Lina Leal quiere mostrar otra forma de contar el dolor de las mujeres que han sido víctimas de algún tipo de violencia. El cantar de los pájaros y las mándalas que se proyectan y escuchan a lo largo de la exposición, esconden los relatos de quienes han sobrevivido al dolor.
En Colombia, el año pasado cerca de 22.304 mujeres fueron violentadas sexualmente, según las cifras de Medicina Legal. En lo que va corrido del año, se han practicado cerca de 5.193 exámenes por presunto abuso sexual y los números incrementan con el paso de los meses. La violencia contra las mujeres -y no solo la sexual-, es una de las problemáticas que menos atención estatal tiene.
Por eso, Lina Leal, una artista plástica bogotana, ha querido centrar su trabajo en la violencia de género. ‘Más claro no canta’ es la exposición que inauguró el pasado 15 de mayo en el Museo Santa Clara. Esta muestra artística, tiene como centro el cantar de las aves y las mándalas que esconden los testimonios de niñas y mujeres víctimas de algún tipo de violencia.
Su exposición está inspirada en el mito griego del “Rey Midas y sus orejas de burro” pero también, en la naturalización de una sociedad acostumbrada a escuchar sobre terror, dolor y barbarie.
“El recoger 230 testimonios y ver que no habían llegado a ningún lugar me hizo entender que se volvían parte del paisaje en el que estaba”, explicó Lina durante la conversación que sostuvo con Jineth Bedoya, subeditora del periódico EL TIEMPO, para el podcast de No Es Hora De Callar.
La intención de Lina fue la de encontrar otra forma de contar la historia para que así, aquellos que estaban acostumbrados a oír, buscaran el detrás de cada canto o trinar de pájaro que se puede disfrutar a lo largo de la exposición.
“Cogí los cantos de acuerdo a la situación que vivía cada persona y lo hice de acuerdo a la frecuencia sonora; hice un nuevo lenguaje respetando esa frecuencia y respetando la emoción de la persona y del pájaro”, aclara.
Así fue como ella le dio voz y lo transformó en algo que no solo se podía escuchar sino que también se podía ver. Los mándalas que le dan la bienvenida a los asistentes de la exposición, son una traducción del dolor de las víctimas que han sido silenciadas por otros testimonios u otras realidades igual de fuertes. Pero, que tal como lo dice Lina, son sonidos sordos, que ya no tocan a la sociedad en general.
Los invitamos a escuchar el podcast de esta semana de #NoEsHoraDeCallar.
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