Todo lo que hay en la habitación del Hotel Tequendama en la que se hospedaba Sri Sri Ravi Shankar está cubierto por mantas blancas, y todos los presentes están sin zapatos.
Una puerta separa la sala del cuarto del gurú, quien en 1981, después de diez días de silencio y meditación a orillas del río Bhadra, en el sur de la India, concibió el ‘sudrashan kriya’, una técnica de respiración y meditación.
A mediados del 2015, el Sri Sri (título honorífico del hinduismo) vino al país para reunirse con el presidente Santos, y posteriormente lo hizo con los comandantes de las Farc en La Habana, donde puso a meditar a ‘Iván Márquez’.
La conexión que logró con ambas partes lo tiene este lunes de vuelta como uno de los principales invitados internacionales a la firma de la paz en Cartagena, y trajo un mensaje de reconciliación.
Entre los vidrios opacos de la puerta que separa la sala del cuarto hay claridad y ahí se ven sus ojos grandes, con los que pareciera abarcar totalmente a quien mira.
Entra a la sala, todos los presentes se levantan, saluda con una sonrisa y una pequeña inclinación.
El blanco de su túnica lo mimetiza con el ambiente. Lo único que resalta es la barba y el pelo. Se sienta y dice “hablemos”.
¿Por qué vivir es un arte?
Cuando estudias el diseño de cómo luce la vida, la aprecias como arte. Pero hay una preocupación y es que hay una falta de interés por hacerlo. Debemos crear mayor conciencia sobre admirar la vida.
Algunos dicen que la guerra también es un arte. ¿Para usted lo es?
Los chinos dijeron que la guerra es un arte. Para mí, la guerra es worst act of reason (WAR). La guerra es el peor acto de la razón.
¿Cómo superar la guerra desde la espiritualidad?
La guerra empieza con la falta de entendimiento, de comunicación, de confianza. Entonces, si se quitan estas cosas y la gente piensa desde una perspectiva más amplia, cualquier conflicto se puede resolver.
¿Por qué nace la violencia en el ser humano?
Cuando alguien siente que es una víctima porque le han cometido una injusticia, entonces quiere reaccionar. Una pregunta que no ha sido respondida en la mente se fermenta y causa estrés, y el estrés es la causa de la violencia. Cualquier buena persona, si no la dejas dormir durante dos días y no les das de comer, se volverá violenta.
¿Y cómo curar el estrés?
Esto es lo que hacen los programas de la academia a través de la respiración, de una nutrición propia, de un ejercicio, de un estado de mente apropiado, todas estas cosas empiezan a eliminar el estrés.
Usted habló con los de la Farc. ¿Cómo vio la energía de ellos?
Yo veo a todo el mundo como parte de mí. Toda persona estresada y tensa es totalmente diferente, y ellos están así. Para una madre, si el niño está llorando y haciendo pataleta –lo que sea que esté haciendo el niño–, la madre sabe por qué no comió, por qué no durmió; ve más allá de su comportamiento. Yo no veo el comportamiento de ellos, veo la causa de ese comportamiento. Y la causa es el estrés y la falta de este conocimiento, la falta de tranquilidad.
Usted es una persona muy sonriente. ¿Cuál es la importancia de la sonrisa en el proceso del perdón?
Cuando piensas desde una mente amplia, entonces el perdón es natural. Cuando entiendes las circunstancias del otro, puedes sentir más compasión por él o por ella. Es a causa del estrés, de la tensión, de la falta de consciencia, que esa persona comete un crimen. Yo hablé con la gente de las Farc y les dije que estoy de acuerdo con la parte de la justicia social, pero no con el camino que escogieron del marxismo violento. Entonces, si toman el principio gandhiano de la no violencia, deben llevar una vida simple. Gandhi logró, con un pensamiento muy elevado, que todo el mundo hiciera parte de su mundo. (Abre los ojos, levanta el dedo índice para hacer énfasis en lo siguiente). Entonces, el amor y la compasión son muy importantes.
Colombia ahora está a las puertas del posconflicto. ¿Cómo, desde la espiritualidad, se puede lograr que haya tolerancia?
El verdadero trabajo empieza ahora. La gente que ha estado en la selva por tanto tiempo, cuando vuelvan a la sociedad necesitan un toque de curación, al igual que las víctimas. Las víctimas deben poder dejar atrás el pasado y buscar un futuro más brillante. La consciencia de la víctima y del culpable no son para nada positivas para la sociedad. Debemos curar la consciencia de las víctimas y por el otro lado, necesitamos lograr la reconciliación con la consciencia de los culpables. Cuando una persona siente que es culpable, va a querer justificarlo; inconscientemente va a victimizarse.
Entonces la mente se vuelve muy compleja y en esta situación la meditación y los ejercicios de respiración pueden hacer una diferencia muy grande. Esto lo digo desde mi experiencia, habiendo trabajado con victimarios y personas en las cárceles.
Usted quiere seguir ligado a Colombia. ¿Cuál sería su papel en el posconflicto?
En Colombia tenemos que juntar a la gente; unirla, enseñarle a perdonar y olvidar y que se mueva al futuro. Así crearemos una sociedad constructiva y próspera. Aumentar la confianza en uno mismo y en el otro. Lo segundo es deshacerse del estrés y lo tercero, hacer algo creativo para generar mayor empleo. Este es un país tan hermoso y con tanta riqueza natural que no hay razón para que la gente sea pobre. En la India hemos estado enseñando agricultura orgánica. Así que podemos traer este conocimiento acá. Y lo otro diría que es la reconciliación, hacer que las comunidades se unan en celebración.
SIMÓN GRANJA MATÍAS
Redactor de EL TIEMPO