Cae la tarde y se aproxima un chubasco a la entrada de El Diamante, un asentamiento guerrillero levantado en el corazón de los llanos del Yarí, que a partir de este sábado será el epicentro de la décima y última conferencia de las Farc como grupo armado.
Para llegar por tierra desde San Vicente del Caguán (Caquetá) hay que tomar una moto o una camioneta y recorrer, en seis horas, 160 kilómetros de una carretera de tierra rojiza abierta por las tropas del bloque Jorge Briceño.
A lado y lado del camino hay hatos con buenos pastos y casas rústicas de un piso y huerta. Abundan las reses para sacrificio y ordeño y escasean los cultivos de frutas y verduras. (Lea también: ¿Qué es y por qué es importante la décima conferencia de las Farc?)
En la vereda Las Damas, a dos horas y media de San Vicente, comienzan a verse camionetas sin placas y hombres y mujeres vestidos parcialmente de verde. Pocos minutos después de salir de este poblado de construcciones en madera, cinco guerrilleros al mando de ‘Dairon’, comandante del frente 62, instalan tablones sobre un retazo enlodado de la carretera.
La tarea que les han asignado consiste en arreglar la vía que de Las Damas conduce a El Diamante, donde cientos de guerrilleros y decenas de contratistas llevan un mes trabajando día y noche, levantando en dos turnos oficinas, dormitorios, quioscos y auditorios en guadua y ladrillo para alojar a los más de mil asistentes que se esperan para la décima conferencia de las Farc. (Lea también: Presos que van a conferencia regresarán en ocho días a penales)
La unidad de ‘Dairon’ trabaja a toda marcha para reparar la vía y evitar que, por cuenta del invierno, los carros queden atascados en el barro.
El Diamante es un complejo construido sobre una planicie extensa rodeada de vegetación boscosa, caños y campamentos empotrados en la jungla. A la entrada hay una estación de servicio Terpel con dos surtidores de gasolina. Más adelante, una torre de telecomunicaciones, un cobertizo grande con cocina y comedor, una sala de descanso con televisor y mesa de billar, y una tienda en la que venden desde jabón Rey hasta whisky Old Parr. (Lea también: Estos son los acuerdos logrados por el Gobierno y las Farc)
El montaje comprende un auditorio principal, oficinas, restaurante para los guerrilleros, duchas, baños y una carpa rectangular del tamaño de un circo de pueblo para hospedar a los periodistas de los 350 medios de comunicación acreditados para cubrir el encuentro. (Además: La guerrilla se concentrará finalmente en 27 puntos)
“El área de la prensa va a ser allá y el de la guerrilla acá, porque no queremos que nos vuelvan esto un reality para ver cómo comen, cómo van al baño los guerrilleros. Obviamente, como es un evento de la guerrilla, habrá espacios internos, reservados”, dice ‘Byron’, quien dirige el montaje. Es un hombre de más de cincuenta años, con el pelo a ras, anteojos, barriga protuberante, pistola al cinto, camiseta roja de algodón, pantalón verde oliva y botas pantaneras. A finales de 1983 ingresó al frente 14 de las Farc, que operaba en el Caguán.
‘Byron’ va al volante de su camioneta Toyota Hilux de doble cabina y platón.
–¿Va a estar uniformado o de civil durante la conferencia?
–Uniformado, por supuesto, porque somos un ejército y no hemos hecho dejación del armamento todavía.
–¿Cómo percibe por estos días el espíritu de la guerrilla?
–Hay mucho entusiasmo. La conferencia es el máximo evento democrático de las Farc, permite que todos los guerrilleros participemos en las discusiones internas del movimiento. Y para nosotros es un motivo de satisfacción, de orgullo, de honor ser los anfitriones de la conferencia.
A ‘Byron’ le ha correspondido operar en varias áreas del territorio nacional. “Los guerrilleros y los militares del Ejército conocemos más que nadie este país, porque lo hemos caminado palmo a palmo. Conocemos la Colombia profunda. Por eso fue un avance decisivo, supremamente importante, habernos sentado con los militares en La Habana, y yo creo que eso no lo han visto con la importancia que tiene. El camarada Manuel (Marulanda) lo dijo: ‘El día que nosotros podamos hablar de frente y mirarnos a los ojos con los militares todo va a ser más fácil’. Porque una cosa es hablar con los militares y otra cosa es con los políticos”.
Un ambiente festivo
En el margen izquierdo de El Diamante, a orillas de un riachuelo, entre un toldo con pertrechos y la caleta de un guerrillero que duerme una siesta, una guerrillera prepara el almuerzo mientras sus compañeros de unidad pegan ladrillos, cortan madera, instalan tejas o alzan columnas de guadua. Su nombre de guerra es Liliana, tiene 31 años y una herida de bala en la pierna derecha.
La llena de emoción saber que en pocos días verá en vivo y en directo a los miembros del Secretariado de las Farc en pleno.
Liliana sueña con que se firme la paz para poder salir de la manigua y terminar sus estudios de enfermería. A ella, al igual que al resto de combatientes rasos que acampan en El Diamante, la embarga un sentimiento festivo que se hace evidente por la laboriosidad y camaradería con que parecen asumir los preparativos de la conferencia.
En los campos y ciudades que circundan este enclave insurgente, la extorsión sigue estando a la orden del día. Así lo asegura un campesino de San Vicente, que a pesar de las vacunas o los ‘impuestos’ que amigos y familiares han tenido que pagarle a las Farc, y pese a que su padre murió asesinado a manos de un frente del bloque Oriental, hoy no guarda rencor, ya perdonó a sus victimarios y votará ‘Sí’ en el plebiscito por la paz. (Además: Firma de la paz se dará tras última cumbre de las Farc)
Si El Diamante se convertirá o no en un territorio de paz, en un pueblo de pujante economía agrícola, solo el tiempo lo dirá. Por el momento, todo indica que este será uno de los primeros y más mediáticos caseríos que estará dentro de una de las 27 zonas de ubicación en donde las Farc acordó concentrarse.
JORGE PINZÓN SALAS
Especial para EL TIEMPO