Tras declararse como partido de gobierno, ‘la U’ parece sufrir una dura fractura en su interior. Al menos así lo manifestaron este jueves varios de sus congresistas, que se pronunciaron a favor y en contra de la decisión.
El principal punto para la fractura estuvo en la votación de la bancada para tomar la decisión: 25 congresistas se inclinaron por ser de gobierno y 16 por la independencia.
El senador Roy Barreras, uno de sus electores más importantes, afirmó tras esta votación que es “necesaria la escisión” del partido. Y su colega Armando Benedetti, otra cabeza visible de ‘la U’, dijo que con el apoyo al Gobierno del presidente Iván Duque “arranca la extinción” de la colectividad.
Sin embargo, en la orilla de los triunfadores, el expresidente del Congreso José David Name criticó la posición de sus copartidarios y le dijo a W Radio que “Roy y Benedetti no saben perder. Se tomó una decisión democrática, así que si se quieren ir del partido, pueden hacerlo. El partido se cansó de que manden en la sombra”.
Debido a que es un hecho sin precedentes, la desintegración de ‘la U’ no parece sencilla y no hay una hoja de ruta clara para hacerlo. Al menos desde el punto de vista jurídico.
La Ley 1475 de 2011 autoriza la escisión de un partido político y dice que cada colectividad debe desarrollar el camino para ello en sus estatutos.
Sin embargo, esto no parece haber sido cumplido a cabalidad por algunas organizaciones políticas.
“La figura de la escisión de los partidos no está desarrollada en los estatutos de todas las colectividades y mientras que esto no suceda, las organizaciones políticas tendrán que acomodarse a las decisiones que tomen”, explicó Alfonso Portela, exregistrador delegado para lo electoral.
En este sentido, lo único que dice en los estatutos de ‘la U’ es que el partido se podrá “disolver” o “fusionar” con otras colectividades mediante cuatro caminos: un “acto legal; común acuerdo entre la mayoría absoluta de sus militantes; decisión judicial o administrativa, y las demás que señale la ley”. Pero no explica más sobre el procedimiento a seguir.
Alexander Vega, expresidente del Consejo Nacional Electoral, dijo que si se llegara a dar la escisión de ‘la U’, sus congresistas “quedarían en libertad para irse a otras bancadas”, porque “se cancelaría la personería jurídica del partido”.
Esto significa, según la tesis de Vega, que ‘la U’ tendría que solicitar la extinción de su personería jurídica ante el Consejo Electoral y que los movimientos políticos que surjan de esta decisión perderían la posibilidad de avalar candidatos y tener financiación estatal, entre otros privilegios.
Portela tiene otra tesis y es que este reconocimiento jurídico quedaría en el partido “original” y que el bloque que se separe “adoptaría un nombre o una denominación distinta”, pero sin reconocimiento para actuar en el Congreso.
Pese a que los congresistas que conformen la nueva organización política no representarían a un partido con reconocimiento jurídico, quedarían en libertad para votar como lo consideren.
Una posible escisión de ‘la U’ implicaría otro escollo adicional y es que, a la luz del Estatuto de la Oposición, el grupo que formaría la nueva organización política no podría declararse en ninguna de las tres orillas que esta norma prevé, es decir de gobierno, independiente o de oposición.
Según Portela, la ausencia de reconocimiento jurídico les impediría a los miembros del nuevo partido “declararse en independencia, como es su intención, ya que quien lo conservaría es el partido y el Estatuto de la Oposición es claro en que solo quien tenga esta figura legal puede hacerlo”.
Como sucede en todos los partidos, esta no es la primera crisis por la que atraviesa ‘la U’.
La colectividad fue fundada en 2005 por el expresidente Juan Manuel Santos y básicamente fue un instrumento electoral para reelegir al expresidente Álvaro Uribe, en 2006.
Luego de esto, avaló al propio Santos en 2010 y fue parte de la coalición –con el Partido Liberal y Cambio Radical– para reelegirlo en 2014.
A pesar de haber estado en el poder en los últimos años, ‘la U’ ha tenido que enfrentar más de un embate de la opinión pública, especialmente por la relación de algunos de sus miembros con presuntos actos de corrupción.
Uno de los golpes más duros corrió por cuenta de los recordados ‘ñoños’: Bernardo Miguel Elías y Musa Besaile, sus principales electores en 2014 y quienes hoy día están presos.
Esta fractura en ‘la U’ produjo que este jueves, según lo supo EL TIEMPO, se viera una romería de congresistas en la sede de la colectividad inquietos por el futuro de su organización.
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