La polémica por el nombramiento de Concepción Baracaldo como directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) llegó a su fin. Este miércoles al mediodía, el presidente Gustavo Petro anunció que le aceptó la renuncia a la hoy exdirectora, quien llegó al cargo por sugerencia de la primera dama, Verónica Alcocer.
Ahora esta dirección la asumirá Astrid Cáceres, quien viene desempeñándose como subdirectora de la entidad y es profesional en pedagogía y ciencias sociales con maestría en Educación y Desarrollo Comunitario, informó el jefe de Estado en su cuenta de Twitter. Este nombramiento fue aplaudido por varios sectores políticos.
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Pero más allá de la polémica por la salida de la funcionaria, quien en una entrevista en Caracol Radio reconoció: “Verónica Alcocer es la que me llama para ofrecerme el ICBF”, y de quien se cuestionó su falta de experiencia en infancia y adolescencia, esta es la tercera alta funcionaria del gobierno Petro que deja su cargo en menos de dos semanas.
Sin duda, las divisiones en el Gobierno son cada vez más evidentes y esto podría significar más renuncias a medida en que avancen las principales reformas que Petro llevará al Congreso. O, incluso, cuando se intensifiquen los choques por conceptos en el gabinete y en los mismos ministerios.
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La salida de las ‘vices’
La primera en dejar el Ejecutivo fue Belizza Ruiz, exviceministra de Minas, quien desde hace casi un mes presentó su renuncia por diferencias con su jefa, la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez.
Su renuncia fue aceptada por el mandatario el 27 de enero y la exfuncionaria no salió nada bien. Una vez dejó el cargo, cuestionó el manejo poco técnico en esta cartera. Dijo, por ejemplo, que Vélez le mintió al país al utilizar estadísticas erradas sobre las reservas que tiene Colombia de cara a la transición energética.
De un lado están muchos técnicos con mucha experiencia, con una formación verificable, confirmada. El otro es más activista, más petrista
Y este lunes salió del Gobierno Flor Esther Salazar, exviceministra del Trabajo, quien aseveró que en la cúpula de este ministerio se están tomando decisiones “de una manera poco responsable”.
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Estos hechos dejan en evidencia algunas fracturas del Gobierno, que eran un secreto a voces, pero en los últimos días se han hecho evidentes.
Incluso se comenta que a Alejandro Gaviria, ministro de Educación, le habrían pedido la renuncia la semana pasada tras sus cuestionamientos a la reforma de la salud, que se conocieron en un documento que se filtró a la prensa y que había expuesto a sus compañeros en un consejo de ministros.
¿Qué está pasando en el Gobierno? Petro conformó un gabinete diverso que podría clasificarse entre los técnicos y los activistas. En el primer grupo están, por ejemplo, Gaviria; José Antonio Ocampo, de Hacienda, y Cecilia López, de Agricultura. Del segundo hacen parte Vélez; Carolina Corcho, de Salud, y Patricia Ariza, de Cultura.
Si bien la diversidad puede ser un punto a favor y enriquece el debate, en las últimas semanas ha sido un inconveniente en el Ejecutivo.

Concepción Baracaldo, exdirectora del ICBF.
ICBF
Para el analista político Jairo Libreros, docente de la Universidad Externado, es evidente que hay una fractura técnica en el gabinete que tiene consecuencias en las estructuras de los ministerios.
“De un lado están muchos técnicos con mucha experiencia, con una formación verificable, confirmada. El otro es más activista, más petrista”, explicó el académico. Y en parte eso explica las recientes renuncias, pues estas viceministras son conscientes de que “las cosas no están saliendo bien y prefirieron saltar del barco”.
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Su salida, no obstante, no fue en los mejores términos y dejan varias dudas. Incluso, se habla de que a otros viceministros les habrían pedido la renuncia.
Según Libreros, se vienen más renuncias y la hora cero, en sus palabras, podría ser cuando se conozca el articulado de las diferentes reformas, como la de la salud y de los sistemas laboral y pensional, y a medida que vaya avanzando su trámite legislativo.
Con Libreros coincide el estratega político Guillermo Henao, quien considera que la situación puede agravarse. “Dentro de poco, el capital político de algunos ministros empezará a debilitarse cuando tengan que pasar las grandes reformas por el Congreso y deban sentir la presión ciudadana y de los líderes de opinión”.
Los técnicos no estarían dispuestos a asumir el costo político si no hay consensos a la hora de tramitar estos proyectos, que generarán desgaste no solo en el gabinete, sino en los sectores políticos, gremios, academia y ciudadanía en general. De hecho, ya el desgaste comienza a vislumbrarse en la coalición de Gobierno, que tiene reparos con la reforma de la salud.
MATEO GARCÍA
REDACCIÓN POLÍTICA