La sorpresiva reunión entre el presidente Juan Manuel Santos y su antecesor, Álvaro Uribe, convocada por el papa Francisco en la mañana de este viernes, en el Vaticano, fue un encuentro cordial pero sin compromisos nuevos entre los dos líderes colombianos.
El pontífice recibió, en su despacho de la Santa Sede, primero a cada uno por separado y luego los sentó a ambos frente a su escritorio para recomendarles trabajar por la unidad. Tras el encuentro, Santos y Uribe presentaron, por separado, su propio balance.
Aunque Santos reconoció la importancia de que el Papa haya hecho la invitación, prefirió valorar lo significativo de que haya apoyado con decisión el acuerdo de paz en marcha con las Farc e instruido al cuerpo católico en Colombia para dar todo su respaldo a la implementación, como consta en la declaración oficial. De hecho, no hizo mayores comentarios sobre el encuentro con Uribe.
(Le puede interesar: 'Los obispos debemos dejar a un lado las posiciones personales')
En el boletín oficial expedido por la Santa Sede se confirmó esta apreciación: “Se expresó reconocimiento por el apoyo del Papa al proceso de paz, así como la esperanza de que dicha paz sea estable y duradera. En ese sentido, se puso de relieve la importancia del encuentro y de la unidad entre las fuerzas políticas colombianas y del compromiso de las Farc”.
En la comunicación del Vaticano se destacó asimismo la importancia del papel que puede jugar en el futuro la Iglesia. Se trata de un hecho trascendental porque esta es una de las instituciones con mayor influencia en las regiones, precisamente en donde más se ha sentido la violencia.
“La Iglesia local podrá continuar ofreciendo su contribución a favor de la reconciliación nacional y de la educación al perdón y a la concordia”, expresó el pontífice en su declaración oficial.
Uribe, por su parte, mostró su satisfacción porque pudo contarle al Papa sus preocupaciones derivadas de la negociación y volvió a enumerar las observaciones que ha hecho al acuerdo con las Farc.
El encuentro entre Santos y Uribe se realizó en el Palacio Apostólico Vaticano. Allí, según la versión oficial de la Santa Sede, el Papa les habló de la “cultura del encuentro”.
(Además: La 'bendición' que el papa Francisco le dio al nuevo acuerdo de paz)
Ambos dirigentes, que después de haber sido aliados protagonizan hoy un distanciamiento que ha marcado la agenda pública del país, escucharon al santo padre con respeto cuando señaló “la importancia de un diálogo sincero entre todos los actores de la sociedad colombiana en este momento histórico”.
Entre los periodistas expertos en el Vaticano hubo consenso en que no había antecedente a este nivel de una reunión a tan alto nivel para ayudar en un asunto doméstico de un país.
Muchos lo evaluaron también como natural, pues el papa Francisco desde el comienzo de su pontificado ha apoyado los esfuerzos de Santos. De hecho, recientemente confesó que oraba cada día por el presidente Santos para que le fuera bien en la búsqueda de la paz.
Uribe, en cambio, era la primera vez que veía al Papa, por lo que se declaró “emocionado” y explicó que al recibir la llamada del secretario de Estado Pietro Parolín, se movió con rapidez para cumplir la cita.
(Lea también: 'No nos pueden imponer todo, Su Santidad': Uribe al Papa)
El expresidente emprendió un meteórico viaje de 13 horas Bogotá-Roma en un avión privado para poder cumplir el deseo de Francisco. Por su parte, cuando Santos fue consultado de una posible reunión, respondió de inmediato que sí.
El Presidente, quien ya tenía la cita acordada como parte de su gira por Europa, llegó puntual con su delegación oficial y miembros de su familia a las 10:25 a.m. al Cortile de San Damaso.
El ambiente en Roma, para este tipo de casos, era favorable. El Papa suele reivindicar la cultura del encuentro, como sucedió entre Cuba y Estados Unidos. Por eso, el sumo pontífice quería enterarse de primera mano sobre el acuerdo que puso fin al conflicto de más de 50 años con las Farc.
Durante su encuentro en privado por más de media hora con el Papa, Santos destacó su tesón para superar las dificultades en la búsqueda de la reconciliación y le ejemplificó que así como una catedral se construye ladrillo por ladrillo, también la paz se logra paso a paso.
Luego, el Papa se reunió a solas con Uribe y escuchó sus razones para mantenerse en la oposición. Lo invitó al diálogo y a pensar en la mejor manera de buscarle una salida a esta situación.
(Además: Santos ofrece a Uribe un acuerdo en la implementación de la paz)
Como acostumbraba en sus tiempos de profesor de literatura en el colegio de la Inmaculada de Santafé, cuando resolvía problemas entre sus estudiantes, el papa Francisco los sentó luego a los dos en su despacho privado y por casi 25 minutos pacientemente los escuchó.
Tomó la palabra y les habló de la cultura del encuentro y de trabajar sobre lo que une y dejar de lado lo que divide. Les insistió en la necesidad del diálogo constructivo porque si no hay una comunicación fluida, no se contribuye a que los intereses comunes primen sobre los individuales.
Luego, Santos y Uribe salieron y cada uno por su lado expresó su satisfacción personal por el encuentro.
“El Papa me reiteró el apoyo al nuevo acuerdo de paz. Me reiteró el apoyo a la pronta implementación del acuerdo”, concluyó Santos.
(Lea: La pelea entre Santos y Uribe que ni el Papa logró terminar)
Uribe, además de insistir en sus críticas al acuerdo de paz, relató que le sugirió al Papa pedirle a Santos “aflojar un poquito”.
NÉSTOR PONGUTÁ PUERTO y POLÍTICA
Ciudad del Vaticano.