La ganadora del Nobel de Paz, Jody Williams, no mide sus palabras. Fue con esa advertencia que comenzó la entrevista que le hizo este diario hace cuatro años. Entonces añadió: “Si quisiera ser diplomática, habría sido embajadora o cónsul”.
Williams recibió ese honor en 1997 por su papel en la prohibición internacional del uso de minas antipersonas. Desde su casa en Vermont (EE. UU.), habló con EL TIEMPO y expresó su opinión sobre los hechos de las últimas semanas en Colombia: la firma del acuerdo de paz, el triunfo del ‘No’ en el plebiscito y el Nobel de Paz para el presidente Juan Manuel Santos.
¿Cómo recibió la noticia del Nobel de Paz a Juan Manuel Santos?
Creo que el Comité tomó una buena decisión. Me imagino que sabes que todos estaban diciendo que con el resultado del plebiscito ya no iba a ganar. Pero yo nunca pensé así. Yo pensaba que tal vez iban a reconocer el proceso, por medio del Presidente, para intentar darle un impulso. Para mí es lo que hicieron con esa decisión.
¿Está de acuerdo con que solo hayan reconocido al presidente Santos?
Creo que deberían haber reconocido también a las Farc. En mi opinión –y es ‘mi’ opinión– hay dos lados en una guerra, y para hacer un proceso de paz se necesitan ambos. Reconocer a uno sin reconocer al otro no me cayó muy bien. Pero no soy parte del Comité.
¿Qué tan realista es esperar que el Nobel le dé alguna clase de impulso a un proceso afectado por el triunfo del ‘No’?
¿Cómo adivinar eso? O sea, yo no creo que el Nobel pueda cambiar el proceso, pero le está dando un reconocimiento mundial a la importancia de haber lanzado los diálogos, de haberlo terminado más o menos, y están diciendo que, a pesar del plebiscito, el país debe seguir el camino hacia la paz sostenible. Es lo que veo yo con esa decisión.
(También: Las coincidencias en algunas peticiones para modificar acuerdo de paz)
Obviamente el país tiene sus emociones, Uribe y Santos, y todo ese rollo, que todos ya entienden. Por una parte, el plebiscito no tenía mucho que ver con los acuerdos, sino que casi fue un plebiscito de: ¿a cuál de estos hombres prefieres? Fue un plebiscito entre Uribe y Santos como seres humanos, cuando no debió tener nada que ver con ellos.
¿Cuál podría ser una salida al punto en el que se encuentra el proceso de paz de Colombia?
No creo que el Nobel tenga nada que ver con las tensiones sobre el proceso de paz y cómo se vaya a dando en Colombia.
Es algo que dejó claro el plebiscito: que los colombianos decidieron seguir, o con la discusión de los acuerdos, lo que aparentemente representa el ‘No’, o con un regreso a la guerra.
Francamente, siempre he pensado que fue increíblemente estúpido, y escojo mis palabras a propósito, increíblemente estúpido votar ‘No’ cuando ya has tenido cinco décadas de guerra. Ya saben lo que sería volver a la guerra. ¿Por qué no darle una oportunidad a la paz? Pero, tampoco entiendo por qué tenía que haber un plebiscito.
¿Cómo afecta este limbo temas como el desminado, en el que usted ha estado tan involucrada a lo largo de su vida?
No sé. Imagino que van a seguir desminando. Según lo que entiendo, y debo decir que no entiendo mucho, los dos lados van a seguir el cese del fuego, y para mí sería obvio que también van a seguir colaborando para desminar el país. Porque al hacer eso están enseñando que pueden trabajar juntos, borrar algo del horror de cinco décadas de guerra. Sería una señal de un futuro diferente.
(Además: Tres municipios de Antioquia, libres de sospecha de minas antipersona)
¿Qué tiene de diferente el proceso de paz de Colombia de otros procesos que usted haya conocido?
Para mí ha sido un proceso que, aunque no magnífico, es diferente de lo que he visto en cualquier otro lugar del planeta.
A lo largo de seis años, dos de anticipación y luego cuatro en Cuba, se intentó tocar cada tema necesario para una paz sostenible.
Para mí, eso es muy diferente, por ejemplo, de lo que vi en El Salvador. Allá no se hizo eso. Y por eso creo que El Salvador está tan jodido como está hoy. Es algo muy interesante, muy importante como precedente en el mundo.
Y luego, con el plebiscito, cambió todo. Pero no cambió. ¿Me explico? No entiendo por qué (se hizo) el plebiscito, pero no soy presidente y no leo mentes. Pero, como mucha gente en el mundo, creo que eso fue algo no muy bien pensado.
Si pudiera decirle algo al presidente Santos, ¿qué le diría?
En mi opinión, el presidente Santos tiene una obligación, incluso mayor ahora, después del plebiscito: asegurarse de seguir adelante con el proceso, mantener el cese del fuego y que, a pesar del resultado del plebiscito, la gente vea que el país, en efecto, quiere la paz.
WILSON VEGA
Editor de EL TIEMPO
Comentar