En una de las zonas donde hoy se agrupan las Farc en el Cauca, el jefe a cargo del lugar hizo aislar el miércoles, con pliegos de plástico blancos, el punto al que llegaron con sus armas, en costales y morrales, los guerrilleros que debían entregarlas a la Misión de la ONU durante la primera jornada masiva de desarme.
En otros sitios, los jefes guerrilleros pidieron que la dejación de armas se diera después de las 5 de la tarde, cuando ya no hubiera campesinos ni trabajadores cerca.
Así, casi en la sombra, ha ocurrido hasta ahora el desarme de las Farc, el hecho más esperado de la paz con esta guerrilla tras casi cuatro años de difíciles negociaciones, un plebiscito que tuvo temporalmente en vilo el Acuerdo Final de Paz y una implementación lenta y tortuosa de lo pactado entre el Gobierno y esa guerrilla.
Como se sabe, el bajo perfil del hecho más contundente del fin de 52 años de guerra con esta organización ha sido decisión de las Farc. Desde los diálogos en La Habana se negaron a una foto pública entregando las armas porque, para ellas, el mensaje implícito en una imagen así es el de la rendición, pero su caso no fue ese, sino el de una negociación de paz.
Sin embargo, muy a pesar de las Farc, que, según Marco Calarcá, temen que los medios de comunicación conviertan en un “show” la entrega de las armas, un acto público del desarme guerrillero les serviría más a esa guerrilla y al proceso de paz que a la prensa. Mucho más cuando la intención explícita de algunos partidos políticos es cambiar o “volver trizas” el Acuerdo Final de Paz y cuando las elecciones presidenciales hoy se perfilan como un segundo plebiscito a favor o en contra de lo pactado en La Habana.
También, porque las Farc están a un paso de convertirse en partido político legal y necesitan revertir la desfavorabilidad que tienen entre un amplio segmento del país. Según la encuesta Gallup de abril, solo el 11 por ciento de los colombianos tienen una opinión favorable de esta guerrilla.
Una imagen simbólica de su desarme sería un gesto de paz y reconciliación con Colombia. No es necesario que los jefes de las Farc salgan en la foto entregando sus armas.
Está claro que más importante que una foto es que esa guerrilla abandona las armas para convertirse en un movimiento político, pero precisamente por ser este un hito en la historia del país, bien vale la pena que haya un acto que lo simbolice y una imagen que lo vuelva memorable.
Toda una generación de colombianos recuerda el desarme del M-19 en marzo de 1990 en Santo Domingo, Cauca, por la imagen de Carlos Pizarro dejando su arma –envuelta en un pañuelo con los colores de la bandera colombiana– encima del montón de fusiles que habían depuesto ya guerrilleros bajo su mando.
Hasta hoy, no sabemos cómo va a recordar Colombia el desarme de las Farc.
El senador Antonio Navarro, quien fue uno de los comandantes del M-19 que entregaron sus armas en 1990, dice que es importante, al menos, una foto del armamento de las Farc.
“Sería muy útil que la gente vea las armas, porque hay mucha desconfianza. Por lo menos una foto pública de las armas en los contenedores de la ONU, sin que aparezca nadie entregándolas, ayudaría mucho”, agrega el Senador.
Las fotos de la entrega del armamento sí existen. Las ha hecho la Misión de la Naciones Unidas para documentar internamente el desarme de esa guerrilla, que el organismo internacional debe verificar y garantizar.
Las Farc también han hecho su propio registro.
Pero si no hay constancia pública de la entrega de las armas, en la memoria del país quedará faltando una pieza fundamental del proceso de paz que terminó medio siglo de guerra con las Farc.
EL TIEMPO sabe que esta guerrilla está considerando hacer algunos actos públicos de su desarme, y probablemente los anuncie esta semana.
Sin embargo, no está claro si las imágenes que veremos serán la repetición de lo que hemos visto estos días. Es decir, solo guerrilleros recibiendo de la ONU la certificación de que se desarmaron y guerrilleros firmando el acta de compromiso de que nunca más empuñarán un arma.
Ningún colombiano sensato pediría una foto que resulte humillante para los guerrilleros, pero sí una que simbolice de manera contundente la transformación de las Farc de guerrilla a organización política sin armas.
MARISOL GÓMEZ GIRALDO
Editora de EL TIEMPO
En Twitter: MarisolGmezG