Haciendo tramos a pie, en lanchas y camionetas, las Farc están cumpliendo este fin de semana su última marcha como grupo armado tras 52 años en guerra.
Por montañas, ríos y caminos de 33 rutas definidas previamente con el Gobierno, al menos 5.500 guerrilleros avanzan a los 26 puntos del país donde harán su desarme. Entre ellos, como novedad de la paz, hay mujeres embarazadas y lactantes.
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Es una marcha gigantesca que apoyan unos 600 funcionarios y es protegida por un cordón de seguridad del Estado. El mando está en la sede del Mecanismo de Monitoreo y Verificación del Cese del Fuego en Bogotá, donde se resuelven detalles y contratiempos logísticos de última hora.
Las guerrilleras embarazadas y las madres lactantes tendrán dos noches de pausa en su recorrido a los lugares donde las Farc, a finales de mayo, dejarán de existir como organización insurgente.
Carlos Córdoba, gerente de esas zonas desarme y coordinador de la operación que tiene como meta que los guerrilleros estén en sus sitios este martes 31 de enero, habló con EL TIEMPO sobre la inédita operación en camino.
Estamos frente a un movimiento de tropas guerrilleras sin precedentes. ¿Quiénes están involucrados en esto?
En primer lugar, un centro de mando y diseño de rutas que está en la sede Bogotá del Mecanismo de Monitoreo y Verificación –coordinado por la ONU y del cual hacen parte el Gobierno y las Farc– y que hasta el 31 de enero va a funcionar las 24 horas del día. Además, la Presidencia y el Fondo Paz, contratando la logística, y la Unidad de Atención y Prevención de Riesgos, coordinando que los campamentos tengan la dotación mínima.
Precisamente, ha sido pública la polémica entre el Gobierno y las Farc por el atraso en la adecuación de los 26 puntos para el desarme. ¿Cuáles son los sitios con más atraso y qué van a encontrar allí los guerrilleros?
Los de más atraso son el de Tumaco, El Gallo (en Tierra Alta, Córdoba) y Colinas (en San José del Guaviare). Allí, las Farc van a encontrar agua potable y energía eléctrica, unas mínimas condiciones en baterías de baños y unos kits de emergencia para dormir y asearse.
¿Cómo está siendo en terreno la operación de desplazamiento de los guerrilleros?
Primero se diseña la ruta, como una que hicimos este jueves y viernes. En esta salieron de Río Loro, en Buga. Tienen que atravesar La Línea, llegar a Ibagué, pasar El Espinal y luego, a la vereda de Planadas. Del Loro a Buga hay que moverlos en camionetas cuatro por cuatro, entonces tenemos que buscar 40 camionetas, y dos o tres camiones para transportar las armas.
¿A veces van caminando, a veces por lancha, a veces por tierra?
Como Gobierno, estamos garantizando toda la logística para que se muevan. Vía fluvial, tenemos varios movimientos en Putumayo, Chocó y Guaviare. Los otros son por tierra.
¿Qué tan complejos pueden llegar a ser los desplazamientos?
Hay uno en el que tenemos que mover gente desde los llanos del Yarí (en los límites del Meta y Caquetá) hasta Icononzo, Tolima). Tienen que llegar a San Vicente del Caguán, pasar por Florencia, Neiva, y subir a Girardot y Melgar para llegar a la vereda La Fila, de Icononzo. Ese movimiento dura 24 horas, y hay que mandar a una persona que espere a los guerrilleros en San Vicente del Caguán con desayuno, porque salen a las 4 de la mañana. En Florencia los esperamos para darles el almuerzo. Los llevamos en camionetas, luego en buses, luego en jeeps; y en otros puntos, en deslizadores o lanchas grandes para 12 o 15 personas. Llegan a un punto y les llevamos 200 cenas. En la mañana les damos el desayuno y los llevamos en chivas hasta el campamento. Eso, multiplicado por 33, que son las rutas.
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farc marchan a zonas veredales de concentracion
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¿Cuánta gente está trabajando en esto?
En toda la operación de desplazamiento, son unas 600 personas del Gobierno y del Mecanismo de Monitoreo y Verificación. Pero en promedio, hay otras 80 personas en las zonas trabajando en su construcción, día y noche.
¿Y cuántos guerrilleros se están movilizando en estos momentos?
Alrededor de 5.500, y hay unos tratamientos diferenciados. Por ejemplo, desde El Diamante (en los llanos del Yarí) hasta Icononzo, movemos cinco mujeres gestantes y cuatro lactantes. A ellas las llevamos aparte, en una van. No duermen en un campamento, sino en un hotel, y tienen valoración médica. Un recorrido de 24 horas lo hacemos con ellas en tres días, con dos noches de descanso.
¿Cuántas mujeres gestantes y lactantes están yendo hacia las zonas de desarme?
No tenemos el dato. Parte del tema en la generación de confianza es que las Farc nos den más información.
¿Entonces cómo hacen para preparar la logística?
Cuando vamos a hacer la ruta, nos dan la información.
Pero las embarazadas y las mujeres lactantes son una evidencia de que hacía tiempo las Farc se habían hecho a la idea de la paz...
Así es. Se está construyendo de manera vehemente la generación de la paz en los campamentos (risas).
¿Y cómo van a hacer con los niños en los campamentos?
Una cosa es tener un menor de 15 años como parte de las filas guerrilleras (son los que deben salir tras la llegada a los campamentos) y otra cosa es una guerrillera que va a hacer la transición a la vida civil y tiene un hijo. Para eso estamos adecuando los campamentos. Al lado de los puestos de salud vamos a tener una sala de maternidad y lactancia para tener a ese tipo de mujeres.
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¿Cómo está dotada cada zona de concentración de las Farc?
En promedio, una zona veredal tiene 11 kilómetros cuadrados. Todas no suman más de 300 kilómetros cuadrados en el país. Cada zona veredal tiene un cordón de protección de donde las Farc no pueden salir y donde el Ejército no puede entrar. El Mecanismo de Monitoreo y Verificación del Cese del Fuego está afuera. Dentro tenemos que alquilar un predio para el campamento, de entre 5 y 10 hectáreas, dependiendo de las condiciones del terreno. Ahí construimos zonas comunes (comedores, cocinas, aulas, oficina), una zona de alojamiento, un puesto de salud y la recepción.
¿Cuántas hectáreas arrendaron para los campamentos?
Unas 260 hectáreas.
¿Y el precio de cada una?
En promedio, pagamos un millón de pesos por hectárea.
¿Quiénes son los arrendadores?
Campesinos. Son zonas muy aisladas.
¿Y qué ha sido lo más difícil de todo este proceso?
La construcción de los campamentos, por las condiciones agrestes del terreno. Y en segundo lugar, discusiones con las Farc que demoraron el inicio de los trabajos.
¿Eso era distinto con cada jefe de las Farc en cada zona?
Sí. Tuvimos una discusión larga en Colinas, San José de Guaviare, porque tenían otras expectativas sobre las dimensiones del campamento, más allá de lo que nosotros consideramos eficiente y racional.
Por el número de guerrilleros, ¿cuál va a ser la zona de concentración más grande?
La de la vereda La Guajira de Mesetas, en el Meta, con 720 guerrilleros.
¿Y la más chica?
La de la vereda Gallo, en Tierra Alta, con 120 guerrilleros.
¿Una vez lleguen, las Farc se pondrán a construir sus alojamientos?
Sí. Nos pusimos de acuerdo en eso. Nosotros garantizamos comida, agua, luz, servicio sanitario y formas de cocinar. Ellos rápidamente se ponen a construir. Tenemos nuestra brigada de constructores allí, y los asesoramos. En la mayoría de los sitios tenemos el material listo.
¿Usted le puede decir al país que el 31 de enero la mayoría de las Farc va a estar en los 26 puntos de desarme?
Van a estar, y gracias a la colaboración de las dos partes. Desde el Gobierno hemos hecho un esfuerzo muy grande a pesar de las carencias, y las Farc han entendido que este es un paso fundamental que el país está esperando. La puerta de entrada al posconflicto es la puerta de entrada al campamento.
Respuesta a sus críticos¿Cómo llega usted a la gerencia de las zonas de desarme?
Yo dirigía una entidad regional, Rape, que es la asociación entre Bogotá, Cundinamarca, Tolima y Meta. Había trabajado en el gobierno de Santos en Planeación Nacional. Sergio Jaramillo, a quien yo no conocía, me dijo “necesito esto”, y acepté.
¿Qué les diría a quienes han criticado su trabajo en la adecuación de las zonas para las Farc?
Que esto no se trata de una persona. Hay una serie de entidades involucradas, y mi tarea ha sido articular eso y ponerlos a todos en una sola partitura.
MARISOL GÓMEZ GIRALDO
Editora de EL TIEMPO
En Twitter: @MarisolGmezG
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