Vuelve el arte

Vuelve a la ciudad, desde hoy hasta el domingo, la Feria Internacional de Arte de Bogotá: ArtBo. Participan 75 galerías de 18 países del mundo. Y es claro que el evento, un programa de la Cámara de Comercio de Bogotá, sigue siendo un puente fundamental entre los artistas contemporáneos y los espectadores colombianos, y un recordatorio, de paso, de que muchas personas siguen acudiendo a las artes como un valor que nadie puede arrebatarles.

ArtBo es un escenario comercial y una plataforma cultural, por supuesto, pero asimismo cuenta –y eso la diferencia de las principales ferias mundiales– con una programación académica que busca darle herramientas al público a la hora de enfrentarse con lo que está haciéndose hoy en el terreno artístico.

ArtBo, que es reconocida como una de las grandes ferias de arte de América Latina, no ha parado de crecer en los trece años en los que se ha llevado a cabo. Allí hacen presencia curadores de primer orden, artistas de todas las edades –del mundo entero–, que están buscando a su público, y periodistas culturales conscientes de que la idea es seguir convirtiendo el arte colombiano en un arte del mundo; seguir sensibilizando a un país que está redescubriendo las historias y las voces de los otros.

Bogotá ha sabido convertir la semana final de octubre en la gran semana del arte en el país. Como es sabido, a ArtBo se han sumado tres eventos más con sus propias personalidades y sus propias apuestas que engrandecen la temporada y avivan las discusiones: Odeón, la feria alternativa que empezó en 2011, sigue proponiendo un diálogo entre el arte nuevo y el edificio que fue el gran cinema de los años 40 y el teatro del TPB en los 70; la famosa Feria del Millón, que desde hace cinco años da a los artistas emergentes la oportunidad de exhibir obras que cuestan cerca de un millón de pesos, crece con cada edición, y Barcú, en las casonas de La Candelaria, llega a su cuarta edición con su vocación de ser un festival de viejos callejones.
Y la conclusión es que hay un país creativo, vital, crítico, que sigue dándole forma a su experiencia a pesar de todo.

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