El presidente Juan Manuel Santos tuvo el miércoles, en Nueva York, tres encuentros claves: se reunió con el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, intervino ante el pleno de ese organismo multilateral y sostuvo una reunión con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
El balance de estos encuentros –los tres, en menos de seis horas– dejó en claro que el proceso de paz colombiano atrajo la atención de la comunidad internacional.
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La jornada comenzó hacia las 9 de la mañana, cuando el mandatario colombiano, en un hecho casi nunca visto, fue recibido por el Consejo de Seguridad en pleno, a pesar de que Colombia no tiene asiento en esa instancia. Santos, tal y como se había decidido en el marco de la negociación de La Habana, llevó una copia del acuerdo para entregársela a la Asamblea, en la que tienen presencia las principales potencias del mundo.
El Jefe de Estado vino a esta cita, la número 71 de la ONU, para entregar el Acuerdo de paz, para darles las gracias a los gobiernos que lo han apoyado en este proceso y para presentarle al mundo los resultados de la negociación para la que estuvo pidiendo apoyo en los últimos seis años.
Por eso, en la intervención del jefe de Estado colombiano –de un poco de más de 10 minutos ante el pleno de Naciones Unidas– se dejó claro que “ha terminado el último y más viejo conflicto armado del hemisferio”. Santos recordó que hace un año, en ese mismo recinto, dijo que esperaba volver ahí, este año, como Presidente de una Colombia en paz y reconciliada.
“Después de más de medio siglo de conflicto armado interno, regreso a las Naciones Unidas, en el Día Internacional de la Paz, para anunciar, con toda la fuerza de mi voz y de mi corazón, que la guerra en Colombia ha terminado”, precisó el presidente Santos con un tono alto, en un gesto cuya intención parecía ser que los más de 190 países que integran la ONU escucharan.
Santos, quien fue interrumpido en varias ocasiones por los aplausos de la plenaria de la ONU, aseguró que el continente americano, con todas sus islas, desde la Patagonia hasta Alaska, es ahora una zona de paz. “El acuerdo logrado, luego de casi cuatro años de conversaciones públicas y más de un año de aproximaciones secretas, es la mejor noticia para Colombia, para América Latina y para el mundo”, agregó el mandatario colombiano.
Además de hacer un recuento de los puntos básicos que contempla el acuerdo, les dijo a los mandatarios reunidos en Nueva York que esto significa que las Farc desaparecen como grupo armado, se reincorporarán a la sociedad y podrán convertirse en un movimiento político dentro de la democracia.
Por supuesto que el Presidente hizo énfasis en el apoyo recibido de los gobiernos extranjeros y de la comunidad internacional para sacar adelante esta iniciativa.
Santos, con tono enfático, les agradeció a “tantos gobiernos, tantos países, tantas organizaciones, que nos han expresado continuamente su solidaridad, y también su disposición para apoyar a Colombia en la desafiante fase que tenemos por delante: el posconflicto”.
Tras decir que se les ha cumplido a los colombianos y al mundo, aseguró que “en Colombia estamos pasando la página de la guerra para comenzar a escribir el capítulo de la paz”.
Santos –con una clara emoción que se le notaba en el rostro y en la voz– fue despedido con un sonoro aplauso de los delgados de los diferentes gobiernos que estaban en el recinto en el que se reunió el pleno de la ONU.
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Luego de esto partió de Naciones Unidas –por las congestionadas calles del sector de Manhattan– rumbo a su cita con Obama. Era un encuentro con un socio clave no solo en lo económico, sino el proceso de paz. El Presidente también estuvo ayer dando una entrevista en la agencia Reuters y terminó con un conversatorio con sus socios de la Alianza Pacífico, bloque político y económico integrado por Colombia, México, Perú y Chile.
A primera hora de este jueves regresa al país, con un respaldo internacional al proceso de paz fortificado y compromisos económicos importantes para invertir en el posconflicto. Sin duda, su paso por la ONU dejó claro que la cara de Colombia cambió y que el fin de 52 años de guerra potencia internacionalmente al país.
JORGE ENRIQUE MELÉNDEZ
Enviado especial de EL TIEMPO
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