Esta semana comenzó en Quito (Ecuador) la segunda ronda de negociaciones de paz con el Ejército de Liberación Nacional (Eln), pero no se vislumbran, por ningún lado, asomos de optimismo sobre ese proceso.
Ni el Gobierno, ni la misma guerrilla ni los sectores que acompañan la negociación han expresado gran esperanza sobre el pronto hallazgo de un acuerdo.
Juan Camilo Restrepo, jefe del equipo negociador del Gobierno, hombre de mucha experiencia en el manejo de asuntos públicos, dijo hace apenas una semana que “no podemos avanzar (en la negociación) si el Eln no es coherente entre lo que dice y firma allá (en Quito) y lo que hace acá con su lenguaje terrorista”.
Restrepo dice esto porque mientras los líderes del Eln van a Quito a negociar la búsqueda de la paz, en Colombia sus frentes han intensificado el secuestro, el asesinato de policías y atentados contra la infraestructura.
Los líderes del Eln también son pesimistas sobre un pronto acuerdo de paz. Después de un encuentro de los miembros de su cúpula en La Habana con los jefes de las Farc, hace dos semanas, eso quedó más claro.
‘Gabino’, uno de los jefes de esa guerrilla, dijo en la capital cubana que “no está” entre los “cálculos” de esa organización guerrillera concluir la negociación de paz “antes de las elecciones del 2018”.
Hay varias razones que explican la falta de decisión política del Eln para comprometerse a fondo en una búsqueda de la paz con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos.
Por un lado es conocida la fuerte influencia del gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, sobre esta organización.
Durante una conferencia en la Universidad Sergio Arboleda, hace dos semanas, el jefe del equipo negociador del Gobierno dijo que los miembros de la cúpula del Eln viven en el vecino país y son protegidos por el gobierno de Caracas.
Según Restrepo, los jefes ‘elenos’ no solo viven allí para protegerse de la presión militar colombiana, sino que gozan de beneficios económicos que les permite las distorsiones del mercado venezolano.
Y ahora que las relaciones entre Bogotá y Caracas han subido de temperatura, no es factible pensar que Maduro ayudará, presionando a los jefes de esta guerrilla, a avanzar en una negociación.
“La situación venezolana puede influir negativamente si el Eln decide jugarse con Maduro”, dijo el analista y estudioso de ese tema León Valencia.
Pero tampoco ayudan a mejorar la negociación factores como que solo quede poco más de un año del gobierno de Juan Manuel Santos y que, además, sobrevenga un año de campaña presidencial, tiempo en que la oposición será más implacable.
“La negociación no se va a cerrar con el gobierno Santos”, coincidió Francisco Barbosa, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
No se sabe hasta dónde el gobierno del presidente Santos pueda mantener abiertas las negociaciones con el Eln, mientras que se agota su tiempo en la Casa de Nariño y los avances en la mesa son muy frágiles y contradictorios: suscribir acuerdos transitorios humanitarios, pero continuar sus acciones violentas en el territorio nacional.
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