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Degeneradas

El machismo no hizo que Serena Williams perdiera el US Open

(I-D) Naomi Osaka, ganadora del US Open 2018, es abrazada por Serena Williams.

(I-D) Naomi Osaka, ganadora del US Open 2018, es abrazada por Serena Williams.

Foto:AFP

Ella es un ícono feminista y de lucha igualitaria, pero ¿tiene razón con lo que pasó en la final?

Cindy Morales
Serena Williams es un ícono mundial. Es ídolo del tenis femenino. Es la mejor tenista de todos los tiempos, no la mejor tenista mujer, la mejor entre todos los tenistas del mundo. Pero por sobre todo, siempre ha sido una férrea defensora de la igualdad y del feminismo.
Ella ha llevado luchas durante años tratando de exterminar el racismo, el machismo y la desigualdad presentes en el tenis –como en casi todos los deportes-. Por ejemplo, durante 13 años no jugó el Master de Indian Wells debido a unos ataques, hacia ella y hacia su hermana, que ambas tildaron de racistas. Este torneo es uno de los más importantes de Estados Unidos y se debe pagar una multa si no lo juegas.
"Ha sido difícil para mí olvidar las horas que pasé llorando en el vestuario de Indian Wells después de ganar en 2001. Mientras conducía de vuelta a Los Ángeles, tenía la sensación como si hubiera perdido el partido más importante de mi vida, no un simple juego de tenis, sino una pelea más importante por la igualdad", reveló Williams en su momento en una entrevista para la revista Times.
Sin embargo, este fin de semana, la tenista estadounidense fue blanco de duras críticas en uno de los partidos más importantes de su carrera. Ella buscaba dejar otro hito en la historia con la final del abierto de Estados Unidos o US Open, y que de haberla ganada le hubiera dado un total de 24 victorias de grand slam, igualando a la otra leyenda del tenis Margaret Court.
Serena perdió, pero los titulares se centraron en la manera en que ella se enfrentó al juez que arbitró esa final y a quien tildó de machista, mentiroso y hasta ladrón.

Si un hombre hace trampa es un crack, pero si ella lo hace es una tramposa y punto. Si él se enoja es un hombre con carácter, pero si ello lo hace es una histérica, temperamental o está sensible

La sanción de un punto con la que fue castigada Williams en la recta final del segundo set fue el desencadenante de una reacción antideportiva de la exnúmero uno ante el juez de silla Carlos Ramos.
El juez le dio tres advertencias. Una porque, al parecer, su entrenador le estaba dando instrucciones desde la tribuna, otra por romper intencionalmente su raqueta y otra más por agresión verbal.
Nunca, nunca estarás en otro partido mío mientras vivas", amenazó Williams. "Tú eres el mentiroso. ¿Cuándo me ofrecerás disculpa? ¡Dilo! Di que lo sientes. Entonces no me hables ¿Cómo te atreves a insinuar que estaba haciendo trampa? ... Eres un ladrón, también".
Luego, la tenista afirmo que no era justo lo que estaba pasando, que a ella le ha pasado esto “demasiadas veces”, que la amonestaba porque era mujer y que había muchos hombres que decían y hacían cosas y que a ellos “nunca les hubiera pasado esto”.
¿Qué tiene que ver todo esto con este podcast? Todo.
Lo primero es no desconocer el tremendo sexismo al que son expuestas las mujeres en el deporte y quizás un poco más en el tenis. El deporte blanco, como suelen llamarle, se ha ganado a pulso la referencia negativa que lleva implícito ese alias. Es muy blanco, muy hetero, muy patriarcal.
Lo vemos en el despliegue mediático de los torneos masculinos, los patrocinios, la forma de operación de los juegos de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) y de la WTA (Asociación de Tenistas Mujeres). Se ve también en la inequidad salarial, en la explotación de los cuerpos femeninos, incluso en los atuendos deportivos que deben lucir unos y otros.
Serena y su hermana Venus, no han estado exentas de esto y han tenido que luchar desde muy jóvenes por la presión racial y de género y eso nadie se los puede quitar.
Así que, aun reconociendo todo el machismo que existe en el tenis y las malas prácticas que ha tenido por años en contra de las mujeres incluyendo a las hermanas Williams, no se puede convertir el feminismo en una excusa sobre una mala conducta deportiva.
Eso no solo debilita el discurso que por años las mujeres han ido llevando sino que lo convierte en algo que no es y en un blanco fácil del patriarcado.
Si una mujer comete una infracción vial o un delito o no cumple las normas de un establecimiento, por dar un ejemplo, y recibe una amonestación o castigo por parte de un hombre, no podría ser considerado machismo, a menos que sistemáticamente haya una dominio hacia una o varias mujeres o que se haga con un trato violento o humillante.
Serena ha roto el techo de cristal que les han impuesto por años a los tenistas y lo ha hecho con creces. Superó todo y ganó todo. Y su punto sobre si el entrenador estaba o no haciéndole señas es muy válido y pone sobre la mesa una discusión tardía: la del doble rasero con el que se mide los comportamientos y actitudes de hombres y mujeres en una cancha.
Si él hace trampa es un crack, pero si ella lo hace es una tramposa y punto. Si él se enoja es un hombre con carácter, pero si ello lo hace es una histérica, temperamental o está sensible -como muchos lo aseguraron de Serena porque acaba de ser madre-. Claro, no se espera que las mujeres hablen duro. “Calladitas se ven más bonitas”, han dicho por años.
Y Serena no se queda callada. Siempre batalla contra los estándares que le impiden seguir, pero este movimiento también se trata de honestidad. Y, aun cuando el juez haya tenido demasiada rigurosidad en sus decisiones, especialmente en la primera, Serena rompió la raqueta y lo insultó.
Pero también tuvo la gallardía para pedir que no abuchearan más a su rival y ganadora Naomi Osaka, y para reconocer que había sido superior a ella. Y puso, una vez más en la agenda, la necesidad de que el tenis tenga una actualización de sus reglas y de que SIEMPRE sean para TODOS.
Serena, el feminismo te debe mucho y te sigue necesitando.
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Este podcast fue coordinado por Cindy Morales, subeditora de EL TIEMPO.COM, quien lo conduce con Diana Hernández, redactora de la sección de Opinión de EL TIEMPO. 
Si usted quiere que tratemos algún tema especial, escríbanos a cinmor@eltiempo.com o diaher@eltiempo.com 
Para escuchar y descargar este y otros episodios del podcast usted puede ingresar el día y la hora que quiera a http://www.eltiempo.com/podcast/degeneradas o en la plataforma Spreaker. También nos puede encontrar en Spotify y Apple podcast. 
Además, puede comentar los episodios en redes sociales con el hashtag #Degeneradas.
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