La decisión de Germán Vargas Lleras de buscar la Presidencia en el 2018 mediante firmas es un nuevo golpe para los partidos políticos, que pasan hoy en
Colombia por su peor momento en la historia reciente.
El mismo Vargas Lleras, quien hoy sorprende con el anuncio de ir por el poder con el apoyo de firmas de ciudadanos, cuenta entre sus ancestros a los fundadores del Partido Liberal.
Ni los mismos políticos parecen tener hoy confianza para apoyarse en estas estructuras para sus tareas electorales.
Con Vargas sube a siete el número de aspirantes a la Presidencia que han preferido el camino de las firmas al de sus propias organizaciones partidistas.
En varios casos se trata de destacados líderes, con una amplia historia política y de militancia en partidos, quienes han decidido buscar la cómoda vía de los ciudadanos, para tomar distancia de las colectividades.
Colombia fue por décadas, casi durante un siglo y medio, un país con partidos políticos fuertes. El país se preciaba, inclusive, de tener a los partidos más sólidos y más antiguos del continente.
El liberalismo nació a la vida política en 1848 de la mano de Ezequiel Rojas y el conservatismo lo hizo un año después con la orientación de Mariano Ospina Rodríguez. Con ligeras excepciones, estos dos partidos políticos se alternaron o compartieron el poder durante más de un siglo.
A nueve meses de la próxima elección presidencial, ninguna de las colectividades, ni antiguos ni recientes, habla de sus candidatos presidenciales como cartas sólidas.
Los que aún mantienen sus estructuras en función de la campaña presidencial que se avecina buscan afanosamente crear alianzas o coaliciones en busca del poder. De hecho, nadie habla de candidato de partido.
El Centro Democrático (CD), del expresidente Álvaro Uribe, uno de los más fuertes en esta contienda, lidera una alianza de sectores de centro-derecha. A esa alianza, inclusive, concurrirán precandidatos por firmas como el conservador Alejandro Ordóñez.
El Partido Liberal, que mantiene todavía una fuerte estructura en todo el país, está en busca de una coalición con sectores de centro-izquierda para ir a las urnas el próximo año.
El último presidente elegido en nombre del liberalismo fue Ernesto Samper, en 1994.
El partido de ‘la U’, que ha sido influyente en las últimas tres elecciones presidenciales y que tiene hoy el mayor número de curules en el Congreso (37 en la Cámara y 19 en el Senado) está en vía de desarticulación.
No tendrá candidato presidencial y enfrenta una grave amenaza por la vinculación de algunos de sus miembros a procesos penales por actos de corrupción.
El Partido Conservador también tiene dificultades. Hoy sus principales líderes –el expresidente Andrés Pastrana, la exministra Marta Lucía Ramírez y el exprocurador Alejandro Ordóñez– tienen más expectativa de poder en el uribismo que en su propio partido. Pastrana fue el último elegido por esta colectividad en 1998.
Hernán Andrade, su presidente, es hoy investigado por la justicia por presuntos actos de corrupción.
Ni las izquierdas escapan a la crisis de los partidos. El Polo Democrático, que llegó a ser el principal partido de oposición en Colombia, está fragmentado.
Clara López, quien fue presidenta y candidata presidencial del Polo, busca hoy de nuevo el poder por firmas. Y Jorge Enrique Robledo, candidato oficial de esa organización, busca alianzas con sectores de centro como el fajardismo (de Sergio Fajardo) y los 'verdes', para tratar de tener un desempeño decoroso en la contienda.
Los mismos jefes de los partidos admiten esta crisis. “Claro que hay crisis en los partidos y hay que tener una institucionalidad, hay que buscar cómo fortalecerlos, como se hace en las democracias más grandes del mundo”, dijo el presidente de Cambio Radical, Jorge Enrique Vélez.
Robledo, jefe y candidato del Polo, admitió la existencia de la crisis, pero no en su propio patio: “Esa es una crisis de allá, del establecimiento. Es un reflejo de la crisis nacional, cuando las cosas van mal, mantener la unidad es muy difícil y lo cierto es que las cosas van supremamente mal”, afirmó.
El senador por el Partido Liberal, Guillermo García Realpe, afirmó: "Lo que no es aceptable ni legitimo es que militantes expresos de partidos políticos tradicionales hoy se escuden de movimientos ciudadanos y por lo tanto opten por la estrategia de la recolección de firmas para disfrazarse de políticos alternativos es un marketing electoral".
Antonio Sanguino, vocero de Alianza Verde, estimó que la pérdida de confianza en los partidos políticos es un fenómeno universal, pero en el caso de Colombia, dijo: “El fenómeno de corrupción desbordado ha aumentado la incredulidad de los ciudadanos respecto a la representación que de ellos pueden hacer los partidos políticos. Este fenómeno compromete a la mayoría de los partidos”, dijo.
Los grupos significativos de ciudadanos o movimientos por firmas surgieron con la Constitución de 1991. El artículo 108 de la Carta Política les dio reconocimiento a las organizaciones que recogieran firmas para que presenten candidatos a cargos de elección popular.
Posteriormente, las leyes 130 y 134 de 1994 y la 1475 del 2011, entre otras, desarrollaron estos grupos y determinaron el número de apoyos o firmas ciudadanas que deben recoger para avalar aspirantes y el camino que deben seguir para ello.
El primer paso es inscribir ante la Registraduría un comité promotor del grupo por firmas, al cual le será entregado el formulario para que proceda al recaudo de las mismas. Una vez conseguidas estas, este comité promotor debe presentarlos ante la misma entidad electoral para que sean verificadas y, en caso de superar el mínimo exigido, se les entregue una certificación que así lo indique.
En el caso de los candidatos a la Presidencia, el número de firmas exigido es de 474.547 , el cual, según la Ley 996 de 2005 o Ley de Garantías, corresponde al tres por ciento de los "votos válidos depositados en las anteriores elecciones" a ese cargo.
Con el ánimo de democratizar la política, la Constitución abrió tanto las puertas que no pasaron muchos meses para que el número de partidos políticos, entonces, superara la cifra de 80. Luego, algunas reglamentaciones legales regularon la materia y esta cifra se redujo.
POLÍTICA
Comentar