La historia es tan sorprendente como predecible su final. Álvaro Uribe, con un tono tranquilo, interrumpió la sesión del jueves en el Senado y contó que lo habían llamado de Ciudad del Vaticano para invitarlo a una audiencia con el Papa.
Jorge Mario Bergoglio es uno de los hombres más ocupados del mundo. Quienes desean verlo piden cita con meses de antelación.
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¿Qué llevó a su santidad a pedirle a un senador colombiano un encuentro?
En realidad, él no quería ver en solitario al líder del Centro Democrático (CD), sino que pretendía sentarlo junto al presidente Juan Manuel Santos. Como contó una fuente bien informada de los asuntos de la Santa Sede, allá no se entiende por qué al firmar el acuerdo con las Farc se produjo una fractura política que llevó al triunfo del ‘No’.
El Papa es un ferviente defensor de lo que él mismo llama la ‘cultura del encuentro’, que en esencia es que los contradictores trabajen sobre lo que los une y dejen de lado lo que los divide. Francisco creyó que podría aplicar esta fórmula con el expresidente y el Jefe de Estado colombiano.
Todo empezó hace un mes en Madrid, en una cita que tuvo el procurador electo, Fernando Carrillo, con el secretario de la Conferencia Episcopal Española, monseñor José María Gil Tamayo, cercano al cardenal Pietro Parolin, el poderoso secretario de Estado del Vaticano.
Carrillo, quien tiene la aceptación del Gobierno y contó con el respaldo del uribismo para su elección como procurador, le dejó a monseñor Gil la inquietud de la importancia de abrir canales para el diálogo.
Parolin recibió al prelado y a Carrillo el jueves primero de diciembre. Fue una conversación de 90 minutos. Al final, le dio la buena nueva: “Voy a decirle a su santidad”.
Pasaron dos semanas sin mayores noticias. El martes 13 en la noche, Santos estaba en una cena ofrecida en Madrid por el jefe de Gobierno Mariano Rajoy, en la que también estaban 80 empresarios. Allí le preguntaron a Santos cuál sería su respuesta a un encuentro con Uribe y con el Papa.
Quien le hizo la pregunta fue el presidente de la Fundación Telefónica, César Alierta y amigo personal del pontífice desde la época en que este era un discreto religioso en Buenos Aires.
Santos contestó que sí, que haría todo por la reconciliación.
Con este visto bueno, se empezó a buscar un puente con Uribe. ¿Quién podría generar confianza en uno y otro? Esa persona fue el exministro Gustavo Dájer Chadid. El jueves, en un desayuno en el hotel Orchids, en el centro de Bogotá, se le contó al expresidente. Estuvieron, además de Carrillo y Dájer, los senadores Paloma Valencia, Ernesto Macías y Honorio Henríquez.
Cuando estaban en la reunión, entró la llamada de Parolin a Uribe para invitarlo. Con la decisión tomada, el inconveniente era la logística del viaje. El pasaporte estaba en su casa de Rionegro. Su esposa, doña Lina Moreno, lo mandó con un mensajero especial. Pero no se consiguió un tiquete aéreo. Desde Madrid, Alierta llamó a ofrecer un avión de su compañía, pero por tiempos era imposible.
Carrillo se comunicó entonces con un importante empresario colombiano, quien ofreció su aeronave.
La cita de Santos estaba en la agenda del Papa a las 10:30. A esa hora, Uribe apenas llegaba. Una limusina con las banderas del Estado Vaticano fue a recogerlo, y las autoridades romanas ayudaron a descongestionarle la ruta.
Su santidad los recibió primero por separado y luego juntos. Santos y Uribe se mostraron respetuosos ante el Papa, lo escucharon con atención. Después, cada uno salió por separado. No se conoció ningún acuerdo.
Uribe fue el primero en hablar. Se manifestó emocionado y relató: “Me puse de rodillas, le pedí que me bendijera un rosario que guardo conmigo”. Luego mostró su conocido rechazo al acuerdo de paz.
Santos, por su parte, salió feliz: “El Papa me reiteró el apoyo al nuevo acuerdo de paz. Me expresó su apoyo a la pronta implementación del acuerdo”, reiteró.
De hecho, Santos no dio mayor importancia a la cita con Uribe y se concentró en destacar el apoyo del Papa al acuerdo de paz. Y ante los resultados del encuentro, más que enojado, se mostró indiferente.
Pero hay voces optimistas. Carrillo escribió en Twitter: “Los resultados de la reunión en Roma no se van a ver hoy, pero son el punto de partida de un compromiso de paz política con el Papa”.
El apoyo al procesoTras el encuentro de Santos y Uribe en el Vaticano, quedó claro el apoyo del papa Francisco al proceso de paz. “Las conversaciones se llevaron a cabo en un ambiente de gran cordialidad”, informó la Santa Sede.
“Se expresó un reconocimiento por el apoyo del Papa al proceso de paz, así como la esperanza de que dicha paz sea estable y duradera”, añadió.
Su santidad abordó, además, “la importancia del encuentro y de la unidad entre las fuerzas políticas y del compromiso de las Farc”.
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