En una reflexión sobre el papel de las víctimas en los procesos de paz en Colombia, se destacó su participación en los diálogos entre el Gobierno y las Farc en La Habana y la necesidad de que, tras los resultados del plebiscito del 2 de octubre, se brinde celeridad al proceso y las modificaciones sean las “mínimas necesarias”.
Esas fueron las conclusiones de la segunda sesión de la cátedra de paz, organizada por la Agencia Colombiana para la Reintegración y la Alta Consejería para los Derechos de las Víctimas en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.
"Sea cual sea la fuente de dolor la consecuencia sigue siendo la misma, estamos hablando de vidas y de proyectos lastimosamente desperdiciados (…) Si no creemos y trabajamos nosotros por la paz, quién más lo va a hacer", afirmó Ángela Anzola, Alta Consejera para los Derechos de la Víctimas, quien fue la moderadora de la sesión.
En los diálogos de paz en La Habana, viajaron a Cuba 60 víctimas para llevar su propuesta. Entre ellas, Yessica Hoyos, hija del líder sindical Jorge Darío Hoyos- víctima de crimen de Estado-, y Martha Amorocho, quien perdió a un hijo en el atentado del club El Nogal.
Ellas, el sociólogo Eduardo Pizarro Leongómez y Álvaro Villarraga, del Centro de Memoria Histórica, fueron panelistas de la cátedra de paz.
Sobre el papel de las víctimas en los procesos de paz en Colombia, Martha Amorocho mencionó que “las víctimas no tenían en este país ni cara ni nombre” sino que constituían sólo una estadística.
Coincidió con Yessica Hoyos en que sólo hasta el proceso de paz en La Habana las víctimas fueron escuchadas no sólo por sus aportes sino por su deseo de que las partes “no se levantaran de la mesa hasta no lograr un acuerdo”.
Aclararon que no fueron en representación de las ocho millones de víctimas sino de sus hechos victimizantes y que en La Habana no tuvieron una conversación sino un “espacio de escucha”.
“Éramos la prueba del delito, en una bolsita plástica dentro de un cajón (…) Lo importante es que se reconoció que sí había víctimas, que las víctimas no escogen victimarios y que el dolor es el mismo”, señaló Amorocho.
Los académicos y analistas hicieron un recuento histórico sobre el reconocimiento que las víctimas ganaron, desde la segunda mitad del siglo XX, con el surgimiento de los conceptos de reparación y de derecho a la verdad.
“El concepto de víctima como portadora de derechos en un concepto reciente en Colombia y en el mundo”, indicó Pizarro quien agregó que ante el problema de “reparar lo irreparable” el foco debe ser ayudarles a las víctimas a “reconstruir su proyecto de vida”.
Por su parte, Villarraga resaltó los aportes de las víctimas en La Habana: “Abrieron un debate nacional inédito y necesario que en el fondo llevó al mutuo reconocimiento de todas las víctimas, de todas la formas de victimización (…) y que todas requieren el mismo reconocimiento, derecho y estatus”.
En el escenario “posplebiscito” se percibe una ambiente de optimismo para “lograr una paz con todos y de todos” en el marco de un gran acuerdo nacional.
“Nadie tiene mucho margen de maniobra. En muy poco tiempo se va a construir un acuerdo que nos permita en el mes de enero convocar un nuevo plebiscito que va a ser ampliamente mayoritario a favor del 'Sí'”, señaló Pizarro.
Los panelistas concluyeron que la responsabilidad de la sociedad es alta y no puede ser indiferente en un eventual próximo plebiscito. Que se debe lograr pronto un acuerdo para que el proceso no se dilate por la campaña electoral de 2018 y que los cambios a lo pactado en Cuba deben ser los mínimos necesarios.
UNIDAD DE PAZ
Comentar