Con la renuncia del expresidente Álvaro Uribe a su curul en el Senado, aceptada este mismo martes por la corporación, parecería terminar un ciclo en la vida política del exmandatario: su paso por el Congreso.
Uribe ha sido, sin duda, uno de los congresistas más representativos. Desde el 20 de julio de 1986, cuando llegó por primera vez al Legislativo, hasta ayer, cuando presentó su renuncia.
Su primera etapa en el Congreso fue entre 1986 y 1994, año en el que se retiró para competir por la gobernación de Antioquia. Y el segundo ciclo sucedió entre 2014 y 2020, después de haber sido presidente de la república en dos ocasiones.
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En las últimas elecciones legislativas, en marzo de 2018, el exmandatario fue el congresista más votado de la historia: 875.554 votos, según la Registraduría Nacional.
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La salida de Uribe del Congreso golpea, en primer lugar, a su partido, el Centro Democrático, cuya bancada queda sin su principal orientador en las sesiones del Senado y sin el referente primordial a la hora de marcar las propuesta de su ideario político.
La presencia del exmandatario en el Congreso fue uno de los hechos que más resaltaron, incluso, otras colectividades, las cuales identificaron en Uribe a un congresista que aportaba en los debates y al que siempre se escuchó por el peso de su figura.
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Renuncia al Senado pic.twitter.com/2tWHwd1pz2
— Álvaro Uribe Vélez (@AlvaroUribeVel) August 18, 2020
Las críticas a sus dos administraciones –que eran respondidas por el propio Uribe acudiendo a los apuntes de sus libretas, rigurosamente recogidos– deberán ser contestadas, de ahora en adelante, por sus congresistas.
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Y hasta por los pasillos del Capitolio, cuando regresen las sesiones presenciales, el murmullo que se oía cuando venía el exmandatario será cosa del pasado.
Pocos apuestan porque el exmandatario vuelva a presentarse al Congreso dentro de dos años, cuando, adicionalmente, tendrá 68 años. En su lugar se abren varios interrogantes dentro del Centro Democrático y en la política nacional, los cuales se resolverán en los próximos meses. En ellos, la decisión de la Corte Suprema de Justicia –que lo investiga por supuesta manipulación de testigos– sobre su futuro será clave.
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Todavía no se sabe con claridad cuál será el rol del exmandatario en las campañas, al Congreso y a la Presidencia, del 2022, aunque analistas consultados por este diario dan por hecho que seguirá tirando línea.
La dificultad para el Centro Democrático será ahora también mantener las votaciones que ha tenido en sus dos participaciones en elecciones legislativas y que ha superado los dos millones de votos.
Con la salida de Uribe del Congreso parece abrirse paso la aparición en la escena política de su primogénito, Tomás Uribe, quien, según lo ha publicado EL TIEMPO, ya coordina el comité político que se creó en el partido para la crisis por la situación de Uribe.
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