Carlos Felipe Córdoba Larrarte, un pereirano de 38 años, sin militancia marcada en ningún partido político, fue elegido Contralor General de la República por 203 votos del Congreso pleno. Una mayoría absoluta en la que participaron inclusive sectores de la oposición.
Córdoba es el primer contralor tras el cambio de reglas, ya que hasta 2014 este funcionario se elegía a partir de una terna presentada por las altas cortes.
En sus primeras declaraciones ante los congresistas, Córdoba, quien lucía cansado, se declaró un “provinciano, un montañero” dispuesto a enfrentar “viejos problemas con nuevas fórmulas” y a convertirse en un “obstáculo para los malintencionados” con los recursos públicos.
La elección de Córdoba, que salió como se advertía los últimos días, dejó varias reflexiones.
Se rompió definitivamente con la tradición de que el Presidente era quien ponía el contralor. O por lo menos su elección no se podía hacer por fuera de su línea impartida.
El presidente Iván Duque dijo en varias oportunidades que no intervendría, que no quería un “contralor de bolsillo”, y cumplió. Nadie en el Congreso ni en los partidos ha levantado la voz para decir que recibió instrucciones de la Casa de Nariño sobre cómo votar en esta oportunidad.
“Es el triunfo de la independencia del Congreso”, celebró Roy Barreras, de ‘la U’.
En la misma línea se expresó el senador conservador David Barguil: “Un asunto importante es que el presidente Duque cumplió su palabra. No se metió como sí lo han hecho los demás presidentes”.
“Ojalá el Congreso, como creemos algunos, recupere un margen de autonomía con esta decisión”, dijo Antonio Sanguino, de los verdes.
Otro hecho para subrayar es la juventud de Córdoba. Parece estar a tono con la del presidente Duque, y la que al parece podría volverse una tendencia de rostros jóvenes llegando a los puestos de liderazgo de la administración pública.
Al no intervenir el presidente Duque en esta elección, el Congreso recupera parte de su autonomía.
Pero, a la vez, hay que resaltar que Córdoba logró el respaldo de casi todos los partidos con asiento en el Congreso. Por él votaron los liberales, los conservadores, ‘la U’ y Cambio Radical, según lo anunciaron de manera expresa. Pero también obtuvo unos votos del Centro Democrático y de sectores de la oposición.
De hecho, en su discurso, el nuevo contralor agradeció con nombres y apellidos los apoyos de los expresidentes César Gaviria (liberal), Andrés Pastrana (conservador) y Álvaro Uribe (Centro Democrático), y de Germán Vargas, jefe de Cambio Radical.
El uribismo tampoco tuvo un papel protagónico esta vez. En principio tenía como uno de sus candidatos fuertes a José Felix Lafaurie, pero no logró su elección.
El propio senador Uribe se jugó a fondo para tratar de convencer a otros partidos de que consideraran a Lafaurie, pero no lo consiguió.
Al final, la bancada uribista en el Congreso quedó en libertad para votar, y la mayoría lo hizo por Córdoba. Lafaurie solo obtuvo 12 votos, 3 en Senado y 9 en Cámara.
Uribe ni siquiera pudo votar porque se declaró impedido para participar en el proceso y se salió del recinto. Su impedimento se explicaba, según hizo saber, porque fue jefe de la mayoría de los aspirantes al cargo.
Además, muchos aseguran que Córdoba militó en algún momento en el uribismo y goza del reconocimiento de Uribe.
La oposición tampoco pudo votar monolíticamente por un candidato.
En la discusión que Alianza Verde (partido opositor) tuvo en la mañana, algunos propusieron a Julio César Cárdenas y otros, a Córdoba. No hubo un consenso, pero igualmente emitieron un comunicado en favor de Cárdenas. Y en la reunión de todas las bancadas de oposición, unas horas más tarde, afloró la misma discusión.
Al final Cárdenas fue el segundo candidato con más votos: 31 apoyos en Cámara y Senado.
El nuevo Contralor General, quien asumirá en pocos días, dijo que no se va a quedar sentado en su puesto de Bogotá, sino que va a recorrer el país, a hablar con la gente. Prometió modernizar el organismo fiscalizador y hacerlo más eficaz.
Y dio las primeras puntadas de lo que será su gestión. Pidió al Gobierno que expida el reglamento de los pliegos tipo para comenzar a hacerles la vida más difícil a los corruptos y combatirlos a “puño cerrado”. También habló de hacer ajuste a contratos interadministrativos, por donde se va mucho dinero público a los bolsillo de los asaltantes del fisco.
También enfocó sus primeras acciones contra los proponentes “suicidas” que plantean precios muy bajos para ganarse las licitaciones, pero luego obligan a ajustar los montos.
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