Aunque son varios los escenarios que se abren en lo inmediato para evitar que el país vuelva a caer en la guerra, lo seguro es que cuando los villancicos comiencen a alegrar la Navidad este diciembre, ya se habrá encontrado un camino para ese fin.
Con los guerrilleros todavía en armas y el proceso en un limbo, mantener el cese del fuego bilateral y de hostilidades indefinido es un gran riesgo. Por eso, el tiempo es la gran presión.
Nadie, ni los más radicales enemigos del acuerdo de La Habana, es partidario de echar a perder todo lo construido. De que el país vuelva a la guerra.
(Además: Uribe, el hombre que bloquea la paz: 'The New York Times')
En cambio, todos los actores, todos, incluidos los enemigos del acuerdo con las Farc, han planteado fórmulas para tratar de mejorar el clima político que quedó luego del plebiscito del pasado 2 de octubre.
La suerte del proceso, que hoy pende de cuatro protagonistas (el Gobierno y sus opositores, las Farc, los ciudadanos y la comunidad internacional), apunta a por lo menos tres escenarios posibles.
Tras dos semanas de intenso diálogo con todos los líderes del ‘No’ (que no son solo los uribistas), el Gobierno ha avanzado en la búsqueda del gran acuerdo nacional por la paz y cerró la fase de recepción de propuestas para introducir cambios a lo pactado en La Habana.
“Tengo que decir que esta discusión fue buena y constructiva”, dijo el más radical de los opositores, el expresidente Álvaro Uribe, al terminar esta ronda de diálogos con el Gobierno.
El jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, viajará este martes a La Habana, a llevarles a los líderes de las Farc la matriz de propuestas obtenidas de todos los sectores.
En La HabanaDe la Calle no llegará a La Habana a sorprender a las Farc con las propuestas de los opositores. Por el contrario, puede advertirse que encontrará un ambiente propicio para la discusión, pues así lo afirmó ya la guerrilla.
“Estamos listos y con total disposición de poner toda nuestra atención, a partir del martes, a la jornada de discusiones sobre las últimas propuestas entregadas al Presidente de la República”, dijeron las Farc en una declaración muy puntual el viernes pasado en la noche.
(También: Farc, en 'total disposición' para discutir propuestas sobre acuerdo)
Las Farc, a las que más les debió doler el veredicto de las urnas el 2 de octubre, vieron en esa decisión una nueva oportunidad. “Hasta bueno que hubiera sucedido eso –dijo el jefe guerrillero, ‘Timochenko’– porque está permitiendo aclarar muchas dudas y, en especial, está comprometiendo a ese importante sector del pueblo colombiano que no votó, más del 63 por ciento, a interesarse por este hecho histórico”.
Elementos de presiónSi bien el balón parece estar hoy en el campo de la guerrilla, que debe abrirse a los ajustes planteados por los líderes del ‘No’, no menos responsabilidad les cabe a los opositores en facilitar las cosas.
La comunidad internacional se ha convertido en un defensor de lo acordado, un vigilante de la paz y un mecanismo de presión que no será del todo fácil desconocer.
El secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, llamó al expresidente Uribe hace unos días para pedirle apoyo al proceso. Lo mismo hizo el exsecretario general de la ONU Kofi Annan esta semana.
Y más que un llamado, lo que hizo el prestigioso diario estadounidense ‘The New York Times’ el viernes pasado fue una reprimenda a Uribe, a quien calificó como “el hombre que bloquea la paz en Colombia”.
El diario neoyorquino aseguró que “aún no es tarde” para que el ahora senador “comience a comportarse como un estadista y no como un aguafiestas” y advirtió: “Un retorno a la lucha, que no puede ser descartado, sería catastrófico. Si eso llegara a suceder, Uribe sería el principal culpable”.
Por otra parte, esta semana vinieron a Colombia el líder de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), Ángel Gurría, y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y ambos pidieron a la dirigencia trabajar para lograr el acuerdo político que permita salvar el proceso de paz.
El otro factor determinante que ha irrumpido con gran fuerza en defensa de la paz es la ciudadanía en las calles. No hay muchos antecedentes de estas decenas de miles de ciudadanos que se vuelcan a las plazas y calles a pedir “paz ya” y exigirles a sus dirigentes que hagan todo lo posible para evitar la guerra.
“Mucha gente se dio cuenta de que fue manipulada sobre su voto para votar ‘No’ en el plebiscito, y ha hecho una reflexión ‘a posteriori’, que no debería ser así”, estimó el profesor de sociología de la Universidad Nacional Óscar Eduardo Ortiz.
(Lea más: Las calles, nuevo escenario de presión en defensa de la paz)
El presidente Juan Manuel Santos, además de intensificar el diálogo con los críticos del acuerdo con las Farc para precisar los ajustes, prorrogó la vigencia del cese bilateral del fuego y de hostilidades hasta el próximo 31 de diciembre, con lo que se mantiene la esperanza de la paz.
El nuevo jefe de la Misión de Naciones Unidas en Colombia, Jean Arnault, y el jefe de la Misión de verificación del cese del fuego, también de la ONU, el general Javier Pérez Aquino, fueron a Nueva York esta semana a pedirle al Consejo de Seguridad que mantenga el mandato para su labor en Colombia. Es decir que, aun con el resultado de las urnas, la ONU seguirá vigilando el cese del fuego.
EscenariosCon este estado de cosas, los escenarios que podrían surgir serían, entre otros:
El más difícil: que se logre el gran acuerdo político por la paz, que las Farc acepten todas las propuestas de los voceros del ‘No’ y se convoque un nuevo plebiscito para implementar lo pactado.
El más probable: que el presidente Juan Manuel Santos, sin lograr un pleno acuerdo político con los líderes del ‘No’, consiga que las Farc acepten algunas de estas propuestas, se firme un nuevo acuerdo y se convoque un nuevo plebiscito para refrendarlo.
“Se va a encontrar un punto donde es viable un acuerdo con modificaciones, pero dentro de un tiempo” específico, estimó el senador del Polo Iván Cepeda.
Y tercero (remoto): que haya un nuevo acuerdo, sin el apoyo de todos los partidos, y se implemente a través del Congreso, mediante el proceso ordinario.
EL TIEMPO
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