Sin la personería jurídica, que el Consejo Nacional Electoral (CNE) le negó este martes a Colombia Humana, Gustavo Petro no tendrá todas las ventajas de quienes sí tienen partido político legalizado, para declararse en la oposición.
Petro intentó conseguir la personería jurídica de la divisa política que le sirvió para obtener 8’028.033 votos en la segunda vuelta presidencial, pero fracasó.
Según la Constitución, la personería jurídica como partidos o movimientos políticos solo podrán “obtenerla con votación no inferior al tres por ciento (3 %) de los votos emitidos válidamente en el territorio nacional en elecciones de Cámara de Representantes o Senado”.
Esto quiere decir que, necesariamente, la personería jurídica solo se obtiene si el partido o el movimiento presentó listas de candidatos a Congreso (Senado o Cámara) y se superó el umbral.
Colombia Humana, el movimiento para el que Petro pedía la personería jurídica, no presentó lista de candidatos al Congreso en marzo pasado. Por este motivo se la negaron.
El movimiento político por el que el exalcalde de Bogotá se inscribió como candidato presidencial y con el que obtuvo más de 8 millones de votos, se llamó ‘Petro Presidente’.
De hecho, los aliados de Petro en el Congreso fueron elegidos por otros movimientos que sí tienen personerías propias, como la Unión Patriótica, el Mais y Alianza Social Indígena.
La decisión del CNE de negarle esta personería jurídica pone a Petro en desventajas frente a sus aliados de oposición, que sí tienen esta figura.
Por ejemplo, la Colombia Humana no estará en las mismas condiciones de los partidos de oposición de presentar candidatos propios en las elecciones locales y regionales del próximo año.
Pero, además, no tendrá muchos beneficios que el Estatuto de la Oposición, aprobado recientemente, les otorga a las corrientes de esta tendencia.
Esta ley reserva el privilegio de declararse en oposición a los “partidos y movimientos políticos con personería jurídica”. Es decir, Gustavo Petro y su movimiento Colombia Humana no podrían acogerse estrictamente a los derechos que la norma otorga.
No gozará del derecho a réplica en cada alocución presidencial, ni tendrá un espacio en televisión tras la instalación del Congreso cada 20 de julio, ni podrá elaborar el orden del día de las sesiones del Congreso tres veces al año, ni tener un puesto en las mesas directivas del Capitolio en al menos una legislatura.
Petro, en todo caso, tiene un liderazgo político ganado por haber sido candidato presidencial y por la cantidad de votos que obtuvo en las urnas, pero tendrá limitaciones.
Algunos aliados del excandidato presidencial reaccionaron de inmediato a la decisión. “Absurdo de absurdos. El mayor opositor al gobierno no puede ejercer su derecho fundamental a la oposición. Quedan dos caminos: tutela y movilización gigantesca”, trinó el senador Gustavo Bolívar.
Holman Morris, otro de los escuderos de Petro, dijo que la decisión del CNE pone a Colombia cada vez más parecida a Venezuela y anunció que será “impugnada”.
Petro se mantendrá en su curul del Senado y aspira a ser candidato presidencial de nuevo en 2022. Claro que el nuevo mapa político nacido de las urnas el pasado domingo podría cambiarle un poco las cosas.
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