Con Hugo Palacio Mejía, Carlos Esteban Jaramillo, Hernando Yepes Arcila y Pedro Medellín, entre otros, Jaime Castro organizó el comité 'Mejor No', que, a juicio de algunos, no es un grupo significativo, sino un grupo de ciudadanos significativos. Se autodefine como “sobreviviente de la cofradía de los que no tragan entero que fundó Alfonso Palacio Rudas”.
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Dicen que sus reparos son, fundamentalmente, jurídico-políticos...
Sí, porque el Acuerdo Final y su hermano gemelo, el Acto Legislativo 1 del 2016, le rompen vértebras importantes al ordenamiento jurídico, político e institucional del país. Tiran por la borda valores y principios propios de los Estados de derecho y los sistemas democráticos que siempre hemos respetado y buscado mejorar y que nos han distinguido de naciones comparables a la nuestra.
¿Algún ejemplo?
Sí, pretenden que a partir del 3 de octubre el Congreso aplique procedimiento abreviado a los proyectos que desarrollen el Acuerdo Final. Las reformas constitucionales serían de iniciativa exclusiva del Gobierno, se podrían tramitar en sesiones extraordinarias y no solo en ordinarias, se aprobarían en cuatro y no en ocho debates y en una y no en dos vueltas, y los proyectos no se podrían modificar sin el visto bueno del Gobierno.
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¿Las Farc renegociarían lo que acaban de acordar?
‘Carlos Lozada’, uno de sus comandantes y negociadores dijo: 'Si llegare a producirse la victoria del ‘No’, el proceso debe continuar'. Lo repitió, con otras palabras, Enrique Santiago, tal vez el asesor más calificado de las Farc, que tomaron una decisión irrevocable: dejar de ser organización rebelde en armas y convertirse en partido político.
Pero De la Calle dice que no habría nueva negociación antes de 10 años...
Él se desconfigura, tal vez porque piensa que la renegociación pondría en peligro su precandidatura presidencial. Por eso dice que tal hipótesis es mera ficción inviable, que Naciones Unidas se irían del país y que se perderían cuatro o más años de negociaciones. En temas como este no se deben dar por ciertas las conjeturas interesadas de algunos.
¿Les irá bien en política?
Depende de lo que hagan como partido y si aprovechan situaciones que le son favorables (…) Las ventajas y gabelas que les otorga el Acuerdo Final crean condiciones superiores a los que tienen los demás actores de la vida pública. Tendrán como vagón de cola las organizaciones de izquierda y sociales que se sumen a su proyecto. Hay quienes afirman que cuentan con recursos suficientes para financiar las campañas que adelanten.
Su conclusión…
Las Farc no son tigre de papel, lo cual no quiere decir que se pueda subestimar su capacidad bélica, que desaparece ante una decisión suya que no tiene reversa: ser partido político y buscar por esa vía el poder. Por eso, si gana el ‘No’, renegociarán el acuerdo final. Lo harán.
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