Por primera vez en la instalación de una cumbre de las Farc, el tema central no fue la guerra.
De manera tajante, ‘Timoleón Jiménez’, máximo jefe de esa guerrilla, dijo este sábado que el primer objetivo de la 10.ª conferencia es “el análisis y refrendación del Acuerdo Final que hemos suscrito, a fin de que adquiera carácter vinculante, es decir que sea de obligatorio cumplimiento para nuestra” organización.
“En sus manos se encuentra el destino de Colombia”, les dijo ‘Timochenko’ a 200 delegados y 2.000 guerrilleros que se aglutinaron frente a una tarima diseñada para el mejor de los conciertos. Era la apertura del encuentro deliberatorio de las Farc, durante el cual se decidirá, además, el futuro político de esa guerrilla.
Con sus palabras dejaba entre líneas el tema de las disidencias internas. Y por momentos se notaba que el discurso era para sectores de la organización.
“Para nosotros es claro cómo y por qué lo hemos conseguido (el acuerdo). Y queremos que aquellos que todavía tienen dudas sobre nuestra lucha se acerquen y palpen la voluntad que nos asiste de entregar todas las energías por el nuevo país que sueñan la mayoría de colombianos y colombianas”, enfatizó.
Entre quienes escucharon su mensaje estuvo ‘Gentil Duarte’, jefe del frente primero de las Farc, del cual algunos integrantes estarían en disidencia.
El mensajePreviamente, ‘Timochenko’ había señalado que las Farc resistieron “la más larga y violenta embestida” militar, pero “hemos conseguido sentarnos a una mesa de conversaciones con ellos y sacar avante un Acuerdo Final para la terminación del conflicto, con el que queda definitivamente claro que en esta guerra no existen vencedores ni vencidos, al tiempo que nuestros adversarios se ven obligados a reconocer nuestro derecho pleno al ejercicio político, con las más amplias garantías”, dijo el líder de las Farc.
Anunció que el segundo objetivo es lograr la convocatoria del “congreso constitutivo que deberá definir el programa, el estatuto y la dirección política” de lo que será el tránsito hacia un movimiento o partido.
Fue un discurso marcado por lo político y que será la línea de las Farc de aquí en adelante, sobreponiéndose a lo que ha sido hasta el momento la guerra.
Tal vez signifique su primer acto político sin la contraparte de los negociadores del Gobierno, como ha ocurrido en La Habana, pero sí frente a periodistas de todo el mundo.
Es evidente que el discurso lo dividió para audiencias diferentes: los guerrilleros, la comunidad internacional, el país y los disidentes. Por eso seguramente planteó, entre otras cosas, que “si nuestros adversarios quieren pregonar que ganaron la guerra, allá ellos. Para las Farc y nuestro pueblo, la mayor satisfacción será siempre haber ganado la paz”, aseguró.
Incluso, él y los otros 30 miembros del estado mayor conjunto que estaban en la tarima aparecieron uniformados, pero no de camuflado sino con una camiseta blanca conmemorativa de la décima conferencia nacional guerrillera.
Los otros 170 delegados también entraron de civil al recinto de las deliberaciones una vez concluyó la ceremonia de apertura.
Además de los ejes de la conferencia, el comandante de las Farc hizo el balance del fin de la guerra, agradeció a quienes facilitaron el Acuerdo Final e hizo un reconocimiento a la población civil en su zona de influencia, de la que dijo “nos han brindado apoyo incondicional y protegido nuestra fuerza y a sus integrantes de múltiples maneras, aun a riesgo de su propia vida o libertad, amenazadas permanentemente por la furia de las fuerzas estatales o paramilitares”.
No se ahorró palabras para Hugo Chávez, de quien dijo que sin su “apoyo e impulso inicial nada de lo alcanzado hubiera sido posible”.
También agradeció a organizaciones y personalidades “que de manera admirable levantaron durante años las banderas de la solución política, en los más variados escenarios y eventos, arrastrando tras de sí a crecientes multitudes, que lograron posicionar en el imaginario colombiano la necesidad de un acuerdo final de paz”. Por supuesto, destacó la labor de Cuba, Noruega, Venezuela y Chile, países garantes y acompañantes del proceso.
La ceremonia empezó a las 7 a. m. en punto y duró 28 minutos. Como en cualquier acto político tradicional, una presentadora llamó a la tarima a los máximos comandantes, que subieron uno a uno y ocuparon sus puestos en estricto orden. Después, por los altavoces sonaron el himno nacional, con una estrofa que nunca escribió Rafael Núñez, y el himno de las Farc.
Los guerrilleros empezaron a llegar desde las 6 de la mañana y se agruparon ordenadamente frente a la tarima. Muchos no se veían hacía tiempo, y lo que se vivió previamente fue el reencuentro entre hombres y mujeres que mantienen la expectativa de lo que vendrá para ellos después de firmarse el Acuerdo Final.
A la hora de los himnos, todos los cantaron; cuando empezó la intervención de ‘Timochenko’, callaron, y cuando terminó, todos aplaudieron.
FERNANDO MILLÁN C.
Enviado especial de EL TIEMPO
@fernandomillan
Sabanas del Yarí (Caquetá).