El cambio drástico de la agenda política del país, producto de las protestas que se iniciaron hace ya 10 días, tiene un primer gran reto: lograr una fórmula de consenso que permita al Gobierno y los líderes del paro avanzar en la búsqueda de un acuerdo.
Hasta ahora ambas partes mantienen su voluntad de dialogar, de hecho ya tuvieron su primera reunión el martes cuando el Comité Nacional del Paro le entregó al presidente Iván Duque un pliego de 13 peticiones, pero las diferencias surgieron cuando el mandatario les pidió mantenerse en la Casa de Nariño para incorporar al encuentro a representantes empresariales.
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Los integrantes del Comité, del que hacen parte voceros de los sindicatos y del movimiento estudiantil, declinaron esa oferta con el argumento de que la discusión a una solución debe ser directamente con ellos y no en el marco de la “conversación nacional”, término con el cual Duque busca involucrar a todos los sectores de la sociedad para hallar una salida a la crisis.
El Gobierno ha dicho que el diálogo con los promotores del paro no puede ser de espaldas al país y que por eso debe darse en el contexto de la conversación con otros actores. Pero los voceros del Comité piden una mesa exclusiva y directa, distinta a las que Duque ha tenido hasta ahora con los alcaldes y gobernadores electos, con miembros del sector educativo y con empresarios.
Desde entonces, el diálogo no avanza y las partes parecen entrar en un pulso de resistencia. Para este miércoles, los líderes de la protesta llamaron a un nuevo paro nacional; y para los días viernes y sábado tienen en la agenda lo que llaman asamblea nacional, en Bogotá.
“El balón está en la cancha de Duque”, dice Nelson Alarcón, presidente de Fecode. “Nosotros fuimos y radicamos nuestras propuestas, él las tiene en sus manos”.
Por su parte, el Presidente, que también ha realizado paneles sobre medio ambiente y lucha contra la corrupción, espera llevar su estrategia de conversación a las regiones esta semana.
Así las cosas, la pregunta que se hace buena parte de los colombianos es hasta cuándo se mantendrán las manifestaciones, las cuales además de generar la necesidad de hacer cambios en las políticas sociales, han sido el escenario de graves problemas de movilidad, vandalismo, millonarias pérdidas económicas –especialmente en el comercio–, lesiones a civiles y policías y casos como el de Dilan Cruz, quien murió tras un disparo de un miembro del Esmad.
La respuesta a esa inquietud es incierta. Pero dependerá en buena parte del ritmo que tomen los diálogos y de cómo evolucione el apoyo de la opinión pública a los organizadores de las marchas, pues en medio de las manifestaciones un sector de la población ya empieza a sentir que estas empiezan a afectar sensiblemente sus bolsillos y sus desplazamientos, como ha pasado en la capital del país, donde centenares de personas han tenido que hacer largas caminatas para regresar a sus casas.
Otro tema que pondrá a prueba el diálogo es el de las peticiones del Comité del Paro. De entrada, hay dos sobre las cuales el Gobierno ha manifestado que no se podrán cumplir: el retiro de la reforma tributaria y el desmonte del Esmad.
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De hecho, en el marco de la reforma tributaria, la administración de Duque anunció, el lunes pasado, temas nuevos con impacto social como la devolución del IVA para los más pobres, un plan de estímulos para que las empresas generen empleo para los jóvenes y la reducción a los pensionados del aporte que hacen a la salud.
Otro tema complejo, que apareció el jueves cuando el Comité hizo un nuevo pronunciamiento, es el relacionado con el de explorar escenarios para retomar diálogos con el Eln. Hasta ahora el Gobierno ha puesto unas condiciones a ese grupo guerrillero para poder retomar los acercamientos, entre ellas, el cese del fuego y la renuncia al secuestro. Algo que ese movimiento no se muestra dispuesto a aceptar.
El problema de este escenario es que la potestad de iniciar o descartar conversaciones con un grupo guerrillero siempre ha sido una competencia del Gobierno, la cual difícilmente podría ser trasladada a otra instancia.
Pero también hay puntos más fáciles para hallar consensos entre Gobierno y voceros del paro.
Uno de ellos es el de la lucha anticorrupción, un tema que Duque ha intentado intensificar con la presentación de un paquete de proyectos de ley, algunos de los cuales han avanzado, pero otros se han ido diluyendo con el paso del tiempo y la baja capacidad de maniobra del Gobierno en el Congreso.
También hay posibilidades de encontrar salidas comunes en temas como el del medio ambiente. En este campo, los líderes del paro piden “la definición de las políticas ambientales, protección de páramos y demás con los representantes de las organizaciones ambientales que se acuerden”.
El cuidado de las reservas biológicas también ha sido una preocupación del Gobierno, pero en un marco en el que no se frene el desarrollo y se evalúen escenarios de minería responsable con el cuidado del medio ambiente.
Más allá de cuál sea el resultado en cualquiera estos temas, lo que está claro es que lo primero por resolver debe ser el modelo del diálogo que contribuirá a resolver la situación que afronta hoy el país.
EL TIEMPO