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Gobierno

‘Persistiremos en estrechar el cerco diplomático a Maduro’

La canciller Claudia Blum junto al secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo

La canciller Claudia Blum junto al secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo

Foto:Cancillería

La canciller Claudia Blum arranca un año con inmensos retos que definirán el futuro del país.

Armando Neira
En las pocas semanas que lleva en su cargo, la ministra de Relaciones Exteriores, Claudia Blum, ha optado por mantenerse a distancia de las cámaras y los micrófonos. ¿Es bueno o malo?
“Ni lo uno ni lo otro”, dice Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario. “Pero sí llama la atención que un gobierno que se fijó un reto tan ambicioso, como el de ser líder en Latinoamérica, ahora brille por su ausencia, al menos en los medios”, argumenta.
“Claudia Blum tiene las calidades profesionales y personales para ser una excelente canciller”, afirma Rafael Nieto Loaiza, una de las figuras del partido gobernante, Centro Democrático (CD). “Yo creo que ella está en la tarea de definir los lineamientos marco para imprimir su óptica personal en el ministerio”, argumenta él.
Un sello con el que tendrá que enfrentar dos retos que tienen nombre propio: Estados Unidos y Venezuela. En el primer caso, varios analistas consultados por este diario coinciden en afirmar que es casi inevitable la ‘narcotización’ de las relaciones con Washington.
No solo por los inesperados y altisonantes reclamos que posiblemente hará Donald Trump en este campo para el aplauso de su auditorio en su propósito de lograr un segundo mandato, sino por la cruda realidad. Colombia, que logró –entre el 2012 y el 2013– una reducción histórica de los narcocultivos (menos de 50.000 hectáreas de coca), está acosada hoy porque las narcosiembras se multiplicaron en los últimos años hasta superar las 170.000 hectáreas.
En charla con EL TIEMPO, la canciller Blum cree que el temario con ese país es más amplio. Habla con optimismo y conocimiento de causa, pues aun vivió en Nueva York, hasta su nombramiento, durante varios años.
“Nuestra agenda bilateral con los Estados Unidos es muy diversa, y sigue ampliándose”, dice ella. “Venimos trabajando en temas políticos regionales, derechos humanos, comercio, inversión, turismo, fortalecimiento institucional, ciencia, tecnología e innovación”, enumera.

Colombia no puede bajar la guardia en la lucha frontal contra el narcotráfico y sus actividades asociadas

“En diciembre lanzamos la iniciativa América Crece, que busca incrementar la inversión de ese país en infraestructura de transporte, energía, telecomunicaciones y redes digitales, entre otros”, explica.
Frente al narcotráfico, Blum dice que hay una necesidad de mantener una cooperación “por un asunto de interés nacional, pues ese fenómeno y otras economías criminales son el mayor desafío que enfrenta el país y la principal causa de la violencia que afecta a comunidades vulnerables, desmovilizados y a líderes sociales y políticos”.
La analista Laura Gil opina que en este campo Colombia sí cedió terreno y que “lamentablemente” se ha vuelto “a la narcotización de la conversación” con el Tío Sam.
La canciller tiene una explicación. “Colombia no puede bajar la guardia en la lucha frontal contra el narcotráfico y sus actividades asociadas”, asegura. “Por décadas, Estados Unidos ha sido un aliado valioso en esta lucha, y ese apoyo debería mantenerse hasta que logremos erradicar ese crimen de nuestro país”, sentencia.
Pero si la relación con el impredecible Trump inquieta, la situación con Venezuela alarma. El próximo mes se cumple un año desde que el presidente Duque anunció en la frontera, mientras abrazaba a un entusiasta Juan Guaidó, que “a la dictadura de Venezuela le quedan muy pocas horas”.
En ese febrero, Duque quería entrar ayuda humanitaria y había la esperanza de que las fuerzas armadas de Venezuela se le voltearan a Maduro. En la calurosa frontera se veía también a un entusiasta presidente de Chile, Sebastián Piñera.
De allá a acá, la situación ha tenido un cambio brusco para todos los protagonistas de esta historia. Maduro sigue ahí, Guaidó se ha debilitado, Piñera vive atrapado en una protesta social sin fin, el número de militares venezolanos que ha desertado ha sido ínfimo y, en cambio, Colombia ha sufrido el éxodo de ciudadanos que hoy se estima en casi 1’700.000.
Laura Gil cree que con respecto a Caracas, Colombia cometió dos errores. Primero, “haber reducido toda su política exterior a Venezuela” y, segundo, no “haber leído bien la realidad de ese país”.
Para ella, el cerco diplomático propuesto por Duque fue una buena decisión inicial para debilitar a Maduro y “llevarlo a una fase que permitiera una transición democrática”, pero, dice ella, “el radicalismo al negar al chavismo como un estamento vital de la sociedad venezolana” nos dejó sin el pan y sin el queso.

Yo creo que ella está en la tarea de definir los lineamientos marco para imprimir su óptica personal en el ministerio

En esta línea, Nieto Loaiza pide que Colombia “sea más eficaz” en sus “propuestas para preparar una transición democrática en Venezuela” porque hasta ahora “ha sido muy romántica” y el flujo de migrantes sigue en ascenso.
Blum insiste en que este es un propósito en el que no se cederá. “Continuaremos nuestros esfuerzos para contribuir a que el pueblo venezolano recupere su democracia, como primer paso para la superación de su crisis multidimensional y la reconstrucción de su economía”. Pero ¿cómo? “Con los países del Grupo de Lima y en otras instancias multilaterales, persistiremos en estrechar el cerco diplomático al régimen ilegítimo de Maduro y continuaremos respaldando las decisiones de la Asamblea Legislativa, que es el único órgano con legitimidad democrática”, argumenta ella.
Blum informa que el país mantendrá la política de acogida y de atención humanitaria frente al éxodo de personas que huyen de la pobreza, pero eso sí: “Insistiremos ante la comunidad internacional en la necesidad de que su compromiso se materialice en mayores apoyos para atender tanto a los migrantes como a los colombianos retornados y a sus comunidades receptoras”.
En el despacho de la ministra ponen el acento en otros temas distintos a Washington y Caracas. Por ejemplo, la Alianza del Pacífico. “Este mecanismo de integración es clave para nuestra inserción gradual en el Asia-Pacífico, una región cuya importancia geopolítica y económica va en aumento”, dice Blum.
En el segundo semestre de este año, Colombia tendrá la presidencia pro tempore. Por eso, “vamos a adelantar una agenda propositiva que continúe proyectando a este bloque hacia el futuro”, promete.
ARMANDO NEIRA
Editor de Política
Armando Neira
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