Primero fue con Óscar Iván Zuluaga, el pasado viernes, cuando tuvo que intervenir para impedir que su otrora pupilo presidencial se metiera en la pelea por la candidatura de 2018.
Zuluaga, quien venía indeciso sobre si dar el salto a la sala de precandidatos presidenciales o no, decidió escribirle una carta a Uribe, el pasado viernes, pidiéndole su apoyo para ese propósito, pero se encontró con un jefe severo.
La carta privada enviada por Zuluaga a Uribe, pidiéndole que le permitiera entrar en la contienda presidencial, fue respondida por Uribe a través de un comunicado público, apenas unas horas después, en el que el exmandatario y jefe supremo de Centro Democrático (CD) puso punto final a esa súplica.
“Los cinco precandidatos que han venido actuando, han acordado un sistema de encuestas sucesivas para seleccionar al candidato único del Centro Democrático. En consecuencia, el proceso está en marcha para que los ciudadanos encuestados, afectos a nuestra causa, indiquen quién será el candidato único entre las siguientes personas, en orden alfabético: Iván Duque, María del Rosario Guerra, Rafael Nieto, Carlos Holmes Trujillo, Paloma Valencia”, escribió Uribe.
En todo caso, Uribe deploró tener que tomar esa decisión tratándose de una persona tan cercana y metió en el mismo “costal” a Luis Alfredo Ramos, quien también por temas con la justicia, había anunciado horas antes la cancelación de sus aspiraciones presidenciales.
“La política se hace ingrata cuando obliga a decisiones que afectan intereses legítimos de compatriotas a quienes se quiere y se respeta. Los doctores Oscar Iván Zuluaga y Luis Alfredo Ramos han sido víctimas de trampas criminales que esperamos puedan ser superadas. Sin embargo, el calendario electoral se está agotando y nuestro compromiso con la ciudadanía nos obliga a no dilatar decisiones”, añadió Uribe, con dejo de consideración por Zuluaga y Ramos.
Se sabe que a Uribe no le cayó bien la súplica de Zuluaga para que le permitiera entrar en la puja por la candidatura de 2018.
Aunque Zuluaga ha estado en el corazón de Uribe, el hecho de que la Fiscalía hubiera dicho que tiene evidencias de que hubo dineros de Odebrecht en su campaña presidencial de 2014, lo dejó por fuera de esa carrera.
Uribe no quiso correr el riesgo de que a mitad de camino su candidato presidencial fuera derribado por los hechos jurídicos. Zuluaga, quien fu ministro de Hacienda de Uribe, alto consejero y senador aliado suyo, tuvo que reconsiderar su sueño.
Tres días después Uribe, en otro comunicado, dijo que Zuluaga, en todo caso, debe seguir seguir con la más alta jerarquía, a su lado, en el CD.
Sin que se hubiera diluido todavía la sombra de preocupación que embargaba a algunos sectores del CD por la situación de Zuluaga, la víspera surgió otro impase crítico: el poderoso sector cristiano que orientan los pastores César y Claudia Castellanos, pusieron fin a un “matrimonio” de 15 años con Uribe.
Los Castellanos, que lideran la influyente iglesia carismática (G-12), se retiraron de las filas uribistas este martes, al no lograr que Uribe tuviera en cuenta sus aspiraciones políticas.
Estos líderes cristianos, que imponen a sus fieles sus criterios políticos, pedían a Uribe una cuota de candidatos suyos en la lista de aspirntes al Congreso, que el jefe máximo del CD no quiso aceptar.
“Es el momento de dar un paso al costado, de retirarnos de Centro Democrático y continuar sirviendo a nuestra nación; usted conoce los motivos de esta decisión, razón por la que no se exponen”.
Una fuente cercana al CD le dijo a EL TIEMPO que la razón por la que los Castellanos se fueron es porque Uribe no aceptó un número exagerado de candidatos al Senado que querían meter en la lista.
Los Castellanos son un grupo que combina el tema de la fe con la política. Claudia, la esposa del pastor, fue senadora en varios periodos, aspiró a la Alcaldía de Bogotá y en el gobierno de Uribe fue embajadora en Brasil.
En alguna ocasión, en el púlpito de su iglesia, renunció a la política, pero luego volvió.
Claudia Rodríguez ha militado en varias organizaciones políticas. Su primera incursión en elecciones la hizo junto a Ernesto Samper y luego también estuvo con Germán Vargas Lleras.
Se desconoce el rumbo que tomen los Castellanos políticamente.
Aunque los Castellanos representan un sector cristiano con alto número de seguidores, amigo del poder, tampoco se espera que su retiro impacte demasiado grave el partido político de Uribe, que se muestra fuerte.
En el caso de Zuluaga como en el de los Castellanos, Uribe se vio obligado a imponer su disciplina, luego de haber intentado explicar sus razones para evitar esas situaciones de crisis.
Uribe ya puso orden en exigir que sean solo cinco (María del Rosario Guerra, Paloma Valencia, Rafael Nieto, Carlos Holmes Trujillo e Iván Duque) los precandidatos que participen en la contienda por la candidatura presidencial.
Pero a Uribe todavía le quedan dos procesos por resolver en su lucha por reconquistar el poder en 2018: organizar las listas para Congreso en todo el país y mantener a flote la coalición entre su partido y los conservadores que tiene muchas posibilidades de poner mayorías en el Capitolio y llegar a la Casa de Nariño.
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