Esta semana se cumplen cuatro años desde que entró en vigencia el acuerdo de paz, y si bien han habido avances en ciertos aspectos, también persisten las dificultades en varios puntos que han impedido su plena implementación. Uno de los obstáculos más preocupantes es el tema de la seguridad, porque aunque más de 13.000 exintegrantes de las Farc se mantienen comprometidos con la paz, según el último reporte trimestral de Naciones Unidas desde 2016 han sido asesinados 237 excombatientes.
A estas muertes se les suman los asesinatos de los líderes sociales y defensores de derechos humanos, así como el aumento de las masacres en distintos territorios del país. No obstante, a pesar de este panorama, para Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia y representante especial del Secretario General de las Naciones Unidas, existen logros significativos que no se deben olvidar para seguir avanzando en la implementación.
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En conversación con EL TIEMPO, Ruiz Massieu menciona algunos avances y obstáculos, pero también hace un llamado a la paciencia, “porque la construcción de la paz es un proceso a largo plazo”.
Hay logros muy importantes que son irreversibles como el cese del fuego, la dejación de armas, la transformación de Farc en un partido político que ha propuesto iniciativas, participando e incluso organizado debates en el Congreso, haciendo política en lugar de combatir contra el Estado. También hay que destacar temas que salen del acuerdo como el estatuto de la oposición, que es importante porque amplía la democracia en el país.
¿Y en materia de reincorporación?En la reincorporación hay avances claros: más de 13.000 excombatientes siguen comprometidos con el proceso, aunque hay diferentes obstáculos. Hay avances en cuanto a los números de proyectos productivos, y aunque existen problemas, esta es un área que avanza de manera positiva. Hay que seguir avanzando, la reincorporación no es un proceso de corto plazo sino de mediano y largo; y hay elementos que se deben garantizar para que este proceso sea sostenible en el tiempo, como la asistencia técnica, el acceso a mercados, y un elemento muy importante: el acceso a tierras. Estos son algunos avances, pero no son los únicos.
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Vale la pena mencionar los programas diseñados para llevar el desarrollo a las comunidades afectadas por el conflicto como son los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet); no obstante, aunque también hay obstáculos, hay que reconocer la inversión del Estado porque son programas importantes para las comunidades.
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Hay que destacar el trabajo que han venido haciendo la JEP, la Comisión de la Verdad y la Unidad de Búsqueda. La JEP, con la apertura de los siete macrocasos, con la atención a más de 300.000 víctimas, con la recepción de más de 300 informes de las mismas; y se espera que comiencen a dictar sanciones para el próximo año. La Comisión de la Verdad, con los diferentes eventos de diálogos para la reconciliación que han involucrado a distintos actores, y que son muy importantes porque uno de los elementos más relevantes del acuerdo es que las víctimas están en el centro. Desde Naciones Unidas tenemos la necesidad de seguir acompañando al Sistema y de verificar que sigamos avanzando hacia la reparación de las víctimas y a la reconciliación.
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La justicia en este caso es restaurativa, justicia reparadora, y la verdad está en el centro
Al ser un acuerdo que está centrado en las víctimas y que busca la reconciliación nacional, el papel de la Comisión de la Verdad ha sido, es y será muy relevante. Esperamos que el informe final resuma elementos que son importantes para el país sobre lo que sucedió en el conflicto y que ayude a Colombia a ir cerrando, pero sin olvidar algunos capítulos que han sido muy duros para diferentes sectores.
Se escuchan muchas críticas a la JEP, ¿cuál es su percepción acerca de cómo están funcionando las cosas allí?En Naciones Unidas hemos abogado por la autonomía e independencia de la Jurisdicción Especial para la Paz. Es una institución central en el acuerdo y fundamental para la verdad, justicia, reparación y no repetición. Esta independencia y autonomía significan que todos tenemos que reconocer que le corresponde a esta autoridad tomar decisiones acordes con su jurisdicción. Independientemente de las decisiones que tome, lo más importante es el respeto como órgano judicial, es el respeto a las decisiones judiciales.
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Como el acuerdo de paz es de largo plazo, inicialmente planteado a 15 años, el primer obstáculo es entender que la implementación no puede ir al mismo ritmo en todos los elementos ni en el corto plazo. Esto genera percepciones de incumplimiento de una u otra de las partes. Entonces, el primer obstáculo es la percepción porque se necesitan paciencia, persistencia y resiliencia para seguir con la implementación y tener expectativas de largo aliento.
La violencia ha aumentado en los últimos años, ¿cuál es el balance de la seguridad en Colombia?Claramente una de las áreas más complejas y más difíciles de cumplir es la presencia integral del Estado en los territorios, que es muy importante para reducir la violencia en los territorios afectados por el conflicto. La presencia del Estado, que ha sido muy limitada históricamente, tiene que ir avanzando de manera gradual para poder llegar a ese objetivo y ese es realmente el mayor disuasivo para la violencia en el país. Al ser un proceso de largo aliento, hasta ahora las medidas más coyunturales y de corto plazo que se han adoptado para dotar de seguridad los territorios todavía no tienen los resultados deseados. Esto se ve reflejado en los asesinatos de los excombatientes, de los líderes sociales, de defensores de derechos humanos, incluidas las masacres que se han presentado en algunas regiones del país.
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Si no hay seguridad para los excombatientes, para los líderes sociales, para las comunidades, es muy difícil implementar los programas
Uno de los mayores retos es que el Estado pueda ir llegando poco a poco a los territorios, pero no solamente con fuerza pública, que es el primer paso, sino también con instituciones civiles, con educación, salud, secciones judiciales, instituciones que lleven desarrollo, servicios y seguridad a esos territorios. El propio acuerdo de paz tiene unos mecanismos que esperamos se utilicen a plenitud para reducir la violencia a corto plazo, como son la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad. En la medida en que haya una política pública de desmantelamiento y que esta se implemente, esperamos que eso tenga un efecto importante sobre la reducción de la violencia. Si no hay seguridad para los excombatientes, para los líderes sociales, para las comunidades, es muy difícil implementar los programas porque todo empieza con la protección de la vida.
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El programa de sustitución de cultivos (Pnis) tiene tres elementos importantes: la erradicación, el sustento a las familias y los cultivos alternativos. Las primeras partes han tenido avances importantes, pero el tercer elemento tiene poco avance. Si se logra que este programa esté debidamente financiado y que pueda dar los cultivos o proyectos alternativos para esas familias, puede ser un gran avance. La resiembra en este programa es menor al uno por ciento, en contraste con la resiembra que se hace por la erradicación forzada, que asciende a un 40 por ciento. Entonces, esta efectividad nos da una clara imagen de la importancia de este programa para la erradicación de un problema de graves consecuencias para Colombia y para el mundo. El Pnis no va a terminar completamente el problema del narcotráfico, pero ayudará de manera importante a su solución.
Para la comunidad Internacional, ¿cuál es el valor del acuerdo de paz?Colombia tiene un gran valor por muchas razones. Es un acuerdo muy novedoso en ciertos aspectos. Uno es que encuentra el balance entre justicia y paz, que es muy difícil de alcanzar. La justicia en este caso es restaurativa, justicia reparadora, y la verdad está en el centro. También es muy novedoso en términos de género y de empoderamiento de la mujer, está reconocido internacionalmente como el acuerdo que tiene mayor cantidad de temas de género incluido en diferentes apartados. Además, este es de los pocos acuerdos y procesos que cuentan con el apoyo unánime del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Los 15 países miembros del Consejo de Seguridad están con un firme apoyo al proceso de paz colombiano y a la implementación del acuerdo. Esto también lo hace único.
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Les pediría recordar los logros que se han alcanzado y cómo eso trajo una reducción de la violencia en el país cuando se firmó el acuerdo de paz, pero sin olvidar que hay desafíos y retos hacia adelante. También les diría que hay que tener paciencia: son 15 años en los que esperamos se sigan implementando los acuerdos y Naciones Unidas seguirá acompañando este proceso. Estamos seguros de que se van a lograr objetivos muy importantes para el país como la reconciliación nacional. No son temas fáciles, han sido décadas muy duras para el país, el conflicto ha dejado muchas víctimas, muchas heridas que incluso siguen abiertas, pero realmente el acuerdo de paz lo que intenta es precisamente sanar esas heridas y seguir caminando juntos, todos los colombianos, apoyados por la comunidad internacional, hacia un mejor país.
SERGIO A. DAZA
Redacción DOMINGO
EL TIEMPO
En Twitter: @sergiodazacev