Para el analista político León Valencia, quien además dirige la fundación Paz y Reconciliación, el regreso a las armas de ‘Iván Márquez’, ‘Jesús Santrich’ y el ‘Paisa’ fue un golpe más simbólico. Sin embargo, esto no significa que en el futuro no hagan acciones militares, pues en su grupo cuentan con hombres que tienen un largo historial bélico.
En diálogo con EL TIEMPO, valencia analizó algunos de los últimos acontecimientos políticos y sociales del país, como los asesinatos de los líderes sociales y la protesta social, que comenzó en noviembre del año pasado y continuará la siguiente semana. Para él, esta primera convocatoria del año marcará la ruta para los meses siguientes y descartó que las marchas estén infiltradas por las disidencias y el Eln, pues estas son "muy de clases medias".
El regreso a las armas de ‘Iván Márquez’, ‘Jesús Santrich’ y el ‘Paisa’ fue un hecho que cambió el panorama de orden público en el país. ¿Cree que esto ha tenido consecuencia?
Fue un golpe simbólico al proceso de paz muy duro y a las propias Farc, que se habían desmovilizado y desarmado. Y más porque lo encabezó el jefe negociador, que además era el jefe político de ese grupo.
Sin embargo, todavía no ha tenido una repercusión grande, porque el grupo no ha tenido una actividad militar importante. Ellos pensaban demorarse más en anunciar el retomo de las armas porque estaban buscando un acuerdo con las disidencias que ya estaban, y en eso, sin falsa modestia, nosotros teníamos la información y la sacamos adelante. Creo que eso aceleró el anuncio de ellos antes de que tuvieran un acuerdo con los otros grupos, como el de ‘Gentil Duarte’ y los demás.
Entonces están haciendo ese trabajo para poder tener una repercusión militar, que hasta ahora no han tenido. La segunda repercusión que tuvo eso, aparte de lo simbólico, es acabar de dividir y fragmentar este partido Farc.
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En ese vídeo ‘Iván Márquez’ habló de una nueva forma de lucha. ¿Qué han analizado ustedes? ¿De qué puede tratarse?
Lo que habló ‘Márquez’ era más algo de terrorismo y de ataque a la clase política, a quienes acusa de haber traicionado el proceso de paz. Era proyectar los tiros no hacia el Ejército y a la Policía sino hacia los sectores de la clase política.
Siempre hay que estar preocupados porque la gente que está ahí con él tiene mucha capacidad. Con él se fueron los tipos más eficaces, capaces militarmente y los que habían tenido una historia más tremenda. Ahí se fue el ‘Paisa’, se fue ‘Romaña’. Hay que tener mucho cuidado con eso porque uno no sabe si van a sostener esa posición de ataques a los líderes políticos, y ellos saben cómo hacerlo.
Esta semana circuló la información sobre un atentado planeado por ‘Márquez’ y el ‘Paisa’ contra Rodrigo Londoño. ¿Cómo lo analiza?
Creo que hay mucho resentimiento y uno lo vio desde el interior de las Farc, pero a mí me cuesta creer que el primero que vayan a enfrentar sea Timochenko. Además, él no es al que le tienen más rabia, al que le tienen más bronca es a Carlos Antonio Lozada, que lo acusan de traidor y todas esas cosas.

En agosto de este año, después de tres años de la firma de la paz con las Farc, ‘Iván Márquez’ anunció la fundación de un nuevo grupo guerrillero.
AFP
Se cumple un año del atentado del Eln a la Escuela de Policía General Santander. ¿Cómo ve las negociaciones con esa guerrilla? ¿Tienen futuro?
Ha habido un viraje en los últimos dos meses. El Gobierno está abriendo como una especia de ventanita para buscar una negociación. Los del Eln también están aumentando su discurso de negociación, pero los incentivos de ambos lados no son muchos.
El Eln está viendo la protesta social, la situación difícil del Gobierno, entonces ellos pensarán que es como darle la mano al Gobierno. Y el Gobierno mismo no ve mucho incentivo para hacerlo en la realidad, porque los problemas que ellos enfrentan son otros. El discurso de negociación va a crecer, pero no la realidad de la negociación.
¿Cree que las disidencias han logrado infiltrar las jornadas de protestas que comenzaron el 21 de noviembre?
Eso es muy marginal porque el mundo de las marchas es un mundo que ha sorprendido a todos, y es un mundo muy poco ligado a todo esto. La protesta social, esta que hubo, fue convocada por sindicatos y por otras organizaciones, pero en realidad no es el grueso de la gente que participa, porque si hubiera sido eso, era lo tradicional que se hacía, como la gente que marcha en el primero de mayo.
Esta es una protesta urbana y muy de clases medias, entonces eso tiene muy poca conexión con ese mundo, porque ellos tienen conexión con un mundo campesino y, segundo, con sectores más organizados socialmente. Esta protesta se trata de gente que salió a marchar por inconformidad con el gobierno de Duque y tiene mucha resistencia a cualquier cosa de ese tipo, incluso veíamos que a quienes hacían vandalismo los retiraban de las marchas.
A ellos los sorprendió lo que está pasando, también al Eln. Prácticamente fueron espectadores.

Manifestantes en la plaza de Bolívar.
Hector Fabio Zamora / EL TIEMPO
¿Cómo cree que serán las nuevas jornadas de protestas?
Ahí tenemos una prueba porque el escenario es que si esto vuelve a arrancar con fuerza, tendremos a la gente en la calle todo el año hasta que se busque un camino de salida. Esa es como la prueba que se tiene y sería una sorpresa todavía mayor, porque la sorpresa de la anterior movilización fue grande, nadie la pensaba. Hay que estar pendientes cómo se manifiestan.
Una de las principales de Naciones Unidas son los asesinatos de líderes sociales y exguerrilleros de las Farc. ¿Qué está pasando?
Hay una industria del sicariato que se pone al servicio de cualquiera. Detrás hay unos intereses económicos, políticos, que son los que mandan a matar gente. Y la respuesta del Estado tiene dos connotaciones:
Primero, va solo detrás de los autores materiales, que son tan difíciles de enfrentar porque son una cosa totalmente dispersa, que es toda la industria de sicariato. Y nunca le pone cuidado a los autores intelectuales, no hay una investigación, no hay un esfuerzo para dar los con intelectuales. La gente detrás de eso son empresarios, políticos y los actores ilegales.
La segunda es el discurso y el tema político. Ellos dicen que no hay sistematicidad porque la sistematicidad la toman según el actor que perpetre el crimen, y eso es engañoso, no existe un actor organizado que esté en esa idea. Esa discusión semántica de la sistematicidad es una discusión que favorece a los perpetradores y a los actores intelectuales.
El Gobierno no logra ser eficaz. Logra algunas capturas de unos autores materiales, pero no va más allá.
MATEO GARCÍA
Redacción Política