que no recibiera, no fue posible y creo que estamos en un momento en el que la ponderación es muy complicado mantenerla.
Ya estamos pasando los 180 compañeros asesinados, pero no solamente ellos, son los líderes sociales que, de una manera u otra, están liderando procesos que complementan esta construcción de la paz.
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Para usted, ¿qué está pasando?
Aquí hay una desidia del Estado y uno se pregunta por qué. No tengo los elementos para decir ‘es el Estado es que los está asesinando’ y sería irresponsable hacerlo, pero sí el Estado, con su actitud se está convirtiendo en cómplice o alcahueta de todos aquellos que con los asesinatos de los exguerrilleros y los líderes quieren asfixiar este proceso y que fracase este tránsito que estamos haciendo la paz.
¿Qué va hacer el partido para impedir esa asfixia del proceso de la que usted habla?
Lo primero es fortalecer el partido. Esa es de pronto una equivocación de algunos compañeros nuestros, que creen que el partido no tiene importancia. Creo que aquí la garantía para sacar esto adelante es tener un partido fuerte, porque es el partido de los acuerdos. Y además debemos trabajar por una gran coalición nacional. Hay una plataforma, Defendamos la paz, que cada vez crece más. Creo que ese tipo de iniciativas tenemos que fortalecerlas.
Usted ha hablado de un proyecto de decreto rodando sobre los bienes de las Farc, ¿cómo es esto?
Nosotros entregamos lo que teníamos a disposición en cada una de las zonas. Se entregó plata en efectivo, oro, bienes, ganado, fincas, carros, motos, la infraestructura que teníamos en función de la guerra y la primera cosa que llama la atención es que eso se filtró a los medios de comunicación, lo que puso en riesgo a mucha gente, porque había fincas que teníamos y había campesinos que nos las administraban y ellos quedaron en evidencia cuando se filtró eso a la opinión.
Esos bienes, el Estado no hizo nada por ellos, eso quedó ahí, al garete, y entonces ahora, después de no sé cuánto tiempo nos vienen a decir que tenemos que responder por esos bienes y si no que estamos incumpliendo, entramos por la Fiscalía y nos vamos para la cárcel.
¿Eso es un decreto en firme o es un borrador?
No, es un borrador de decreto que ojalá lo echen para atrás.
¿Le gustaría seguir al frente del partido?
Yo en mis cuarenta años de vida guerrillera jamás me plantee aspirar a equis puesto o cargo. Yo digo "lo que el partido me ponga a hacer está bien". Esto es duro, difícil. Me da pena confesarlo públicamente, pero realmente yo estaba como cansado, como preocupado, como desanimado con todas estas cosas, pero frente a estas situaciones, y en especial lo del atentado y mirando a Johan Rodrigo, dije "no, aquí todavía tenemos fuercita, tenemos salud, vamos a trabajarle duro a esto". Hay que rectificar. En las Farc aprendimos mucho la autocrítica permanentemente. Era necesaria, además y en esta actividad hay que seguir en eso. Por lo menos en mí estoy en un proceso autocrítico tratando de rectificar en función de que el partido se encamine por la línea que ha sido trazada en el congreso de la colectividad.
JUAN FRANCISCO VALBUENA G.
REDACCIÓN POLÍTICA