Rodeado por un clima de escepticismo se reanuda hoy en Quito (Ecuador) el diálogo entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y el Ejército de Liberación Nacional (Eln).
Desde el pasado 7 de febrero se inició de manera formal la fase pública de negociaciones con esa organización ilegal en la capital ecuatoriana, pero los sistemáticos actos de violencia perpetrados por sus frentes en Colombia han extendido un manto de duda sobre su verdadera voluntad de paz.
Santos inició conversaciones secretas con líderes del Eln en busca de una solución negociada desde hace más de dos años, pero el proceso siempre se ha resentido por las acciones violentas de esa guerrilla.
Secuestros, asesinatos de militares y voladura de oleoductos, son algunas de los actos que esa guerrilla mantiene como estrategia para presionar concesiones en la mesa.
El jefe del equipo negociador del Gobierno, Juan Camilo Restrepo, ha cuestionado en varias oportunidades el accionar de esta guerrilla. “No forzarán un cese al fuego precipitado, como pretende el grupo guerrillero”, dijo Restrepo hace pocos días.
Restrepo ha calificado de “terroristas” muchas de las acciones del Eln.
“La intensificación del terrorismo ni amedrenta la mesa de Quito” donde tienen lugar los diálogos “ni facilita un pronto cese del fuego y de hostilidades como sería deseable”, reiteró Restrepo.
El Eln se ha negado a declarar unilateralmente el fin del secuestro para avanzar en las negociaciones de manera más creíble, como sí lo hicieron las Farc en su momento.
La intensificación del terrorismo ni amedrenta la mesa de Quito (...) ni facilita un pronto cese del fuego y de hostilidades como sería deseable
El escepticismo sobre el éxito de las negociaciones de paz con el Eln está dado por muchas razones, pero una principalísima, es el tiempo.
Al presidente Santos le queda poco más de un año para terminar su gobierno y casi nadie apuesta por que en este lapso se logren excelentes resultados con esta guerrilla.
La fase de negociación pública con las Farc en La Habana tomó casi cinco años. Hubo otra fase secreta de casi dos años y la implementación se inició desde noviembre pasado.
Además, el hecho de que haya comenzado la campaña presidencial de 2018, tampoco favorece esas negociaciones.
Otro factor que tampoco ayuda a que las negociaciones con el Eln vayan bien es el enfriamiento de las relaciones entre Colombia y Venezuela.
Los estudiosos del tema saben del estrecho apoyo que hay entre el gobierno del presidente Nicolás Maduro y los jefes del Eln.
Hace una semana el negociador, Juan Camilo Restrepo, admitió que hay una altísima protección de Maduro sobre los guerrilleros del Eln, lo cual los blinda de la presión armada de Colombia y les quita cualquier afán de apurar la negociación.
Restrepo dijo que los principales jefes del Eln viven al otro lado de la frontera, con protección del gobierno del vecino país.
Con el propósito de insistir en el diálogo, el gobierno de Santos, con el apoyo de países amigos, facilitó la semana pasada un encuentro de líderes de las Farc y del Eln, en La Habana. Se esperaba que las Farc contagiaran al Eln de la virtud de negociar la búsqueda de la paz.
No obstante, ‘Gabino’, uno de los jefes del Eln que fue a La Habana dijo que “no está” entre los “cálculos” de esa organización, concluir la negociación de paz “antes de las elecciones de 2018”.
El presidente Santos, al mismo tiempo que mantiene su interés por intentar ir adelante en las negociaciones, ha reiterado que los jefes del Eln son “objetivos de alto valor”, contra quienes debe mantenerse la persecución militar.
Esta mañana, en la antesala de la segunda fase de negociaciones, el presidente saliente de Ecuador, Rafael Correa, recibió en su casa privada a las delegaciones del Gobierno y del Eln, para alentar la negociación.
Hace pocos minutos, al terminar la reunión con correa, el jefe del equipo negociador del Gobierno, que “este proceso es muy importante para el país” y que aunque en Colombia “hay y seguirá habiendo conflictos, lo importante es tramitarlos de manera civilizada”.
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