La antigua propiedad del extinto narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha en el exclusivo sector capitalino de La Cabrera –hoy en poder del Estado– se convertiría en la nueva sede de la embajada china en Colombia.
Para este lunes está previsto el cierre la negociación, tras quedar definidos los detalles de la compraventa con la representación del gobierno del gigante asiático.
Este inmueble insignia en el país, de 5.425 metros cuadrados de terreno y 544,9 metros de área construida, y ubicado en la calle 86 con carrera 12, en varias oportunidades estuvo en subasta sin que se presentaran muchos proponentes, teniendo en cuenta que su precio base hace un año era de 48.000 millones de pesos.
Venta demoradaMás de una década se tardó el Gobierno colombiano para vender uno de los bienes más preciados por su antiguo dueño. De hecho, el Estado tuvo que librar una batalla jurídica para expropiar la casa, objetivo que solo se logró hace 18 años.
Nueve intentos tuvieron que darse antes de que se llegara a una negociación tan avanzada como la que hay ahora, que llevaría a instalar en ese exclusivo sector de la capital a los representantes diplomáticos de una de las economías más pujantes del mundo.
La administración del bien ha estado a cargo de la Central de Inversiones S. A. (Cisa), cuyo presidente, Hernán Pardo Botero, había anunciado hace un mes que se estaba cocinando la operación.
El viernes pasado se conoció que la transacción está prevista en 49.834 millones de pesos, aunque aún se mantienen en reserva los detalles de la negociación y la forma en que los compradores adecuarán la propiedad. Esto, teniendo en cuenta que la vivienda, que fue construida en la década de los 60 por el industrial Víctor Shaio, presenta deterioro debido a que lleva varios años sin uso.
La casa Gacha llegó a ser una de las mansiones más suntuosas de país. Antes del extinto narcotraficante tuvo un par de dueños: los hermanos González D’Costa, que le hicieron mejoras a la arquitectura original, agregando una casa alterna en medio de jardines.
Posteriormente, en los años 80, el inmueble fue comprado por el empresario Luis Eduardo Caicedo, dueño de la marca Lec Lee.
En aquella oportunidad, el comprador habría pagado dos millones de dólares por la singular casa, que se destaca en la zona porque ocupa un extenso espacio, poco común para una sola vivienda en una ciudad en la que hay escasez de terreno para construir.
De manos de la familia Caicedo, la propiedad pasó a Rodríguez Gacha, a través de un testaferro. El precio pagado por el inmueble habrían sido 3 millones de dólares (a precio de hoy sería una cifra cercana a los 9.000 millones de pesos, es decir, ahora se estaría vendiendo por un precio cinco veces mayor al que pagó Gacha).
En junio del 2016 y, de nuevo, en este año, se llevaron a cabo ofertas del inmueble, sin que se llegara a nada concreto.
En abril de este año, la entonces presidenta de Cisa, María del Pilar Carmona, explicó una de las razones por las que había dificultades para vender un predio que despertaba el apetito de los compradores, por su estratégica ubicación. “El POT (Plan de Ordenamiento Territorial) es restrictivo, le otorga un uso dotacional, es decir, allí no se podría construir un proyecto de apartamentos”.
La dificultad con el POT se presentó luego de que el exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro, modificara este plan.
Ahora, la embajada china, que encajaría en las exigencias del POT, por tratarse de una entidad diplomática, promotora de la cultura, será la encargada de darle una nueva cara a la propiedad.
EL TIEMPO
Comentar